Cuando tu avión se estrella y tu hijo ha desaparecido, puedes esperar que toque sobrevivir, pero hacerlo en una península rodeado de caníbales y criaturas peores es, cuanto menos, mala suerte. Te contamos las claves de esta supervivencia en nuestro análisis de The Forest.
No hay ningún problema en que un juego como The Forest se tome su tiempo para terminar su desarrollo. Han sido unos cuantos años, no en vano. Su versión de Acceso Anticipado, de hecho, sirvió para inaugurar los gameplays comentados que 3DJuegos en su momento y podríamos decir que ha llovido bastante desde entonces. Pero Endnight ha sabido llevar muy bien todos estos años, hasta el punto de que habrá dos tipos de jugadores: los que lleguen ahora a la experiencia y los que estuvieron ahí en cada actualización, creando casi un metajuego para descubrir qué traía consigo cada nueva parche.
Esto se ha llevado hasta las últimas consecuencias, así que si eres de aquellos que llegaron a su final, será mejor que vuelvas a repasar las últimas partes de la aventura, pues el estudio ha añadido un buen puñado de material que hará las delicias de los creadores de teorías y también de los que busquen un poco de lategame en el juego. Pero será mejor que retroceda al principio. The Forest siempre me fascinó por ir más allá de las mecánicas de supervivencia y crafteo que ya estábamos viendo por aquél entonces en juegos como Rust. Aunque trataba sus mecánicas correctamente, el verdadero protagonista de la experiencia eran los caníbales y su extraña inteligencia artificial. Mis primeros encuentros con estas criaturas eran desconcertantes. A veces rondaban el campamento y otras salían despavoridos. Se quedaban mirando sin saber si atacar o no y otras eran completamente letales.
Ser capturado por ellos era más terrorífico aún, al subvertir el aparentemente tranquilo y extenso bosque por unas oscuras cuevas llenas de estos monstruos humanos y, claro está, criaturas peores. Pero en ocasiones era la única forma de lograr rápidamente a algunos objetos clave y orientarte por toda la península que completa el mapa que ofrece The Forest. Estos momentos son algunos que se quedan grabados en la mente por mucho tiempo, pues basta una decisión incorrecta a la hora de tomar uno de los sinuosos túneles para terminar más perdido aún y rodeado inexorablemente por el enemigo.
Los caníbales no eran lo único que me desconcertó en las primeras partidas. A veces, The Forest parece ser un survival más tradicional, en el que construir más un fortín que una base. Y aunque algunas construcciones nos ayudarán a mantener a raya a los caníbales, lo cierto es que los objetos que debemos conseguir para progresar en la historia no necesitan de tanta construcción, mientras que la opción de guardar partida, en el modo normal de la historia, juega en contra de la necesidad de construir refugios muy seguros.
Es en este momento donde noto más los años que han pasado desde que se empezó a plantear este survival, pues juegos como Subnautica han logrado integrar la exploración y las bases de forma magistral], siendo casi un requisito obligatorio. Mientras que las bases y construcciones de Subnautica, por ejemplo, estaban planteadas para facilitar las herramientas, acelerar los tiempos y descender cada vez más a las profundidades, en The Forest pocas de sus construcciones ayudan realmente a progresar en su historia, sino que se centran más en aguantar las oleadas de caníbales, cada vez más duras, y distraerte de tu objetivo principal. Aquí, como han demostrado algunos speedrunners, llegar al final de la historia puede ser bastante rápido si te lo propones.
Una historia que la primera vez que jugué me pareció muy simple, centrada únicamente en cumplir, hasta que vas progresando en la aventura y te das cuenta de todo lo que que el sistema de cuevas es capaz de ocultar. Viajando en un avión con nuestro hijo, tendremos un accidente al que sobrevivimos por poco, sólo para ver cómo un misterioso hombre nos lo arrebata. El objetivo es claro, pero el camino no será fácil. Tendremos que hacer acopio de todas nuestras habilidades de supervivencia, explorar a fondo la misteriosa península y, sobre todo, el misterioso sumidero que parece ser la clave de todo. Claro que llegar hasta lo más profundo no será fácil (bueno, con algún que otro truco sí).
El Bosque 1.0
Las múltiples actualizaciones que Endnight ha ido liberando han transformado un juego atractivo en un juego gráficamente muy sólido y completo, lleno de nuevos efectos lumínicos y más detalles que nunca. Cuando me adentré en las cuevas tras el lanzamiento oficial me sorprendió ver todo el trabajo que había puesto el estudio a la hora de mejorar la orografía y sobre todo los nuevos materiales, mientras que los reflejos de todas las superficies y la luz ambiental que cubre todo el bosque ha sido modificada dando un aspecto mucho más realista a todo el conjunto.
Pese a estar ya en su versión 1.0, los bugs siguen estando presentes. Se han reducido bastante, eso sí, pero sigue siendo sorprendente lo difícil que pueden resultar algunas acciones básicas. Cuando volví a la tarea de cortar los primeros árboles noté que la detección del hacha sigue fallando en ocasiones, y las colisiones con los caníbales siguen siendo dudosas cuanto menos en algunos momentos. Para los más novatos, y pese a estar ya en su versión de lanzamiento, el juego fuerza la omisión de tutoriales para conseguir ese "momento eureka", pero reconozco que en alguna ocasión puede llegar a frustrar el hecho de jugar a adivinar qué tecla hay que usar exactamente en cada situación.
Sus modos son lo suficientemente variados como para proporcionar una buena experiencia a todo tipo de jugadores. Aunque la historia se centra en la experiencia para un jugador, los que quieran explorar este siniestro bosque en compañía de tres amigos pueden hacerlo y resulta muy divertido. Aunque claro, más fácil. Además de sus modos de dificultar dura y extrema, existe un curioso modo Pacífico, que nos permite explorar todo el juego sin la presencia de los caníbales. Quita toda la gracia al asunto, pero puede ser una buena opción si la tensión es demasiado para ti y aun así quieres disfrutar de la historia.
Los modos de The Forest son lo suficientemente variados como para proporcionar una buena experiencia a todo tipo de jugadores
Con todo, volver a The Forest me ha recordado lo mucho que es capaz de ofrecer este género. Me es difícil valorar ahora el conjunto de toda la experiencia, porque muchas de sus sensaciones más impactantes las tuve hace ya tantos años. Pero cuentan, claro que cuentan, y se mantienen tan frescas hoy como antaño. Sigue adoleciendo de lo mismo que sus hermanos, pues siempre hay un momento donde la supervivencia se vuelve demasiado repetitiva hasta lograr enderezar la aventura, y es en ese momento cuando este tipo de juegos tienen ya poco que ofrecer y debemos llegar al cierre. En el caso de The Forest es más flagrante pues la exploración parece quedar relegada a un segundo plano cuando las hordas de caníbales se vuelven más violentas y todo se convierte en una defensa de tu base cada vez más extrema. Aun así, el juego comienza y resuelve con elegancia y con una historia que explota en su compás final y te mantiene siempre pendiente de un hilo. Como muchos survival se han enfocado en la experiencia multijugador, The Forest se mantiene todavía fresco, incluso con todo el tiempo que ha estado en desarrollo, pero al igual que otros géneros como los roguelites, no puedo evitar tener la sensación de que la mecha se quema y es hora de que este tipo de experiencias, más que mutar, evolucione. Mientras tanto, lo que ha conseguido Endnight es un muy buen exponente de lo que puedes pedir al género para un jugador.
The Forest ha sabido mezclar las mecánicas de crafteo y supervivencia e ir a lo largo de sus cuatro años pulir la experiencia hasta crear un producto más que atractivo. Por el paso del tiempo, el desafío es menos original que antaño, pero Endnight ha sabido mantenerse a flote, pulir gráficos y errores, así como añadir alguna que otra sorpresa a los primeros jugadores.
- La tensión de estar en un entorno cada vez más hostil.
- La historia, escasa al principio, da un buen repunte en sus compases finales.
- Sistema de crafteo y construcción sólido.
- Como muchos survival, la segunda mitad antes de la parte final se hace algo repetitiva.
- Las mecánicas de supervivencia (hambre, sed) son poco relevantes.
