Análisis de Hellblade Senua's Sacrifice. Un sacrificio que merece la pena

Análisis de Hellblade Senua's Sacrifice. Un sacrificio que merece la pena
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Ninja Theory ha saltado… sin red de seguridad. Los creadores de Heavenly Sword o Enslaved se pasan al desarrollo más independiente con un videojuego en el que se juegan todo. En este análisis de Hellblade: Senua’s Sacrifice te cuento si este viaje de su atribulada protagonista merece tu atención, pero ya te voy adelantando que es algo único y de una hermosura tremenda. Dos facultades que no abundan.

He seguido con interés el desarrollo de Hellblade por muchos motivos. No quiero aburrirte, así que voy a ser breve, pero tengo que enumerarlos porque es importante para el análisis. El primero es estrictamente personal, y es el del interés que despiertan en mí siempre los trabajos de Ninja Theory. El segundo es el intento del estudio de crear un relevante paradigma en la industria. Tras años trabajando para terceros en forma de distintas editoras, este proyecto lo han llevado a cabo de manera independiente. En un arriesgado “yo me lo guiso, yo me lo como,” el equipo británico financia y distribuye su proyecto en un salto de fe sin red de seguridad alguna. Algo que puede ser una maniobra de una astucia incomparable si sale bien, o una decisión que ponga en peligro al estudio y que se denoste unánimemente con esas frases de “se veía venir” que tanto abundan entre los numerosos “profetas a posteriori” de internet.

La cosa es que para un proyecto de estas características querían buscar un terreno donde se sintieran lo suficientemente cómodos como para mitigar de alguna manera esa cuerda floja que iba a ser el desarrollo y los resultados. Para ello han escogido un Senua’s Sacrifice que recoge todo lo que hasta ahora los ha convertido en uno de los estudios más reconocibles de la industria del videojuego. Algo que, a mis ojos, es todo un acierto.

Es fácil ver elementos de Enslaved o de Heavenly Sword en este imponente Hellblade, menos claras son las aportaciones de un DMC que es hasta la fecha su trabajo menos de autor con diferencia, aunque resulte igualmente notable con el paso del tiempo. Pero aun así el viaje de su torturada heroína tiene identidad y personalidad. Es un periplo de acción y aventuras que no se lo pone fácil emocionalmente ni al jugador ni a su protagonista, pero que en su contenido jugable tiene suficientes elementos positivos como para ser muy recomendable para los fans del género.

Vídeo Análisis

Camino Retorcido

En el videojuego somos la Senua que le da nombre al título. Un personaje que se aleja notablemente de los estereotipos que últimamente parecen dictar el género, y que demuestra la capacidad que tiene el estudio para crear grandes héroes y heroínas. Esta vez la protagonista tiene dos particularidades: la primera, de la que apenas te puedo hablar, es el inagotable combustible que da fuerza a su viaje. Los motivos quedan meridianamente claros desde el principio, pero es una maravilla cómo la campaña los va desgranando en profundidad así que los vamos a dejar a tu descubrimiento. Lo que está claro es que lo que comienza como una mera misión de rescate, algo bastante estándar en el género, acaba poco a poco pervirtiéndose y convirtiéndose en algo totalmente distinto, mucho más atípico y que me ha parecido de veras estimulante a la hora de mantenerme pegado a la pantalla.

Desde que comenzamos la aventura ya sentimos que estamos ante algo grande. Algunas de las escalas alimentan el sentido colosal del juego.
Desde que comenzamos la aventura ya sentimos que estamos ante algo grande. Algunas de las escalas alimentan el sentido colosal del juego.


No digo que vayas a terminarte las entre 7 y 9 horas de campaña de una sentada, puede que alcances las 10 si eres algo torpe con los puzles, pero sí debes tener claro que en el brillante tercio final hay un punto de no retorno en el que la historia te atrapa y no te suelta. En ese momento abandonar el mando y alejarse de la televisión o el ordenador se convierte en un ejercicio de fuerza de voluntad que yo no he sido capaz de llevar a cabo, y me he dejado llevar por la fantasía de Senua y su misterioso viaje por Helheim fascinado por la incógnita de conocer qué es lo que estaba por venir. Siempre obteniendo un resultado que estaba a la altura de mis expectativas, y eso que no eran precisamente bajas.

Por fortuna o no, lo que está claro es que la joven no está sola en su periplo. Sufre una suerte de psicosis que provoca que oiga todo tipo de voces en su cabeza: voces que se simultanean, se solapan e incluso en ocasiones le dan consejos e ideas totalmente contradictorios. El cerebro de Senua va en varias direcciones al mismo tiempo, lo que provoca un auténtico caos en su mente que el título representa de una manera inmejorable con un trabajo de audio estratosférico que el propio programa nos recomienda escuchar con cascos para maximizar su efecto. El desconcierto no sólo la invade a ella, sino que en muchos momentos también lo hace con nosotros. Tampoco ayuda la cabeza que porta el personaje colgando de su cinturón y con la que, por si fuera poco, también se comunica; tejiéndose entre ambos una relación al más puro estilo de la delirante (literalmente) película Quiero la Cabeza de Alfredo García de Sam Peckimpah.

Un sacrificio que merece la pena


Senua’s Sacrifice se las arregla muy bien para dominar el ritmo

Hay un motivo para cada uno de los elementos que componen la enfermedad mental de Senua y también hay una proyección diferente para todos ellos, y todos reciben explicación en unas tres-cuatro horas finales de campaña que, como decimos, son colosales. Ahí se desmantelan todos los resortes argumentales del videojuego y descubrimos con ella todo lo que permanecía oculto en su memoria por un lado, y todo lo que estaba por liberarse también. Dentro de una historia que funciona en varias direcciones y siempre lo hace bien, y que por un lado cubre el recorrido interior de una heroína atormentada y por otro libera un argumento mucho mayor relacionado con dioses, héroes y mitología nórdica que encaja como anillo al dedo con la campaña.

Ninja Theory ya había demostrado que sabía escribir, y muy bien, y también que manejaba bien esos resortes necesarios para poner escena brillantemente esos videojuegos tan estupendos en lo narrativo como Enslaved o Heavenly Sword. También, incluso, cuando sus historias eran tonterías (en el sentido más cariñoso de la expresión) sin complicaciones que se pusieran al servicio de no entorpecer la narrativa como en el caso de DMC. Hellblade, por el contrario, es su muestra máxima de madurez. Un videojuego que demuestra que no hacen falta narrativas masivas, complejas y con incontables personajes para conseguir algo profundo, emocionante y que demuestra una enorme sensibilidad.

Un sacrificio que merece la pena


El Eterno Desafío

Claro que lo que más brilla en el videojuego es la capacidad que tiene el estudio británico para integrar todo lo jugable en lo narrativo de una forma muy interesante. Hay las clásicas cinemáticas, sí, pero no demasiadas para el volumen de cosas que se nos cuentan, y es que Hellblade prefiere exponer todo lo que tiene que decirnos también a través de nuestra propia participación.

Por un lado los escenarios nos cuentan su propia historia. Son variados y están recreados con el habitual buen gusto del estudio, haciendo gala del talento de sus artistas y en algunas ocasiones ofreciendo muchísima información. El lado negativo de esto es que Ninja Theory ha querido tener todo tan atado y bien atado que éstos son tremendamente lineales, así que nuestros trayectos del punto A al B están muy, muy limitados. Yo no tengo problema alguno con los videojuegos que no dejan mucho espacio a la libertad del aficionado, los disfruto igual que los mundos abiertos, pero sí que puede chocarles a algunos aficionados el que el título proponga una fórmula tan cerrada. De hecho, no hay recompensa alguna en forma de coleccionables o cosas por descubrir para una exploración que roza lo inexistente más allá de dar con el punto final de cada uno de los decorados. Otro elemento más, el de los desbloqueables, que hubiera sido innecesario y del que el estudio ha querido desmarcarse ahora que han podido crear una obra completa por sí mismos sin intromisiones ajenas.

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Los rompecabezas juegan siempre con la perspectiva. Buscar el lugar idóneo para tener una buena óptica acaba siendo su principal desafío.
Los rompecabezas juegan siempre con la perspectiva. Buscar el lugar idóneo para tener una buena óptica acaba siendo su principal desafío.


No exagero nada si te digo que vamos a pasar casi un tercio del videojuego sencillamente caminando por estos lugares de una belleza tan increíble, pero tampoco exagero nada si te aseguro que no te vas a aburrir en esos paseos con la compañía de las voces o, sencillamente, admirando lo que tienes ante tus ojos. También es cierto que Senua’s Sacrifice se las arregla muy bien para dominar el ritmo, y en ese sentido trufa nuestro progreso de constantes desafíos. Relacionados con el movimiento los hay en forma de pequeñas secciones de plataformas, partes más bien escuetas en las que tenemos que cruzar un desfiladero o pasar haciendo equilibrios al más puro estilo cuerda floja por secciones muy estrechas. Nada que se salga de lo convencional y nada, tampoco, que no se pueda resolver dentro de un videojuego que renuncia al botón de salto.

Lo que sí vamos a encontrarnos más a menudo son puzles, una medida sorprendente por su cuantía dentro de una fórmula de acción y aventuras como esta. Los rompecabezas son sencillos y apenas hay tres tipos de éstos, todos relacionados con la percepción. Lo mejor que se puede decir de ellos es que encajan como anillo al dedo con lo narrativo, enseñándonos una valiosa lección proyectada desde la historia en cuanto a que “todo depende de los ojos con los que miremos las cosas”. De este modo, todos ellos se basan en juegos ópticos, en buscar la perspectiva correcta para desbloquear nuestro avance de uno u otro modo o en localizar una serie de glifos que nos permitan abrir una puerta y que se ocultan en el escenario a la espera de que, nuevamente, demos con la perspectiva idónea para localizarlos. Hay que decir en lo negativo que no son nada difíciles y puede que un poco repetitivos, pero en lo positivo hay que dejar claro que son muy ingeniosos, estimulantes y provocan situaciones de gran belleza.

Un sacrificio que merece la pena


Lo otro que más vamos a hacer en la aventura es combatir y también lo vamos a hacer a menudo, aunque con menos frecuencia que resolver enigmas. De hecho, una vez más, hablamos de una mecánica que se pone al servicio de la narrativa, así que si en la parte media de la campaña la historia exige que pasemos un par de horas sin oler un enemigo, así será. Eso sí, cuando tenemos adversarios al frente, éstos son de aspecto temible tanto por estatura como por su exquisito diseño.

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Aun siendo sencillos hay algo de mágico en los combates de Hellblade. No hay progresión o arsenal amplio, pero transmiten como pocos.
Aun siendo sencillos hay algo de mágico en los combates de Hellblade. No hay progresión o arsenal amplio, pero transmiten como pocos.


Todos los combates se zanjan con espectaculares movimientos de lucha cuerpo a cuerpo, que Senua lidia con una enorme elegancia en sus acciones y con un salvajismo y visceralidad en sus mandobles y patadas que convierten sus sanguinarias confrontaciones en un festín para los ojos. Sí que es cierto que no esperes encontrar aquí la profundidad de otros juegos del estudio como el propio DMC, por ejemplo, porque aquí todo es mucho más sencillo: Las acciones que podemos hacer son algo limitadas y sólo tenemos un arma (dos si contamos su modificación en la recta final), así que todos los envites van a ser parecidos entre sí. Tampoco ayuda el hecho de que no haya una gran variedad de enemigos, lo que nos permite no tener que cambiar demasiado nuestras tácticas. Sin embargo, incluso así, la fórmula funciona. ¿Podría haber sido mejor con eso? Desde luego. Pero así nos ofrece momentos impactantes en los que hay espacio para estocadas de leyenda, patadas imponentes e incluso para utilizar una suerte de habilidad especial que permite ralentizar el tiempo con espectaculares resultados estéticos y jugables.

Demuestra que no hacen falta narrativas masivas, complejas y con incontables personajes para conseguir algo profundo y emocionante

Claro que, si todo fuera andar, combatir o resolver puzles, la fórmula de Hellblade se volvería previsible y perdería efecto. En ese sentido Ninja Theory ha salpicado algunos momentos clave de nuestro progreso de situaciones diferentes que aportan el toque de color. No tengo intención alguna de describírtelas porque descubrirlas es algo que forma parte de la aventura, sin embargo sí puedo dejarte claro que funcionan a la perfección. Cuando la campaña se libera de ataduras es cuando también brilla de sobremanera, y lo hace a través de ofrecer desafíos relacionados con luchar contra la oscuridad o incluso cuando coquetea con elementos de terror. Hay diferentes momentos en los que Senua puede acabar muriendo al margen de los combates (que incluyen nivel de dificultad a escoger desde el menú), pero salvo un nivel relacionado con un laberinto que no está demasiado bien diseñado, lo cierto es que el juego lo pone bastante fácil para que lo terminemos con éxito. Sin embargo sí hay algo que nos atenaza en todo momento, y es el hecho de que si morimos demasiadas veces la oscuridad invadirá a la protagonista por completo y provocará una muerte para la que no hay checkpoint alguno y que nos obligará a repetir desde el inicio. Es algo que es ciertamente difícil de comprobar puesto que el programa, como decimos, no tiene demasiada dificultad, pero sí nos mete en ese ambiente de paranoia que nos permite empatizar con la protagonista

Un sacrificio que merece la pena


Una Obra Imponente

El videojuego es un auténtico banquete para los sentidos en lo audiovisual, y es que todo lo que se pone en pantalla busca estimularnos. Como ya hemos dicho los escenarios son preciosos en lo estético, están impecablemente ejecutados en lo técnico y, además, ofrecen una generosa variedad. Además, pese a su linealidad, hay dos momentos específicos en los que el programa nos invita a elegir en qué orden queremos hacer las cosas, y en esas secciones es cuando más se beneficia de esa diversidad que ofrece.

El juego en lo visual y en lo argumental está hecho con enorme cariño. Es muy recomendable ver el documental que lo acompaña a modo de "making of", una oportunidad idónea no sólo para comprobarlo sino también para aprender y valorar lo difícil que es crear una obra así.
El juego en lo visual y en lo argumental está hecho con enorme cariño. Es muy recomendable ver el documental que lo acompaña a modo de "making of", una oportunidad idónea no sólo para comprobarlo sino también para aprender y valorar lo difícil que es crear una obra así.


Es un auténtico banquete para los sentidos

Las mismas conclusiones positivas se pueden extrapolar de los modelados de los personajes, otro de los puntos en los que el estudio inglés suele hacerse fuerte. Ya hemos visto en juegos del pasado cómo han creado no sólo héroes memorables sino también villanos de fantástica identidad estética, así que para nada es sorprendente el ver a Senua recreada con pasmoso nivel de detalle o contemplar la naturalidad con la que se enfrenta a esos majestuosos enemigos con los que protagoniza unas épicas danzas de la muerte que es un placer contemplar… Ya sea con el mando en las manos u observando a otra persona jugar.

Hay un montón de cosas por las que el equipo de Ninja Theory se merece el mayor de los respetos como estudio, y dejando de lado las obvias como el riesgo que han corrido con Hellblade: Senua’s Sacrifice, muchas de ellas tienen que ver con su talento. A la gente con inquietudes no les van los convencionalismos, y es por ello que la mayoría de los trabajos de su aún corto currículum son nuevas IP. Eso, en la industria del videojuego, siempre aporta frescura, pero todavía lo hace más el contar con un equipo de artistas como el que dispone esta compañía afincada en Cambridge. Sus universos coloristas de Enslaved demostraron que no todo lo postapocalíptico debía ser monocromo, su brillante Heavenly Sword hizo ver que había espacio para la mujer como heroína en un momento en el que no abundaban y con Hellblade… Con Hellblade han creado la suma de las partes en un tour de force artístico y conceptual que les eleva a nuevas cotas.
Un Equipo de Artistas - Hay un montón de cosas por las que el equipo de Ninja Theory se merece el mayor de los respetos como estudio, y dejando de lado las obvias como el riesgo que han corrido con Hellblade: Senua’s Sacrifice, muchas de ellas tienen que ver con su talento. A la gente con inquietudes no les van los convencionalismos, y es por ello que la mayoría de los trabajos de su aún corto currículum son nuevas IP. Eso, en la industria del videojuego, siempre aporta frescura, pero todavía lo hace más el contar con un equipo de artistas como el que dispone esta compañía afincada en Cambridge. Sus universos coloristas de Enslaved demostraron que no todo lo postapocalíptico debía ser monocromo, su brillante Heavenly Sword hizo ver que había espacio para la mujer como heroína en un momento en el que no abundaban y con Hellblade… Con Hellblade han creado la suma de las partes en un tour de force artístico y conceptual que les eleva a nuevas cotas.


El videojuego se permite estos lujos en cuanto a detalles y movimientos por esa linealidad de la que hablábamos antes y, así mismo, por el factor de que la interacción con el entorno es escasa y la implementación de físicas muy efectiva pero también muy reducida. Siguiendo con lo técnico la edición de PS4 tiene una particularidad que cada vez se va poniendo más de moda en nuestro mundillo: Es la de ofrecer una alternativa al jugador para mejorar su comodidad o el desempeño visual del programa. Como ya anunciaron desde Ninja Theory, la obra permite optar por una tasa de 60 imágenes por segundo que viene realmente bien para las escenas de acción o, por el contrario, por maximizar la calidad visual del título con un frame-rate mucho más modesto. Yo, como suelo hacer en estos casos, he optado por primar la primera opción, notándose todo bastante menos nítido especialmente a media y larga distancia, pero siendo igualmente una delicia estética. En algunos momentos también he escogido ver cómo se mueve el juego con la otra alternativa, pero una vez acostumbrado a la máxima fluidez de la otra opción cuesta aunque haya mucha más calidad visual.

Por otra parte, en cuanto a compatibles, el título cuenta con un interesante abanico de opciones gráficas a configurar. Son, concretamente, diez los valores disponibles: Desde resolución, a calidad general pasando por sincronía vertical y otros más específicos como sombras, texturas, distancia de dibujado, efectos de postprocesado o incluso la calidad de la vegetación. Sí he experimentado algunos problemas con la resolución, que no ha respondido a lo que le estaba pidiendo, y el rendimiento del programa ha observado algunas críticas por parte de los aficionados. No obstante en el equipo habitual de pruebas de redacción (i7 2,80GHz, 16GB Ram y GeForce 970) no he tenido problemas para moverlo entorno a los 50-60FPS a 1080p de resolución y con apenas algunos recortes en una o dos opciones gráficas.

En cuanto al audio, siguen las buenas noticias. Por un lado, hay que comprender que el desarrollo independiente del que hace gala el producto ha hecho que sus responsables no se arriesguen a doblar el videojuego, dejando su traducción únicamente en los textos. La calidad y dedicación que exhibe la versión original nos demuestra que sólo con una inversión alta a la hora de traducir sus voces a nuestro idioma hubiéramos logrado un resultado adecuado. Por otra parte los efectos visuales son estupendos, especialmente en unos combates en los que los enemigos golpean con estrépito y profieren gritos aterradores, y la banda sonora es también de sobresaliente: una música en la que, por cierto, ha colaborado un David García que está de dulce últimamente y que recientemente firmaba los memorables temas de RiME.

Excelente

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Un sacrificio que merece la pena

Hellblade: Senua's Sacrifice

Por: El equipo de 3DJuegos
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Hellblade: Senua’s Sacrifice es un viaje en el más puro sentido de la expresión. Ninja Theory vuelve a demostrar su talento para llevar a cabo obras únicas y con enorme personalidad, y nos regala una aventura de acción atípica y que explora con interés y sensibilidad los rincones más oscuros de las enfermedades mentales. ¿Podría haber sido mejor? Sí, con algunos detalles en el combate o los puzles hablaríamos de un videojuego de sobresaliente. Sin embargo, más allá de eso, hay poco que objetar para un título que nos va a entretener con la calidad y todo el saber hacer de uno de los estudios más talentosos del momento.

Comprar Hellblade: Senua's Sacrifice
  • La historia es arriesgada y está muy bien escrita
  • Una campaña que va de menos a más, y no permite despegarse de la pantalla
  • La calidad audiovisual de todo lo que se muestra en pantalla es brillante
  • Los combates y su visceralidad se convierten en un festín visual
  • La sensación de que todo lo jugable está al servicio de lo narrativo
  • Los puzles no son demasiado variados y resultan algo simples
  • Con más tipos de enemigos hubiéramos tenido combates aún mejores
  • Algunos paladares lo considerarán excesivamente lineal, sin margen para exploración
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 7-9 horas
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