Después de haber jugado a Bokiden - Heartfelt Reunion, lo cierto es que no creo que haya nacido para triunfar. Nunca lo ha deseado. Más bien, está aquí para hacernos reflexionar, para que los incrédulos tengan una alegría, o para que los que están hartos de lo de siempre puedan experimentar algo realmente diferente.
Regreso ahora mismo de Steam. Es casi madrugada. Acabo de jugar a Bokida - Heartfelt Reunion. Lo primero que hago es ver que en este momento suma 29 análisis en la plataforma, muy poco, tratándose de una comunidad tan activa. Me dirijo a su cuenta de Twitter y tiene poco más de 650 seguidores. En Internet hay escasas reviews, si es que no cometo un error diciéndolo en plural. Sin embargo, las pocas opiniones que he visto son positivas. La mía se une a ellas.
De la obra no nos hemos enterado en 3DJuegos por su promoción, sino por un correo electrónico que recibimos hace unas semanas: "Hemos visto que habéis cubierto títulos relajados basados en la exploración. Pensamos que a lo mejor os interesaría probarlo. Es una aventura de mundo abierto con una estética minimalista de la compañía Rice Cooker Republic y lo vamos a lanzar para Windows, Mac y Linux el 17 de mayo de 2017". El mail era escueto y sólo incorporaba un pequeño tráiler. Su especial aura fue lo que nos llevó a interesarnos por él.
El mundo del juego es monocromático. Empiezas en un lugar oscuro, en primera persona. Por la altura de la cámara piensas que no estás en el papel de un humano: vas casi a ras de suelo. Alguien empieza a pronunciar mensajes metafísicos en un idioma desconocido. Es una realidad alternativa como pocas se ven en un videojuego. Un lugar minimalista, misterioso, pero al mismo tiempo carismático. No tienes mucha idea de cuál es tu papel en ese mundo, ni tampoco la seguridad de que vayas a descubrir algo. Va más allá de los objetivos. Hay exploración. Hay puzles. Pero ante todo es una viaje.
Yin y yang en mundo abierto
Cuesta dar una valoración a este tipo de títulos, porque a veces desorienta más que ayuda. Por eso, es mejor que me acompañéis a través de las palabras y luego, si queréis, pulsáis el botón de reproducción de arriba. Bokida consiste en movernos por un mundo abierto interconectado. Es un desierto repleto de significados, donde debes activar unos monolitos para conectar la luz con la oscuridad: el yin y el yang.
La introducción de estos términos no es cuestión de gafapastismo. El juego va más allá de lo habitual, manifestando este concepto taoísta en la jugabilidad: la tierra y el cielo; la pasividad y la actividad; la luz y la oscuridad… Existe inserto en el mundo y en la propia jugabilidad una relación entre estas dos fuerzas, algo que en la práctica ponemos en marcha a través de nuestro movimiento y la resolución de puzles.
Esto es gracias a una serie de poderes que se nos van otorgando a medida que avanzamos, generando una dinámica Metroidvania, pero también (y principalmente) acumulativa. Lo primero que aprendemos es a generar cubos en el escenario, de forma ilimitada. Puedes hacerlo para llegar a lugares elevados, rellenar espacios que abren un pasadizo, o cortarlos y así hacer rebotar un rayo de oscuridad hasta que alcance un pilar de luz activable. Construcción, geometría y plataformeo se dan la mano en un concepto jugable potente, el cual se acompaña de otras acciones que van añadiendo profundidad al planteamiento inicial.
Parece vasto y simple, pero luego te das cuenta de que en su interior hay numerosas y pequeñas sorpresas
Bokida es al final como una muñeca rusa. Parece vasto y simple, pero luego te das cuenta de que en su interior hay numerosas y pequeñas sorpresas. Llega un momento en el juego en que puedes alterar la gravedad, o incluso generar atracción hacia los cubos que tú mismo colocas. El resultado es que acabas siendo como Neo en Matrix: no existen límites, más allá de los que te impone la dificultad de encontrar el camino hasta llegar al final de la aventura.
Son unas 5-6 horas en las que la única rejugabilidad consiste en recolectar una serie de esferas de oscuridad. La estructura está descentralizada, pero se echa de menos algún tipo de hilo conductor. La narrativa es intencionalmente difusa, aunque no hubiese estado de más un poco más de coherencia. Los puzles son ingeniosos. Sin embargo, hay ocasiones en que existe sensación de repetición, de que eso ya lo has hecho, o incluso de que ya has estado en dicho lugar.
Sin embargo, no deja de sorprenderme el hecho de que un proyecto estudiantil haya alcanzado estas cotas de profundidad e innovación. Fue el trabajo de graduación en la escuela ICAN (París) de cinco personas. Cuando recibieron una mención honorífica en la competición Independent Game Festival, decidieron dar el paso: convertir el prototipo en un videojuego. Esta es la breve pero llamativa historia del desarrollo de Bokiden, tan diferente como la historia que nos cuenta.
Somos un mensajero con la misión de hacer que los mundos de la luz y la oscuridad puedan amarse de nuevo. Entre medias, pura belleza "zen" en blanco y negro que se acompaña de música adaptativa, la cual se amolda armoniosamente a la situación, dependiendo de dónde nos encontremos. Siempre es calmada, pero maneja los ritmos para sumergirnos en la fantasía de este mundo abierto tan diferente. La BSO supone, sin mucho exagerar, más de la mitad de la importancia del juego, y es sin duda uno de sus mejores aspectos.
No hay misiones, no hay minijuegos, no hay nada que pueda sacarte de esta sensación de interconexión con la obra. De hecho, y aunque os parezca extraño, el único enemigo que tienes en la aventura eres tú mismo. Hay momentos en que tu lógica como jugador te pregunta "qué estás haciendo jugando a esto", a lo que la ilógica responde: "tengo que seguir jugando".
De este extraño, metafísico, pero fascinante diálogo entre tu yo interior y el videojuego, resulta Bokida - Heartfelt Reunion. Y como su propio nombre indica, es un "encuentro sincero" no sólo con el videojuego y lo que propone, sino contigo mismo. Es el típico videojuego que cuesta recomendar si no se conoce a la persona que esta leyendo estas líneas. Pero si te identificas en algo de lo que hay escrito, o al menos quieres arriesgarte a comprenderlo, yo no me lo pensaría… Es una experiencia diferente.
Hay videojuegos hechos para los que están hartos de siempre lo mismo, que no temen atreverse con cosas nuevas, a pesar de que deban asumir la amenaza de ser decepcionados. Para ese tipo de personas es Bokida - Heartfelt Reunion, título de difícil definición y aún más complicada recomendación. Un mundo abierto distinto, relajado, sin enemigos… Sólo tú, un mundo minimalista, un mensaje y cinco horas tras las cuales ya nada te parecerá igual (al menos en el mundo de los videojuegos).
- Profundo e interesante mensaje, en lo narrativo, jugable y audiovisual
- Sensación de fantasía y misterio predominante: muy absorbente
- Ingenio en las habilidades y diseño de puzles
- Minimalismo audiovisual, pero generador de potentes sensaciones
- A pesar de interesante, la experiencia es efímera
- Algunas inconsistencias en términos de estructura o variedad de puzles
