El género del crafting y la supervivencia sigue dando sus frutos, esta vez con una aproximación al terror, donde tendremos que superar no sólo a las necesidades primarias, sino a una horda de seres que no dudarán en incluirnos en sus planes para la cena.
La primera vez que nos pusimos a los mandos de The Forest no duramos más de un día con vida, pero dio suficiente tiempo para constatar que este título tiene algo especial. Y no es fácil; ya no se pueden contar con los dedos los títulos que usan mecánicas de crafteo para sobrevivir. Minecraft y DayZ son los casos más reconocibles, pero mes tras mes son otros juegos los que pretenden (y muchas veces sin éxito) hacerles pasar el testigo.
The Forest es uno de los que más posibilidades tienen de triunfar, gracias a inclinar un poco más vertiente de supervivencia hacia el survival horror, con herramientas propias para ello. De momento, lo hace a costa de dejarnos completamente solos en su mundo, sin la interacción de otros jugadores que corten la tensión de estar totalmente perdidos en medio del bosque.
Confía en tu instinto
Pero, ¿qué es exactamente The Forest? Un nuevo Early Access donde podemos probar la comida antes de que esté cocinada. Aun en su estado de Alpha temprana, la obra Endnight Games ya demuestra un apartado gráfico solvente y unas bases jugables con muchas posibilidades. Con la simple premisa de ser víctima de un accidente de avión, junto a otros hechos que preferimos no citar, terminaremos perdidos en un bosque, en una zona distinta a la anterior partida cada vez que comencemos de nuevo, algo que puede suceder a menudo si morimos o tenemos algún bug que nos obligue a ello.
The Forest no espera a que te acomodes a él. Tras unos minutos forrándote a objetos de las maletas del avión te encontrarás de golpe con uno de estos extraños indígenas. El primer encuentro marca al jugador, porque estamos acostrumbrados a que un enemigo venga a atacarnos sin pensar. Aquí ocurre algo distinto. Notas que vacila, que a veces se acerca y otras se aleja corriendo, parece vacilar si no te mueves y no atacas y otras veces parece que eso le da ánimos de hacerlo él. El juego logra captar ese tenso momento en que, quizá por falta de comunicación, vas a terminar siendo enemigo de esta tribu, y donde más que demostrar a palos tu valía vas a tener que marcar tu territorio y protegerlo ferozmente.
A partir de aquí, las posibilidades no hacen más que abrirse ante ti. El juego intenta guiarte sutilmente a través de un manual de supervivencia, donde te indica unos sencillos pasos sobre qué cosas construir primero y para qué pueden ayudarte. Pero como todos estos juegos, donde la aventura se va generando a medida que necesitas ajustarte a las circunstancias, al final vas aprendiendo las cosas por las malas. Aprendes que es mejor no matar a un caníbal si hay otros delante porque se volverán más agresivos. Aprendes que el fuego les asusta. Aprendes que la única posibilidad de guardar la partida es construyendo un refugio y que para ello vas a necesitar de mucha, muchísima madera. Y conseguirla es lento y ruidoso.
Esta es la grandeza de The Forest. Todo ocurre naturalmente. Casi por instinto irás a la playa porque lo considerarás un buen refugio, ya que los caníbales no te persiguen si nadas, pero luego irás adentrándote en el bosque porque es fácil perderlos y tienes recursos como comida, madera y otros objetos caídos del avión a tu disposición. Por arte de imitación, empiezas a entender que esos extraños tótems compuestos por partes cortadas de otros caníbales son la forma de decir "este es mi territorio". Y poco a poco esa dificultad inversa va dando lugar a una dificultad, simplemente, desafiante, donde conoces las reglas del juego, siempre que te muevas por una zona explorada. Siempre que no te capturen.
Aquí, morir es tener una segunda oportunidad. Una especie de método sacado de la saga Souls, donde si te derriban, te llevan a lo más oscuro de las profundidades de la tierra. Dónde las inspiraciones pasan de Holocausto Caníbal a The Descent, para intentar abrirte paso por siniestras grutas con la única luz de tu mechero y, si tienes suerte, de una linterna para alumbrar tu camino. Si los propios caníbales no te asustaban, a lo mejor sí lo hacen algunas extrañas y horrorosas criaturas que se esconden en los rincones más oscuros, donde la mejor idea es ir hacia arriba, hacia arriba, hasta que por pura suerte, logres vislumbrar la luz al final del túnel. Y escapar de ahí, con hambre, con frío y con sueño, para volver a intentar sobrevivir.
No hemos revelado ni un cuarto de las cosas que encontrarás en The Forest, de las estrategias que puedes utilizar, de las situaciones a las que te enfrentas en este juego, que cuesta imaginarse todo lo que contendrá el título cuando los bugs y los cuelgues no se metan de por medio. Juegos como este demuestran que el género puede estar poblándose rápidamente, sí, pero que sólo se ha rascado la superficie.
Es posible que eches de menos el multijugador, que pienses que es mejor recorrer los bosques con ayuda de un amigo o con amenazas constantes de otros jugadores. Pero en esa ausencia, en esa calma y esa tensión de ser tú sólo contra la máquina, es donde radica el buen hacer de este título tan sorprendente. Con todo, la idea de un cooperativo está planteada para el futuro, y si se restringe para que la experiencia siga siendo muy personal pensamos que puede funcionar, al igual que la compatibilidad con Oculus Rift que tendrá la versión final del juego.
The Forest es de esas ideas que aunque ya no suenen a originales y novedosas sigue siendo impactante. Es necesario entender que su condición de Early Access la hace únicamente válida para aquellos que quieran probar una porción y no esperen un título perfectamente pulido, ya que obliga a empezar la partida de nuevo en muchas ocasiones por errores con los archivos de guardado u otros más esperpénticos como ponerse a nadar en el aire. Pero si tienes ganas de originalidad y no puedes esperar a su versión final, puedes hincarle el diente. No dudes de que los habitantes de este peligroso bosque harán lo mismo contigo.