Análisis de Trüberbrook, la lógica de lo absurdo

Análisis de Trüberbrook, la lógica de lo absurdo
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Somos Hans Tannhausser (como la puerta), un físico cuántico americano que gana de forma misteriosa un viaje al apartado pueblo de Alemania. Pero lo que iban a ser unas relajadas vacaciones se convierten en una historia de misterio y ciencia-ficción cuando un inquietante ser roba las notas de nuestro protagonista. Desentramamos el misterio en el análisis de Trüberbrook.

Siempre que en una aventura gráfica aparece un animal, y sobre todo un gato, me echo a temblar. Normalmente a este hecho le sucede una serie de rocambolescas combinaciones de objetos para, o bien atrapar al animal, o bien conseguir algo que ha robado.

El problema no es tanto el puzle en sí, que también, como el hecho de no centrar todas tus herramientas en la historia que tienes que contar. Vamos, que si en Trüberbrook eres un físico cuántico buscando la paz en un tranquilo pueblo alemán, para darte de bruces con una historia de ciencia-ficción, no sé exactamente qué haces recuperando gatitos perdidos, cuando podrías estar aprovechando cada oportunidad, cada puzle, para profundizar en la historia y en los personajes.

Me llevo quejando de esto un tiempo y lo haré las veces que haga falta, porque las aventuras gráficas deben hacerlo mejor para no pasar desapercibidas. Solo las mejores del género, dentro de las humorísticas, se han podido permitir los puzles absurdos y cómicos, y lo hacían precisamente porque estaban seguros de hacer reír al jugador, o de utilizar un ingenioso uso del inventario para dar con la clave. ¿Quién no recuerda el puzle de Monkey Island 2 de utilizar un mono como llave inglesa (monkey wrench) y lo mucho que nos frustraba a los hablantes de lengua castellana?


Trüberbrook, sin embargo, parece que confía más en el impacto visual de su particular estilo. Y hace bien, porque llama la atención de forma poderosa. Todos los escenarios están construidos con maquetas reales, filmados y después renderizados con fotometría. La técnica es impresionante para una aventura gráfica, porque un leve giro circular de la cámara, de tan solo tres grados, da una sensación de profundidad y viveza que no se puede conseguir con los fondos estáticos o prerrenderizados a los que el género ha estado acostumbrado siempre. Sencillamente, la recreación de los escenarios de Trüberbrook la hace ya una obra valiosa de contemplar.

El pueblo de Trüberbrook está increíblemente recreado, gracias a la mezcla de fotometría y captura de maquetas para los escenarios.
El pueblo de Trüberbrook está increíblemente recreado, gracias a la mezcla de fotometría y captura de maquetas para los escenarios.


Su estilo visual creado mediante maquetas y fotometría es impactante

El problema es que la puesta en escena estética no puede sostener el resto de la obra. Mientras que el argumento se mantiene interesante a lo largo de buena parte de la aventura, siento los puzles ya no solo sencillos, sino incluso automáticos. Volvamos al gato. Tenía que hacerlo bajar del árbol y para ello recogí tres ingredientes. El sistema de juego hace que estos objetos se combinen automáticamente en el momento que tienes todos, y así los utilicé para lograr, al parecer, una cerbatana con la que hacer caer al felino del árbol. El problema es que en ningún momento mi idea fue fabricar dicha cerbatana. La chispa no nació de mi cabeza, como suele ocurrir en las aventuras gráficas, ni siquiera del ensayo y error de combinar objetos. Sencillamente tenía tres ítems en mi inventario y estos se mezclaron solos. Yo simplemente tuve que representar el papel.

Análisis de Trüberbrook, la lógica de lo absurdo


Un misterio en miniatura

Esta sensación me ha perseguido a lo largo de la aventura, que aunque en muchas ocasiones intenta aderezarse con un humor inspirado sobre todo en los trabajos de LucasArts, lo cierto es que no está a la altura más allá de unos cuantos homenajes a la clásica compañía ("Soy Bobbin, ¿eres mi madre?"). Al simplificar los puzles, no obstante, la aventura cobra cierto ritmo y es fácil seguir la trama con cierto dinamismo, pese a que algunos capítulos se sucedan sin mucho interés, o con acontecimientos algo inconexos, mientras que otros revelan grandes momentos de todo este misterio que rodea al pequeño pueblo de Trüberbrook.

Somos Hans Tannhauser, un físico cuántico en la década de los 60, cuyas vacaciones se convertirán en toda una historia de misterio.
Somos Hans Tannhauser, un físico cuántico en la década de los 60, cuyas vacaciones se convertirán en toda una historia de misterio.


Baste decir, como he mencionado al principio, que nuestro personaje es un físico cuántico americano que gana de forma misteriosa un viaje al pequeño pueblo alemán de Trüberbrook. Lo que iban a ser unas relajadas vacaciones acompañadas únicamente de su fiel grabadora, en un claro homenaje a Twin Peaks, se convierte en una historia de misterio con tintes de ciencia-ficción que no anticiparemos, evidentemente.

Algunos personajes son claros elementos jugables sin mayor aporte a esta trama, herencia de las aventuras clásicas. Pero, aunque me haya quejado de los puzles, hay que ser justos y conceder a Trüberbrook que en algunos momentos sabe desenvolverse para plantear el enigma, sin frustrar al jugador en el camino. Siempre tienes esa sensación que te acompaña en todo momento de utilizar una cierta lógica de lo absurdo. Situaciones que se resuelven antes de que te hayas planteado la solución, sí, pero es en cierto modo fácil continuar hacia adelante, embaucado por lo hermoso del escenario y por el hilo de misterio que destila algunos de sus capítulos.

Los puzles están algo desconectados de la historia, en vez de reforzarla.
Los puzles están algo desconectados de la historia, en vez de reforzarla.


Una lástima que no profundice más en sus puntos fuertes e incluso que la navegación en algunos momentos sea algo incómoda, ya que el movimiento de nuestro personaje es algo lento a la hora de interactuar con objetos o en las transiciones entre escenarios. Sin embargo, la personalidad visual de Trüberbrook es incuestionable y el estudio btf tiene una buena herramienta con la que trabajar en el futuro, a poco que lleve al mismo listón que el visual el diseño narrativo y de puzles.

Bueno

Sin sello
Análisis de Trüberbrook, la lógica de lo absurdo

Trüberbrook

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Trüberbrook es una aventura gráfica de corte tradicional que llama poderosamente la atención gracias a un estilo visual creado mediante maquetas y fotometría, creando una estética para este pueblo alemán única. No está tan a la altura en los puzles y la narrativa, pero su trama de misterio y ciencia-ficción se sigue con ganas, aunque algunos de sus rompecabezas son, o bien demasiado fáciles, o carentes de verdadero interés.

  • Estilo artístico imponente y muy original.
  • Llamativa trama de misterio y ciencia-ficción
  • Personajes poco desarrollados. La historia a veces avanza rápido, y otras veces nada.
  • Puzles sencillos y algo automáticos, que no invitan a pensar demasiado.
  • Navegación por el escenario algo incómoda.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 7-8 horas
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