Análisis de Need for Speed: Heat, compitiendo en la pista equivocada

Análisis de Need for Speed: Heat, compitiendo en la pista equivocada
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La última entrega de la saga Need for Speed busca recopilar algunas de las ideas que ha propuesto la franquicia en la presente generación, pero el resultado, aunque correcto, queda muy desequilibrado. Te explicamos por qué ocurre esto en el análisis de Need for Speed: Heat.

Tengo la sensación de que Ghost Games y Electronic Arts están algo perdidos con Need For Speed. Es lo que demuestra jugar a Heat, un pastiche de ideas que han llevado durante toda la generación y de las que pocas realmente han sido muy exitosas. Es normal, por tanto, que el jugador esté demandando un cambio de rumbo. Cuando algo no funciona, hay que cambiarlo. Pero mientras que eso ocurre, ya en la siguiente generación de consolas, Need For Speed: Heat es una buena muestra de los problemas que surgen cuando intentas forzar a un videojuego a ser lo que no es, principalmente por seguir las modas o tendencias modernas. Porque, mientras que la saga debería centrarse en la conducción, la sensación que me queda tras sus múltiples carreras y eventos es que he estado jugando a un juego de rol.

Elige cualquier competición, espera al contador y sal disparado de la parrilla de salida. En este momento va a suceder algo curioso. En algunos casos, dejarás atrás sin despeinarte al resto de oponentes a tal distancia que no los verías ni por el espejo retrovisor. En la mayoría de las situaciones, sin embargo, ocurre lo contrario. La cabeza de carrera sale tan fuerte que es matemáticamente imposible alcanzarlos. Por eso digo que Need For Speed: Heat es un juego de rol. Porque no importa tu pericia al volante, solo el nivel que tengas. El juego no ajusta a los contrincantes a las prestaciones de tu vehículo, sino que eres tú quien tienes que ir ganando dinero y experiencia —reputación— para aclimatarse al mundo que te rodea.


Gráficamente es correcto, sin nada especialmente destacable

En la teoría no suena mal, porque ¿a quién no le gusta esa sensación de progresión? Pero en la práctica es un desastre. En primer lugar, porque tu habilidad no importa. Si tienes mucho nivel, ganarás aunque hagas la peor carrera de tu vida, mientras que si eres muy habilidoso no te servirá de nada sin el motor adecuado. Los juegos de rol son muy atractivos, y entiendo que todo género se quiera acercar a este estilo, pero Heat se inspira en las peores estructuras del género, aquellas que te hacen repetir y repetir las mismas carreras —grindear— para conseguir el nivel y el dinero necesario para seguir adelante. El resultado es tan tedioso, sobre todo en las primeras horas, tan desequilibrado, que lo sorprendente es que haya superado las pruebas internas del estudio. Al final, uno tiene la sensación de que Heat no quiere que te diviertas con él, porque prefiere sacrificar algo de esa diversión en favor de que tengas un Need For Speed que te dure unas cuantas decenas de horas, en vez de la clásica experiencia de unas 10-15 horas que acostumbraba la franquicia hasta el Need For Speed de 2015. Esto no es nuevo. Es lo mismo que sucedió —sobre todo al principio— con Payback, pero aunque Heat no tiene micropagos, el sistema sigue presente, alargando la experiencia demasiado y convirtiéndola en un ejercicio monótono. Sin ritmo.

Análisis de Need for Speed: Heat, compitiendo en la pista equivocada


Need For Speed: Heat, la noche y el día

Dinero y Experiencia. Este es el secreto detrás de su división entre el día y la noche. Si compites en carreras diurnas y legales, podrás conseguir los recursos económicos necesarios para comprar las piezas y subir de nivel. Pero ese nivel está capado, necesitas puntos de reputación para desbloquear coches y componentes de mejor calidad. El sistema es interesante, pero está completamente descompensado. Veréis, en Need For Speed Heat hay cuatro disciplinas: Carreras de competición y Velocidad, Derrapes y Todoterreno. Pruebas que lo hacen muy variado, con algunos eventos bastante interesantes, casi como un pequeño Forza Horizon.

 La historia deja un poco indiferente. Tiene partes muy flojas, pero también alguna trama personal que se sigue con interés.
La historia deja un poco indiferente. Tiene partes muy flojas, pero también alguna trama personal que se sigue con interés.


Por seguir la analogía con el rol, es como tener que crear cuatro personajes en una misma partida, cada uno especializado en un campo. El dinero es compartido, lo cual hace muy tedioso tener que mejorar cuatro coches a la vez para ajustarse a cada una de las disciplinas. Pero es que, además, el nivel recomendado para cada evento está también mal equilibrado. Puedes entrar a una carrera de nivel 220 con un nivel de 240 y seguir teniendo problemas. Sobre todo, hasta que empieces a entender cómo funcionan las piezas, algo que el juego no se digna mucho a explicar. Con toda esta aproximación al rol y los niveles, Heat parece olvidarse demasiado de la sensación de conducción. Tener tantos topes a los coches hace que esas grandes sensaciones de los derrapes no siempre se den en carrera, con coches que a veces les cuesta girar y otros que lo hacen demasiado. Un tipo de conducción que va necesitando cada vez más de un cambio radical, incluso dentro del terreno del arcade, para ser más intrincado y competitivo.

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Need For Speed necesita un cambio

La diferencia entre el día y la noche también la marca la policía. Por el día es pasiva, hasta el punto de que nos la hemos cruzado a 300 kilómetros por hora, incluso chocado con ella, y casi ni se inmutan. Pero por la noche se convierten en verdaderos monstruos, que te pueden arrestar incluso aunque estés aparcado en la cuneta. Con ella ocurre lo mismo que con el sistema de progresión, está desequilibrada. Posee un rango de alarma parecido al de los GTA, en el que los primeros dos niveles son asequibles, pero a partir del tercero deshacerse de ella es prácticamente imposible. No sería tan terrible si no fuera porque encadena una serie de frustraciones. Escoger una carrera, darte cuenta de que no tienes el nivel o haber cometido un error, y no poder reiniciar el evento porque tienes que deshacerte de la policía.

Durante las cargas veremos esta fabulosa presentación de nuestro coche para que nos permite recrearnos en su belleza.
Durante las cargas veremos esta fabulosa presentación de nuestro coche para que nos permite recrearnos en su belleza.


Need For Speed: Heat cuenta con algo de historia para acompañar, como casi todas las últimas entregas de la franquicia. No es una especialmente inspirada, ya que la relación entre los policías y las bandas es una visión un tanto maniquea con personajes poco verosímiles. Por poner un ejemplo, en la introducción vemos a un policía deteniendo a un competidor, y parece que solo hay dos opciones, pegarle patadas en el suelo o dejarlo marchar —no se les debió ocurrir arrestarlo—. Funciona mejor a nivel personal, con algunos personajes que tienen ciertos traumas del pasado. Descubrirlos poco a poco llegan incluso a hacerte recuperar la esperanza, algo que además se refuerza con un avatar seleccionable, personalizable y que tiene su propia voz y carácter. Pocas veces se había utilizado un personaje de este tipo en la saga y funciona mucho mejor que ser una simple cámara.

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Las carreras son las pruebas principales y se diferencian bastante al competir de noche o de día.
Las carreras son las pruebas principales y se diferencian bastante al competir de noche o de día.


Gráficamente, Need for Speed: Heat es correcto, sin nada especialmente destacable. El mundo de Palm City posee una clara inspiración en Miami, no solo en sus rascacielos a pie de playa, sino con sus suburbios, sus zonas pantanosas y de campo. Una buena recreación que, como he comentado anteriormente, conforma un mapa con claras reminiscencias a la saga Forza Horizon. No hay ciclo día y noche realmente, ya que elegimos al salir del garaje en qué momento del día queremos competir, pero gracias a ello se consigue una buena suavidad en la carretera a altas velocidades y buenas distancias de dibujado, al menos en la versión de Xbox One X que hemos podido probar. Por otra parte, mientras que los sonidos de los coches no tienen nada muy destacable, más allá de poder personalizar cosas como el claxon o el escape. El doblaje es correcto y la banda sonora licenciada habría preferido que se dividiera en emisoras, porque hay algunos “estilos musicales” muy particulares y que se pueden repetir una y otra vez, obligando al jugador a saltarlos.

Una de las mejores partes del videojuego es la personalización de los vehículos. No solo tendremos unas cuantas herramientas para ajustar su diseño y tuning, sino que realmente merece la pena dedicarle su tiempo, ya que el juego tiene una buena presentación en sus menús y las cargas, con salas de muestra donde vas a ver tu coche lucirse. Además, puedes compartir tus diseños con la comunidad y descargar los de otros jugadores.

Análisis de Need for Speed: Heat, compitiendo en la pista equivocada


El modo online del juego es algo reducido, pero abre otras competiciones, como las contrarrelojes en eventos especiales, que son muy recomendables y nos ayudarán a conseguir dinero fácil, muy necesario para este lento progreso. Eso sí, hablando de lentitud, no sé muy bien por qué, pero en las sesiones de juego online, los tiempos de carga son más lentos que jugando offline. Tenlo en cuenta.

Hay bastante variedad en los eventos, que nos llevarán a configurar cuatro coches principales para competir en disciplinas como el todoterreno.
Hay bastante variedad en los eventos, que nos llevarán a configurar cuatro coches principales para competir en disciplinas como el todoterreno.


Creo que Need For Speed necesita un cambio. Heat es un cúmulo de las ideas de toda la generación. Tener que llegar a un refugio para guardar los puntos de experiencia antes de que te pille la policía, como en Rivals. Las escenas nocturnas y carreras de bandas nocturnas, como el reboot de 2015. Pero sobre todo, creo que coge esa estructura de la última entrega, Payback, que convierte toda la experiencia en una estructura de RPG demasiada tediosa. A Payback, que por otros aspectos era una entrega interesante, le criticamos que esa progresión veía inundada de micropagos y ruletas que hacían terrible la experiencia. Pero Heat ha demostrado que no solo se trata de la monetización, sino que esa necesidad de incluir mecánicas por niveles no pueden primar por encima de la conducción y la competición, que es lo que importa en un juego de carreras. Sentir que lo que te identifica como buen jugador no es un numerito con tu nivel, sino tu pericia al volante.

Discreto

Sin sello
Análisis de Need for Speed: Heat, compitiendo en la pista equivocada

Need for Speed Heat

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Need for Speed: Heat necesita un equilibrio mejor en sus sistemas de juego, tanto en la progresión por los distintos eventos como en las persecuciones policiales, para hacerlo todo divertido, en vez de frustrante. Pero más allá de eso, la franquicia se ha quedado sin ideas, convirtiéndose en una mezcolanza de ideas de todos los juegos de la presente generación y un estilo de conducción cada vez más arcaico y con falta de personalidad. La saga necesita un revulsivo, que le dé una nueva identidad, más allá incluso de mirar al glorioso pasado.

Comprar Need for Speed Heat
  • Variedad de pruebas, desde carreras, contrarrelojes, derrapes y pistas todoterreno.
  • La presentación del juego está muy bien planteada, con estilo y guías en los circuitos que ayudan a no mirar el mapa.
  • El sistema de progresión es lento, pesado y obliga a repetir eventos para estar al nivel.
  • Las persecuciones policiales, pese a ser divertidas, están descompensadas y son algo frustrantes.
  • La sensación de conducción no mejora, menos aún con los primeros coches debido a este sistema de progresión.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 25-30 horas
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