Análisis de Octopath Traveler, un nostálgico viaje a la era de los 16 bits

Análisis de Octopath Traveler, un nostálgico viaje a la era de los 16 bits
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En Octopath Traveler ocho personajes viajan con una motivación distinta: uno busca el sentido de su vida como caballero, otro lucha por vengar a un ser querido, pero tienen algo en común: buscan una aventura. ¿Cuál buscas tú? Si la respuesta es sentirte como cuando jugabas a los más míticos J-RPG, estás en el análisis correcto.

Recuerdos de jefes finales que llegaban a durar hasta media hora, en los que no valía cometer el más mínimo error. Largas conversaciones en texto que marcaban un ritmo lento, pero que leías al completo para no perderte nada. Sesiones de juego que sólo dedicabas a levear para conseguir mejor equipamiento con el que llegar con garantías a tu próximo destino. Noches en que te quedabas despierto una horita más sólo por lo mucho que lo estabas disfrutando.

Todas estas memorias, que probablemente compartáis dentro del género J-RPG, se han hecho realidad cuando he jugado a Octopath Traveler. No mentían los desarrolladores cuando aseguraban apuntar a la edad de oro del género, a la etapa de los 16 bits, y más en concreto de Super Nintendo. Es un título dedicado a los actuales usuarios de entre 30 y 40 años, pero que también demuestra a los más jóvenes de dónde viene esa expresión tan típica de que "ya no se hacen RPG como los de antes".

Con sus innumerables virtudes y contadas asperezas, el título codesarrollado por Acquire y Square Enix es una oda jugable y audiovisual a los juegos de la época, con todas sus convenciones, una por una. No se trata de un simple gesto de nostalgia o añoranza, sino de respeto a una forma de hacer videojuegos parcialmente ninguneada. Cuenta el propio Masashi Takahashi (Producer), que cuando planteó originalmente la idea a Square Enix, estos contestaron que hoy en día trabajar con texturas es más sencillo. Sin embargo, finalmente consiguió sacar adelante este homenaje a la era de los sprites. Un título que se ha cocinado mediante ingredientes tradicionales, con sabor añejo, y que desde hoy se convierte en referente indiscutible para los amantes de este tipo de aventuras en Nintendo Switch.

Vídeo Análisis


Ocho vidas

Es importante hablar de narrativa en cualquier J-RPG, pero aún más en el caso de Octopath Traveler. El motivo está en su ingenioso planteamiento, basado en permitirnos controlar hasta 8 personajes distintos. Es una característica definitoria, porque podemos comenzar la aventura con cualquiera de ellos, pero a partir de ahí todo puede ocurrir. Estamos ante un RPG no-lineal en que siempre hay libertad para decidir el próximo destino. ¿Jugar un nuevo capítulo con algún héroe? ¿Explorar libremente las ciudades? ¿Investigar grutas en busca de tesoros?

Una de las claves del videojuego es que maneja una narrativa que varía con cada personaje, desde un tono más distendido y simpático, hasta otro más serio y adulto.
Una de las claves del videojuego es que maneja una narrativa que varía con cada personaje, desde un tono más distendido y simpático, hasta otro más serio y adulto.


Nuestra única premisa es completar los varios capítulos en que se compone la historia de cada protagonista, pero nadie nos dice el orden a seguir. Lo único a tener en cuenta es el nivel recomendado, en unos casos bajo, y en otros muy exigente. Cuantos más capítulos, mayor será el desafío… Este es el esquema seguido, el cual evita que te encuentres en un punto muerto, o que tengas que levear hasta la eternidad. Siempre habrá un capítulo asequible a tu grado de progresión, al existir hasta 8 historias distintas.

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Se siente como un gran RPG de los 16 bits

Hablando de esto, ¿qué tal se sigue la trama? Lo cierto es que unos personajes os resultarán más interesantes que otros. Todo depende de si conectáis más con un estilo más alegre (Tressa) o dramático (Olberic). Tenemos la historia de un ladrón que quiere recuperar su dignidad, un erudito en busca de respuestas por la desaparición de un misterioso libro, un boticario que desea el bien común… Son historias en muchos casos rutinarias, en ocasiones bastante cliché, pero con grandes momentos que se quedan en la memoria.

Una de las mayores características del juego es la posibilidad de escoger la ruta a seguir en cada momento, aunque cada capítulo nos propone un nivel de desafío distinto.
Una de las mayores características del juego es la posibilidad de escoger la ruta a seguir en cada momento, aunque cada capítulo nos propone un nivel de desafío distinto.


Ahora bien, quien busque la epicidad de los grandes J-RPG puede que sus expectativas choquen con una historia no demasiado grandilocuente, con protagonistas que resuelven sus propios problemas… en unos casos mayores, en otros menores. Ocho viajeros de aventura en un reino fantástico, con distintas motivaciones, que lo impresionante es que da para un mínimo de 60 horas de juego. Es decir, una duración increíble, más teniendo en consideración que no hay demasiado relleno, ni argumental ni jugable.

Cuando hablamos de tanta duración, hay que ser precavido, puesto que la sensación de repetición, de estar haciendo siempre lo mismo, tiene mayores probabilidades de aparecer. Se trata de algo inherente al género, y en la época de los 16 bits hay grandes títulos que no se libraban de esta sensación, principalmente por diálogos y combates que parecían no terminarse nunca. Para explicar cómo lo hace Octopath Traveler para salir airoso de la situación hay que acudir a tres rasgos importantísimos, y es que si resiste tantas horas es gracias a un apartado visual precioso, una música absolutamente genial y una jugabilidad bien ajustada.

Análisis de Octopath Traveler, un nostálgico viaje a la era de los 16 bits


Las razones del éxito

El primer rasgo: el apartado gráfico. Estamos ante un videojuego precioso, especialmente en lo visual. La capacidad para ambientar situaciones es asombrosa, con un auténtico carrusel de escenarios, a cada cual más evocador y espectacular. Una ciudad en que siempre está nevando y es de noche, un paraje con hermosas praderas, un pueblo de estilo medieval con un brillante río que lo cruza, etc. Si puedes quedarte tanto tiempo en el juego, es porque deleita a los ojos mediante un estilo 2.5D que es un auténtico derroche de talento… en cada diseño, en cada sprite, en cada píxel.

Análisis de Octopath Traveler, un nostálgico viaje a la era de los 16 bits


El videojuego es una combinación de gráficos pixel-art y recursos de actualidad, con muchos efectos de iluminación que generan estampas únicas y realmente preciosas.
El videojuego es una combinación de gráficos pixel-art y recursos de actualidad, con muchos efectos de iluminación que generan estampas únicas y realmente preciosas.


El Unreal Engine 4 genera estampas que recuerdan a la etapa de los 16 bits, pero que parecen de actualidad. A los clásicos planos 2D se les otorga una profundidad 3D, al tiempo que se añaden efectos por doquier, especialmente a destacar los de iluminación. Puede que haya usuarios que no terminan de verle la gracia, pero es de justicia apreciar el trabajo realizado, porque es una auténtica artesanía gráfica: una absoluta maravilla. Comentar que el juego brilla en todo su esplendor en modo dock, aunque en modo portátil se comporta de forma sobresaliente (obviamente, pierde algo de definición, pero acorde a lo que puede ofrecer la pantalla).

El segundo rasgo: el apartado sonoro. A partir de este juego, vamos a tener que seguir la pista a Yasunori Nishiki. Ya hizo sus pinitos en títulos como Frontier Gate, pero lo que ha conseguido en Octopath Traveler se encuentra simplemente a otro nivel. Lo visual se enlaza armoniosamente con composiciones orquestadas para generar todo tipo de situaciones, desde las más distendidas a las más tensas. Asimismo, es de apreciar que el título llegue con voces en inglés y en japonés. La guinda la pone una esmerada traducción al castellano que permite seguir las miles líneas de diálogo presentes.

Una clave combativa imprescindible para ganar es averiguar las debilidades de cada enemigo.
Una clave combativa imprescindible para ganar es averiguar las debilidades de cada enemigo.


El tercer rasgo: la jugabilidad, que descansa en un sistema de combate por turnos de esquema clásico. Su rasgo distintivo está en dos características. La principal es la ruptura, que se consigue cuando se atacan las debilidades del enemigo para provocarle un estado de inconsciencia durante un turno. Aprender a provocar rupturas es esencial para superar los combates más complicados, algo que desafía a nuestra capacidad táctico-estratégica. Debemos aprender si nuestro rivales son vulnerables a espadas, hachas, lanzas, arcos… así como magias de hielo, fuego, viento, oscuridad, etc.

Lo visual se enlaza armoniosamente con composiciones orquestadas

Muchos combates pueden superarse en menos de un minuto, pero hay otros que pueden llevar media hora si no contamos con los personajes, equipo o nivel adecuados. Por ello, junto a la ruptura, es importante usar los impulsos, un combo que añade un ataque con cada turno. Cargar la espada para realizar cuatro golpes seguidos, o incrementar al máximo una habilidad elemental puede desequilibrar el balance de cualquier contienda. Estas dos características diferenciadoras, ruptura e impulso, explican el éxito del sistema combativo. Es tradicional, pero único y con carisma, además de muy, muy desafiante.

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Un juego en defensa de los J-RPG

Así, Octopath Traveler se desarrolla mayormente a través de una alta carga narrativa y de combates. En menor proporción está la exploración, y luego a una escala pequeña otros eventos del estilo de encontrar misiones secundarias, hallar tesoros ocultos o simplemente comprar para obtener items y mejor equipamiento. Hay elementos de progresión a considerar, como la posibilidad de obtener nuevas habilidades con las subidas de nivel… pero no mucho más. El videojuego confía en la simpleza, claridad y accesibilidad, para desde ahí alzarse hasta alcanzar cierta profundidad jugable.

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Por ejemplo, hay un rasgo identitario del juego que nos ha gustado mucho. Cada personaje responde a una clase, y dentro de ella posee una acción de senda específica. Tressa puede comerciar con cualquier personaje del mapeado. Olberic desafiarlos a un combate. Primrose seducirlos para que se unan temporalmente al grupo. Esto, que parece tan simple, se entreteje con el resto de dinámicas jugables, de forma que afecta a los sistemas de progresión, equipamiento, combate, etc.

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Si Ophilia no hubiese conseguido a un anciano para acompañarme en una batalla cruenta, lo habría pasado muy mal. Si Therion no hubiera robado aquella fantástica armadura, probablemente el equipo habría caído antes de tiempo. Lo mejor de Octopath Traveler es que se siente como un RPG de los 16 bits que parte de esquemas sencillos, sin complejidad innecesaria, pero sabe desenvolverse durante 60 horas sin que perdamos el interés. Obviamente, hay historias más interesantes que otras, momentos más frustrantes que otros, y se le podría haber pedido incorporar alguna mecánica jugable más. No hubiese sobrado.

En cualquier caso, después de todo el tiempo invertido, creo que Acquire ha conseguido su objetivo: trasladarme a una época que ya sólo recordaba a través de clásicos como Secret of Mana, Breath of Fire o Illusion of Time. Y esto es lo más importante. Nos hemos quejado durante mucho tiempo de que los J-RPG ya no son lo que eran. No deberíamos quejamos ahora de lo que ha intentado y conseguido -con sus más y sus menos- este videojuego, porque entonces la culpa ya no será de la industria, sino probablemente de nosotros.

Magnífico

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Octopath Traveler

Por: El equipo de 3DJuegos
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El objetivo de Octopath Traveler era recuperar una forma de hacer juegos que se había perdido con el paso de los años. Su regreso a la era de los 16 bits, tanto desde el punto de vista audiovisual como jugable, constituye una defensa de los J-RPG como los vio nacer la industria. Como los títulos de la época, posee una inmensa duración, jugabilidad simple pero adictiva y un encanto que no se puede expresar con palabras. Sólo puede experimentarse. Ese aura esté presente en la obra de Acquire, y eso significa mucho, no sólo para los más veteranos en el género, sino para todos los que quieran emprender un fantástico viaje en Nintendo Switch.

Comprar Octopath Traveler
  • Esencia J-RPG clásica, un precioso homenaje a la era de los 16 bits.
  • Sistema combativo sencillo pero profundo, con mucho desafío en jefes.
  • Mundo bastante extenso, con muchas localizaciones y 60 horas de duración total.
  • Carácter no-lineal, con posibilidad para avanzar en las ocho historias presentes.
  • Una maravilla gráfica, combinando pixel-art con distintas técnicas de iluminación.
  • La banda sonora es impresionante, de las mejores que hemos escuchado.
  • Hay altibajos entre unas historias y otras… Tampoco llegan a compenetrarse.
  • Algunos episodios de repetición y frustración que ralentizan el ritmo de juego.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en japonés / inglés
Duración: 60 horas (mínimo)
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