Análisis de The Division. Nueva York, Caos, Acción táctica y tu equipo

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Polémica, ventas millonarias, capacidad adictiva… El videojuego de Ubisoft Massive lo ha tenido todo y ahora, tras pasar suficiente tiempo con él, podemos ofrecerte por fin su análisis. Mundo abierto, shooter, rol… Ya sea en solitario o sobre todo acompañado, especialmente con amigos claro, The Division es un videojuego que ningún fan de los shooters se puede perder.

Su lanzamiento se ha convertido en uno de los acontecimientos más relevantes del primer semestre del 2016, y unos días después de su llegada a las tiendas parece que ya las ventas respaldan su propuesta con un récord, y unos datos con los que en Ubisoft aseguran estar muy contentos. Eso nos demuestra muy claramente que la expectación que ha rodeado al videojuego de la compañía gala ha sido desproporcionada desde que se anunciara hace ya algún tiempo en un ya imborrable E3 en el que puso de manifiesto todo su poderío gráfico y jugable. Desde entonces han pasado muchas cosas, algún que otro retraso, varias betas de lo más populoso y, por supuesto, las inagotables críticas por un descenso de calidad gráfica con respecto a lo inicialmente mostrado que parecen poco menos que innegociables para cualquier videojuego famoso de los últimos tiempos.

Pero, ¿y lo que tenemos entre manos? The Division es un shooter-RPG de mundo abierto con especial énfasis en la faceta on-line y con un adictivo sistema de progresión y botín, que hace que estemos pegados a la pantalla durante horas casi sin que nos demos cuenta. Esos son los principales puntales de una propuesta firmada por Ubisoft Massive, creadores de títulos de estrategia del pasado tan importantes como World in Conflict o Ground Control, un estudio que tras labrarse un nombre con letras de oro en el género de la estrategia en tiempo real se atreve ahora con algo tan distinto como un título de acción en tercera persona como el que nos ocupa. Y, ¿sabes qué? Que el experimento ha salido realmente bien.


El Enemigo en tu Propia Casa

Un ataque biológico. Esa es la causa de todo lo que vamos a sufrir en The Division. Entrar en los detalles de por qué sucede sería un tanto absurdo, no sólo porque Ubisoft ya ha dado muchas pinceladas de ello a través de la fase promocional del videojuego, sino también porque todo se presenta en los primeros minutos con unos vídeos muy interesantes y explicativos. El caso es que la ciudad de Nueva York ha quedado aislada y poco menos que desértica, con sólo un puñado de supervivientes que tratan de subsistir como buenamente pueden en este entorno tan terrible. Algunos de los que pululan por sus calles lo hacen de forma inofensiva, rapiñando lo que pueden en supermercados o incluso en los cadáveres… Otros son mucho más peligrosos y se enmarcan en distintas organizaciones paramilitares a las que debemos combatir para recuperar poco a poco el control sobre la ciudad. En el videojuego no somos un superhéroe, y los vídeos e incluso la sensación general se encargan de recordárnoslo con mucho acierto de forma reiterada, así que somos únicamente un miembro más de esta división que se ocupa de ayudar.

La ambientación del título es fantástica, cuesta muy mucho no sentirse dentro de la Nueva York de The Division.
La ambientación del título es fantástica, cuesta muy mucho no sentirse dentro de la Nueva York de The Division.


¿Y cómo lo hacemos? Pues como intuyes lo primero es cumpliendo misiones que, casi siempre, tienen que ver con una reparación de alguna parte del escenario que no funciona, con el rescate de algún miembro importante de los civiles que pueda ayudarnos a recuperar la normalidad o, sencillamente, con la limpieza de alguna posición ocupada por las peligrosas bandas que campan a sus anchas por la Gran Manzana. Todo esto está muy bien, y con los cambios que vamos observando a nuestro alrededor y viendo que la ciudad va poco a poco recobrando su pulso con lo que hacemos ya tenemos una recompensa enorme que, ciertamente, satisfará a quienes se meten de lleno en las historias de los videojuegos. Sin embargo hay otra vertiente más tangible para los menos altruistas, y es el hecho de que todo esto se traduce en mejoras para nosotros mismos. Mucho de lo que podemos hacer en el universo de The Division se divide en las disciplinas de medicina, tecnología y seguridad y, en función de por cuál de ellas nos inclinemos, dispondremos de unas mejoras u otras.

Nueva York, Caos, Acción táctica y tu equipo


Hay un gran esfuerzo por sumergirnos en la narrativa, no hay nada demasiado memorable en la historia pero las cinemáticas son muy llamativas.
Hay un gran esfuerzo por sumergirnos en la narrativa, no hay nada demasiado memorable en la historia pero las cinemáticas son muy llamativas.


Más adelante ahondaremos en todo ello, no obstante ya te podemos adelantar que es uno de los principales motivos para seguir pegados a la pantalla durante el tiempo que The Division dure instalado en nuestro PC o videoconsola… Tiempo que será amplio, desde luego. A eso contribuye también el hecho de que el título trae consigo muchos contenidos, y aunque si bien no todos están a la misma altura en cuanto a interés como es lógico en una producción tan vasta, la verdad es que el conjunto funciona como un buen combustible para que le dediquemos muchas horas. Las misiones principales y todo lo que ofrece la obra está liberado desde el principio para que podamos escoger el orden de nuestros progresos tal y como lo deseemos, pero estamos lógicamente constreñidos por los niveles de experiencia recomendados para cada zona. Cuando pisamos un nuevo barrio enseguida recibimos una notificación de la horquilla que se recomienda para esa área, y eso supone que podemos aventurarnos siempre que el espacio por alto sea razonable, ya que si abusamos los enemigos directamente llevarán una poco sutil calavera sobre la cabeza como marca de que serán capaces de borrarnos del mapa con un solo disparo.

Es fácil entrar, pero es muy difícil salir de esta Nueva York virtual

Hay que recordar que esto es un shooter-RPG, lo que significa que no se rige por los patrones estándares de la acción. ¿Qué supone esto? Que un disparo a la cabeza de un enemigo no se traduce en que éste caiga fulminado al instante como en un juego de tiros normal y corriente, sino sencillamente que ahí maximizamos el daño que podemos causar. Eso es algo que ha llamado la atención de mucha gente que desconocía el propósito del título y que hay que explicar para dejar meridianamente claro. Esto supone que es más importante llevar a cabo tácticas que en otros lanzamientos de este perfil, y es que lo que en otras propuestas se zanja con un tiroteo rápido aquí siempre que estamos en inferioridad de nivel requiere de una lectura estratégica por nuestra parte. En este campo ayuda el hecho de que sea un juego con coberturas y que éstas estén tan bien llevadas a cabo. Es muy sencillo tanto agazaparse detrás de un parapeto como pasar de uno a otro gracias al extraordinario sistema ideado por Ubisoft Massive y que funciona realmente bien con todo lo que esperamos, posibilidad de disparar apuntando, de hacerlo a ciegas, de pasar de un parapeto a otro con una acción automatizada...

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Espectacularidad, componente táctico y elementos RPG. Los tiroteos funcionan muy, muy bien, convirtiéndose en parte fundamental.
Espectacularidad, componente táctico y elementos RPG. Los tiroteos funcionan muy, muy bien, convirtiéndose en parte fundamental.


El caso es que, gracias a estos ingredientes unidos a la precisión de los controles y a la extraordinaria respuesta de las armas, hacen que los tiroteos sean una verdadera gozada. Hay muchos elementos que convierten el verse enfrascado en una secuencia de acción de The Division en una auténtica maravilla, y hay poco o nada que reprochar a la acción en sí misma. Es espectacular desde el punto de vista visual, es muy rotunda desde el jugable gracias a su poderoso retrato de las distintas armas que componen el arsenal y, así mismo, está repleta de alternativas gracias no sólo a su propia mecánica sino también al muy buen diseño de los escenarios. Hay algunas cosas problemáticas, claro está, y la principal de ellas es su inteligencia artificial que, en ocasiones sufre algunos problemas. En algunos momentos se queda algo "dormida" y es fácil flanquearla y destruirla desde una posición de ventaja, no obstante por cada situación en la que pasa eso hay muchas más en las que se comporta con veracidad y eficacia y nos pone las cosas muy difíciles, especialmente cuando son unidades especiales como las doradas, por ejemplo, que además de a su resistencia unen escudos y blindajes especiales.

Por otra parte hay que destacar las estrategias propias que requieren los jefes finales para acabar con ellos, y es que son figuras de gran tamaño y fenomenal poder destructivo que están ubicadas en partes de los escenarios muy concretas para fomentar por nuestra parte el uso de tácticas con las que tratar de engañarlas mediante rodeos, emboscadas y demás. Hay pocas experiencias más satisfactorias dentro de esta Nueva York que la de juntarse con tres amigos más para plantarle cara a un gran jefe final de un nivel mucho mayor y utilizar el ingenio para acabar con él. Realización de entretenimiento interactivo en estado puro.

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¿Sólo o Acompañado?

Y es que, de hecho, The Division se puede jugar en solitario pero cuando más divertido resulta es en grupo. Hay abundantes herramientas e interfaces de fácil acceso para poder formar equipo con nuestros amigos o con desconocidos, pero lo cierto es que en general da la sensación de que se ha percibido que la colaboración es fundamental para salir adelante hasta con gente que no hemos visto en nuestra vida. No sólo es que es más divertido para las propias misiones, sino que también de cara a alegrar un poco las caminatas también vendrá bien. Eso se debe a que para su correcto funcionamiento Ubisoft Massive ha decidido fragmentar mucho el videojuego en cuanto a su vertiente social, esto supone que nos encontraremos con gente aleatoria en sectores específicos como los pisos francos, las áreas seguras y la zona oscura, pero que si no disponemos de un grupo nuestra relación con la ciudad en el resto de lugares será únicamente con personajes manejados por la inteligencia artificial. Esto, a medio plazo, da cierta sensación de escenario desértico, aunque también hay que matizar que por el camino de misión a misión o sencillamente para descubrir nuevos barrios siempre encontramos eventos aleatorios, civiles a los que ayudar o un sinfín de misiones secundarias. El problema es que a medio plazo, y sobre todo en un videojuego al que vamos a dedicar tantas horas como este, por mucha variedad que se hubiera ofrecido siempre íbamos a acabar teniendo cierta sensación de que los patrones se repiten.

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La sensación de que dentro de la Zona Oscura no hay ningún rincón en el que estamos a salvo es estupenda

La mejor forma de combatir esto toda vez que sentimos que hemos exprimido a fondo todos los barrios de Nueva York, cosa en la que vamos a invertir mucho tiempo desde luego, es aventurarse en la Zona Oscura de cuando en cuando. Se trata de un área situada en el centro de Manhattan y al que se accede sorteando unas monstruosas medidas de seguridad, y es que es una zona fuertemente contaminada donde todo vale y donde las recompensas más importantes pueden encontrarse a la vuelta de cada esquina… Con un alto precio, claro. Aquí el PvE del resto de Nueva York se entremezcla con un formidable PvP, lo que provoca que sintamos que el miedo está esperándonos en cada esquina y que sólo debemos introducirnos sólo cuando tengamos un equipo aceptable y un cierto nivel con el que defendernos. Por supuesto entrar acompañado es mucho más recomendable, aunque sí hemos quedado sorprendidos por el afán colaborativo entre desconocidos que se da en la mayoría de casos, y eso que la tentación es importante.

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La comunicación en equipo no sólo es para revivir a los compañeros, también sirve para trazar estrategias de supresión y rodeo.
La comunicación en equipo no sólo es para revivir a los compañeros, también sirve para trazar estrategias de supresión y rodeo.


¿Cómo funciona todo aquí? Una vez que entramos podemos salir cuando lo deseemos, pero perderemos todo lo que hayamos recogido al cruzar la puerta puesto que hay que "desinfectarlo" previamente. Esto se hace mediante la llamada al helicóptero de extracción al que tendremos que esperar durante un minuto y medio de asedio de la IA, y en el que tendremos que colgar el botín obtenido. La clave está en que es muy tentador para otros jugadores el saber que hay un aficionado (o un grupo de cuatro) sacando valioso material de la zona, y no todo el mundo se resiste a ese aroma cautivador y acaba atacando a otros grupos, a los lobos solitarios o, incluso en el peor de los casos, a sus propios compañeros de equipo. Esto acaba provocando una sensación estupenda dentro de la Zona Oscura de que no hay ningún rincón en el que estamos a salvo, algo que se maximiza si tenemos en cuenta que los rivales IA son más duros, que si morimos perderemos el equipo obtenido y no extraído y que, también si caemos, sufriremos pérdidas de experiencia… Multiplicadas si somos abatidos como renegados, etiqueta que se nos pone si atacamos a otros jugadores. Así esta área tan peligrosa tiene su propio rango de niveles de experiencia, que si en el "mundo normal" va del 1 al 30, aquí puede alcanzar el 50, y que sirve para, entre otras muchas cosas, abrir los suculentos cofres en las zonas donde la infección es más tóxica y peligrosa y que contienen los mejores premios.

El botín que obtenemos en el juego funciona por separado para cada jugador, así que en ese sentido no habrá discusiones con nuestros compañeros y se acaba con los rapiñadores del campo de batalla que están más pendientes de hacerse con objetos que de ayudar a los aliados. Como es lógico las mejores cosas se obtienen cuando el desafío es alto, así que cuando terminemos la campaña principal en nivel normal, o incluso durante el transcurso de ésta, podemos optar por cumplir con los encargos principales en nivel más alto para maximizar la dificultad, la diversión y la descarga de adrenalina y también los premios. Eso sí, prepárate a fondo porque es un título difícil.

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Haciendo de tu Guerrero algo Único

Al final acabamos siendo esclavos, en el mejor sentido de la palabra, del equipo y del grado de adicción que provoca en el aficionado el querer siempre algo mejor. Como suele ser costumbre en esta clase de obras, éste se etiqueta con colores para que sepamos de qué calidad estamos hablando y sepamos a simple vista qué nos interesa coger y qué no, puesto que el inventario con el que podemos cargar es limitado y no conviene llenarlo de cosas inútiles que luego nos puedan hacer perder un valioso tiempo en ponernos a organizarlo fuera de una zona segura ya que, como el lector imaginará, el tiempo no se detiene en el título y podemos acabar muertos por estar ojeando interfaces. Eso sí, todo está muy claro en cuanto a sus abundantes características, y con herramientas muy simples podemos compararlo o deshacernos de él marcándolo como basura de cara a venderlo en la tienda a cambio de dinero, o a desmontarlo directamente para obtener sus materias primas y poder construir nuestro propio equipo.

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La profundidad de la gestión del inventario y de la progresión no está exenta de una sencillez en el plantamiento. Mención especial para los mods de armas.
La profundidad de la gestión del inventario y de la progresión no está exenta de una sencillez en el plantamiento. Mención especial para los mods de armas.


Todo lo que tiene que ver con la fabricación se elabora en base a los planos que encontremos y que nos dirán muy claramente qué vamos a obtener con ellos y qué es lo que necesitamos, no toda esa materia prima se puede comprar como es lógico, así que la mayoría de las cosas las encontraremos explorando los escenarios, metiéndonos en casas, saqueando supermercados y muchas cosas más. La obra de Ubisoft Massive es todo un ejemplo de cómo orientar la tecnología que permite la nueva generación de consolas y los PCs actuales para crear entornos cargados de lugares que visitar como apartamentos, grandes superficies, redes de túneles… Si nos gusta explorar hay mucho y muy bueno que descubrir en el videojuego.

Y es que en The Division uno de los mayores acicates para no detener nuestra experiencia con el videojuego es el de la progresión. Todo está medido con la exactitud de una fórmula matemática y con enorme precisión para que en todo momento sintamos que hay una subida de nivel próxima que nos permita acceder a tal o cuál arma que guardábamos como oro en paño en nuestro alijo, o sencillamente para hacernos un poco más fuertes y resistentes de cara a introducirnos de lleno en un barrio que estimábamos como demasiado difícil para nuestro personaje. Al contrario que en otros títulos recientes de perfil similar como Destiny, que exigen un conocimiento muy profundo para entender sus mecánicas de evolución, en el título de Ubisoft Massive todo es mucho más sencillo a simple vista a pesar de que en sus entrañas esconda una enorme profundidad que nada tiene que envidiar a la obra de Bungie. Por ejemplo las habilidades a simple vista tienen un número francamente decepcionante puesto que apenas hay 12, sin embargo eso es sólo el comienzo ya que cada una tiene sus propias variantes en su interior y, además, sus modificaciones que nos permiten alterar sus efectos. Así si la habilidad que nos interesa es, por poner un ejemplo, la de la torreta ametralladora, podremos incorporarle hasta tres suculentos mods o, en caso de que tengamos suficientes puntos de las ramas de misiones de tecnología para construir su ala, podremos llevarla hasta el estatus profesional con devastadores resultados. Además tenemos también los Talentos y Ventajas, que sirven para potenciar todo lo que somos sobre el campo de batalla.

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Si nos gusta explorar hay mucho y muy bueno que descubrir en The Division

Al final de cuentas el videojuego no se ha conformado con ofrecer los clásicos rangos de daño o de resistencia por nuestra parte, sino que lo que busca es que vayamos mucho más allá personalizando a fondo lo que somos y nuestras armas, mucha riqueza en su personalización estética y de prestaciones mediante la aplicación de piezas, y tratando de que lo complementemos con lo que nuestros compañeros desean ser. Esto no quiere decir que el título no sea divertido con desconocidos a los que hemos visto por primera vez, pero para maximizar nuestros resultados en combate lo ideal es que cada uno de los cuatro miembros esté especializado a fondo en dos disciplinas totalmente distintas a las de sus compañero: Por poner el caso, mientras uno marca a los enemigos y se ocupa de curar a sus compañeros, el otro machaca con la torreta y las granadas y las minas rastreadoras, un tercero avanza y flanquea cubierto con el escudo antidisturbios… Se trata de ser efectivos, y lo mejor que se puede decir del programa es que está impecablemente equilibrado para cualquiera de las ramas y que, por si fuera poco, todas ellas son realmente divertidas. Quien desee tener varios personajes diferentes e irlos haciendo progresar en paralelo, descubrirá que tiene sus favoritos, lógicamente, pero que todos son de gran utilidad y que deparan enorme diversión.

Todo esto obliga a alternar todas las opciones jugables del título, aunque no todas estén a la misma altura, claro. Gracias a esto es imposible cuantificar cuánto dura The Division, porque no es posible superar primero todas las misiones principales y luego ponerse a hacer secundarias o eventos aleatorios… El juego quiere que estemos cambiando entre unas y otras todo el tiempo, y lo consigue puesto que es necesario para progresar y hacernos más fuertes de cara a superar los encargos que hacen avanzar el modo historia y que son los más exigentes. La propuesta de Ubisoft Massive crecerá en los próximos meses a base de contenidos descargables, unos de pago y otros gratuitos como la inminente raid que no tardará demasiado en desembarcar, pero incluso en términos de contenido disponible una vez terminado el modo historia propiamente dicho, es una obra de importante riqueza puesto que seguimos convertidos en devoradores de equipo y con todavía bastante tela por cortar en su universo. Es fácil entrar, pero es muy difícil salir de esta Nueva York virtual.

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La Manhattan de Ubisoft

Eso se debe a que comenzamos a dar nuestros primeros pasos y sentimos que pertenecemos a su mundo. El hecho de que no haya cortes ni tiempos de carga, a no ser que optemos por un viaje rápido o que nos unamos a otra partida claro, garantiza que nada interrumpe nuestra experiencia, y sólo podemos soñar con el grado de inmersión que se podría haber logrado con un editor de personajes más competente. En el campo de sentirse un neoyorkino más el sonido de ambiente, absolutamente mimado y de un acabado formidable, así como el uso esporádico de una música sencilla pero efectiva, terminan por redondear en la faceta de audio que estemos dentro de Nueva York y nos olvidemos de todo lo demás. A eso también ayuda una faceta artística muy poderosa, que recrea con enorme fidelidad las construcciones de la ciudad y reproduce lo mismo que podemos encontrarnos en sus calles en un paseo gracias a su escala 1:1, aunque con el barniz post-apocalíptico que requiere un título de estas características.

Si eres aficionado de PC seguro que el nombre de Ubisoft Massive te dice mucho. Hasta hace no demasiado se les conocía como Massive Entertainment y son uno de los estudios nórdicos de mayor talento del momento. A día de hoy emplean a más de 300 personas y su perfil ha subido mucho al hacerse cargo de un proyecto tan ambicioso como el que analizamos ahora, pero ya antes habían firmado el extraordinario Ground Control del año 2000, así como el memorable World in Conflict del 2007. Dos títulos de estrategia que se contaron entre los mejores lanzamientos de sus respectivos años y que, en el último caso, ya guardaba algunas reminiscencias estéticas  con lo que estamos disfrutando ahora en este estupendo The Division.
Los Padres de la Bestia - Si eres aficionado de PC seguro que el nombre de Ubisoft Massive te dice mucho. Hasta hace no demasiado se les conocía como Massive Entertainment y son uno de los estudios nórdicos de mayor talento del momento. A día de hoy emplean a más de 300 personas y su perfil ha subido mucho al hacerse cargo de un proyecto tan ambicioso como el que analizamos ahora, pero ya antes habían firmado el extraordinario Ground Control del año 2000, así como el memorable World in Conflict del 2007. Dos títulos de estrategia que se contaron entre los mejores lanzamientos de sus respectivos años y que, en el último caso, ya guardaba algunas reminiscencias estéticas con lo que estamos disfrutando ahora en este estupendo The Division.


Sin embargo, también contribuye mucho a los lazos que vamos a crear con The Division la capacidad de inmersión que demuestra éste, y que es brutal. Todos los objetivos principales se presentan con una cinemática antes de acometerlos que cuenta con los habituales valores de producción en cuanto a calidad de puesta en escena y de componente narrativo que esperamos de un trabajo de la compañía gala, además cuando caminamos por las calles estamos perpetuamente acompañados por mensajes de radio que nos van contando cómo están las cosas a nuestro alrededor. Todo ello, por supuesto, doblado a nuestro idioma con buen nivel como tiene por costumbre Ubisoft en sus obras sin importar el tamaño o el prisma que exhiban. El rugido de las armas, por si fuera poco, es fantástico y resuena con la naturalidad del realismo con el que deben tronar sus arsenales en las desérticas calles de una ciudad cuasi-abandonada.

Toda la polémica que nos ha dejado el videojuego en cuanto a un descenso de calidad gráfica, algo conocido con el anglicismo downgrade, está todavía sobre la mesa, y es obvio que el videojuego no se ve como en aquella demostración del E3 que dejó impactado al mundo. Si se quiere hacer una polémica de esto es muy fácil convertir a The Division en un saco de boxeo más como en su momento lo fueron The Witcher III, Dark Souls II o Watch Dogs, pero para ser justos habría que hacerlo con la práctica totalidad de videojuegos de carácter Triple-A que, desde que se presentan hasta que salen a la venta, cambian muchísimo su rostro; especialmente en unas últimas fases de su desarrollo en las que las optimizaciones y las necesidades de adaptar el programa en su versión final a los rigores de los distintos hardware obliga a llevar a cabo numerosos recortes visuales para no ensombrecer los logros jugables que se busquen conseguir. Si queremos una opinión un poco más seria, y tras probar las distintas ediciones del programa, lo que podemos garantizar es que tanto en PlayStation 4 como en Xbox One The Division presenta un aspecto extraordinario, convirtiéndose en uno de los juegos de mundo abierto más imponentes que hemos visto y haciéndose acreedor de una fluidez que no se enturbia en todo momento ni con la pantalla llena de enemigos, disparos y explosiones.

El sonido de ambiente está absolutamente mimado y presenta un acabado formidable


La versión de compatibles no sólo rinde estupendamente bien, sino que además cuenta con una profunda amalgama de opciones gráficas para personalizarla.
La versión de compatibles no sólo rinde estupendamente bien, sino que además cuenta con una profunda amalgama de opciones gráficas para personalizarla.


¿La de compatibles? La más recomendable, como es lógico, por nitidez y calidad de todo lo que se pone en pantalla. Hace gala de un muy buen rendimiento por lo que hemos podido comprobar en dos equipos bien distintos que se acercaban a los requisitos mínimos y recomendados respectivamente. En el de gama alta, un i7 a 4,00GHz, con una GeForce GTX 970 y 16GB de RAM el título con todo al máximo se ha movido sin sufrir en absoluto a 60 frames por segundo y con una resolución 1080p, en otro mucho más modesto ha habido que hacer los lógicos recortes para mantener el tipo, sin embargo el aficionado respirará tranquilo al saber que hay abundantes opciones gráficas para configurarlo al detalle. ¿Contamos con un equipo poderoso? Comprobaremos con admiración que lo que vemos en nuestro ordenador no difiere tanto como se está intentando hacer creer desde ciertos sectores de internet con respecto a lo visto en aquella afamada demo, eso sí, siempre que estemos en los mismos lugares, a las mismas horas del día y en las mismas condiciones climáticas. No es lo mismo pasearse por la espectacular Times Square con buena visibilidad y a una hora en la que el sol bañe el escenario con la impecable iluminación de la que hace gala el programa, que hacerlo en un callejón miserable, de noche y con poca visibilidad por niebla o una tormenta de nieve. En ninguna de las tres versiones hemos experimentado problemas graves de lag o de conexión con servidores salvo algunos puntuales del primer día en "horarios calientes" y, salvo algún bug puntual no demasiado importante tampoco hemos encontrado mayores problemas de acabado.

Magnífico

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Nueva York, Caos, Acción táctica y tu equipo

The Division

Por: El equipo de 3DJuegos
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Con sus cosas extraordinarias y sus cosas no tan boyantes, The Division es una de las propuestas más atractivas en lo que llevamos de 2016. Adictivo hasta extremos sorprendentes y cargado de contenidos, hay poco que reprocharle en su faceta de valor-precio. Y podemos combatir algunos de sus puntos flacos como la IA elevando el nivel de dificultad u optando por la fascinante Zona Oscura, un PvE+PvP donde aguardan las emociones más fuertes de esta cita poco menos que imprescindible para los aficionados a los shooters que firman los chicos de Ubisoft Massive.

Comprar The Division
  • Endemoniadamente adictivo. La progresión, el botín, la zona oscura… Todo engancha
  • Los tiroteos son formidables, muy bien resueltos desde cualquier punto de vista
  • Hay suficiente componente táctico como para que coordinar un equipo de cuatro amigos tenga sustancia
  • Gráficamente es un videojuego muy poderoso y artísticamente espectacular
  • La inteligencia artificial es capaz de lo mejor, pero también de lo peor
  • A medio plazo, y si jugamos solos, la ciudad de Nueva York da cierta sensación desértica
Jugadores:
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración:
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