Deadly Premonition 2 es otro feliz desastre. Tiempos de carga eternos, una tasa de frames ridícula, bugs, crasheos, una colección de mecánicas y dinámicas de disparo que parecen sacadas de un juego de PSP, un diseño de mundo abierto muy poco inspirado y fallos en las animaciones conviven con un protagonista maravilloso, una trama interesante y muchas referencias meta.
Deadly Premonition, el primero, es uno de esos juegos que siempre creará controversia. Le ocurre como a Demon’s Souls, Metal Gear Solid V, Nier o Final Fantasy XV, aunque jugando en otra liga, claro. Los trabajos de SWERY tienen alma, tienen intención, tienen ganas de contar algo y de ser relevantes. El director japonés ha declarado en multitud de ocasiones que quiere renovar el desarrollo en su país con una visión internacional, historias propias y expresándose con el lenguaje propio del videojuego. Pero siempre lo logra solo a medias. Deadly Premonition fue capaz de presentar una forma especial de hablar de un pueblo, de hacer humor de una manera muy particular y de plantear una trama no muy común. Pero, por desgracia, el videojuego presentaba serios problemas al conducir, disparar o hablar; tanto de rendimiento, control y en lo técnico; incluso había problemas en el sonido. En la versión de Switch a veces la música desaparecía y no volvía hasta pasado un rato.
Pero fuimos muchos los que, pese a todo esto, supimos ver algo más que sus deficiencias. Tomando café con York, bajo la sombra de los árboles rojos, charlando sobre cine con Zach o enfrentándonos al asesino del hacha descubrimos una ambientación, una forma de narrar y unos dejes muy refrescantes. De Deadly Premonition 2 esperábamos más de esto y también que el juego fuera más sólido en lo técnico. Por desgracia, la sorpresa del original se diluye aquí con una historia más predecible, menos retorcida y que no alcanza las cotas de genial absurdez del original. Y en lo técnico el juego es mucho peor. Switch no es un buen aliado en la solución de los problemas a los que ya estábamos acostumbrados, más bien al contrario. Deadly Premonition 2 ha decidido apostar por contar con unas texturas muy ricas para todos sus elementos, lo que parece haber afectado al rendimiento del título. Recorrer las calles de Le Carré, la nueva ciudad, es un sufrimiento por la bajísima tasa de frames, con continuas caídas, una insatisfactoria distancia de dibujado y unos escenarios vacíos. Tanto es así que no es nada recomendable jugar al título en sobremesa, pues todo esto se ve de forma más exagerada: a pantalla grande y completa.
Lo jugable también sigue a medio gas. Francis York Morgan no solo explora, charla y toma decisiones para resolver un nuevo caso de asesinato macabro, también recorre mazmorras, dispara y se enfrenta a jefes finales. Todas estas secciones no están resueltas con imaginación, finura ni maestría. Siguen la línea del original sin añadir ninguna idea potente nueva, quedándose con un esquema jugable pobre, con situaciones repetitivas y que no funcionan. Todo esto no coge de nuevas ni a los fans ni a los que llevan oyendo hablar tanto de las virtudes como de los defectos de Deadly Premonition. A mí tampoco. Por ello, he de reconocer que me lo he pasado bien con esta secuela, pero ni de lejos me he llevado la misma impresión que con el original.
Un viaje al sur profundo
Deadly Premonition 2 funciona en dos líneas temporales. La primera es en 2019. Un grupo de investigadores del FBI buscan a Francis York Morgan para preguntarle acerca de un antiguo caso, uno ocurrido en el año 2005 en el sur profundo de América, en un pueblecito llamado Le Carré. En él se ha producido un asesinato que recuerda inevitablemente al sucedido en Greenvale: una preciosa chica se ha encontrado muerta de una manera macabra.
Cuando los del FBI lo encuentran en su piso, charlan con él. El ex-agente se enciende un cigarrillo y recuerda lo sucedido viajando mentalmente hasta 2005 y rememorando todo lo que ha pasado desde el principio. Deadly Premonition 2 se desarrolla en cuatro capítulos, teniendo una duración aproximada de doce horas si no nos distraemos demasiado ni con sus secundarias ni con todas las tareas inútiles que podemos realizar. Además de investigar el crimen que nos atañe podremos jugar a tirar y hacer rebotar la piedra a un arroyo, hacer trucos de skate, construir amuletos para mejorar nuestras habilidades, jugar a los bolos, practicar el tiro acuático, afeitarnos, dormir, comer y ducharnos.
Y no digo que son actividades inútiles por decir. Por una parte, el propio SWERY ha construido a propósito la bilogía de Deadly Premonition recurriendo a pequeños mundos abiertos para que sintamos el día a día de la localidad, y ello implica poder dedicarnos a perder el tiempo a placer. Por otra parte, porque aunque nos esforcemos en obtener los premios asociados a estas actividades, o incluso aunque consigamos los talismanes que mejoran nuestras capacidades, no hacen falta. El juego no tiene la dificultad suficiente para que necesites ningún tipo de ayuda. Con la única pistola que te ofrece el juego, y un poco de puntería, tienes más que suficiente.
York y Zach. Estamos aquí por ellos
El esquema con el que están construidos los capítulos de Deadly Premonition 2 es siempre el mismo. Primero tenemos una conversación en el año 2019 que sirve de prólogo para lo que jugaremos en 2005. El juego nos propondrá dos misiones principales a cumplir, pudiendo elegir cuál hacer primero. Una vez resueltas, se abrirá el paso a una especie de mazmorra cuya naturaleza es clave en el acervo de la franquicia. Pelearemos contra un jefe, veremos una cinemática y avanzaremos hacia el siguiente episodio.
Pero la gracia del juego ya todos sabemos dónde se encuentra: en Francis York Morgan y su otra identidad: Zach. Lo interesante de Deadly Premonition 2, como ocurría en el primero, es la particular autoconsciencia que tiene York de la realidad que lo rodea. Es un agente del FBI capaz de ver ‘más allá’, y eso le facilita intuir que puede que toda la realidad no sea más que un videojuego. Eso lo hace distinto al resto de los mortales; más despreocupado, entregado al juego y al caos, al devenir de los tiempos y a la casualidad. Él no sigue pistas, él se deja guiar por oráculos, por antiguos dioses que nadie es capaz de oír, por manchas en el café y por otros simpáticos delirios.
Deadly Premonition 2 es más directo, más obvio y con más ganas de explicar su condición que el primero. El original jugaba más al despiste con la personalidad de York y Zach, lo que le daba al juego una magia especial. Pero, en una secuela, ese efecto sorpresa se desvanece porque no puedes volver a jugar una carta que ya has gastdo. Es por ello por lo que SWERY ha preferido abusar de las rarezas de su personaje hasta normalizarlas. Esto nos vuelve a dar situaciones muy cómicas pero sin ninguna sorpresa. En este episodio, el director quiere ofrecer más explicación a todo, más historia y más sensación de conjunto hasta casi olvidarse de lo que hacía especial al primero: ser tan Lynch a su manera. De hecho, este juego apunta más a los trabajos del cineasta David Cronenberg, explorando la deformación física y mental del individuo, y dejando a Twin Peaks y a lo surrealista de lado. Si no lo conocéis, seguro que recordáis su nombre del capítulo sexto de la primera temporada de de Rick y Morty: La Poción de Rick, en el que aparecen Los Cronenbergs.
Una historia predecible pero disfrutable
El rendimiento del juego es peor que el original
No solo York y Zach funcionan peor por este nuevo acercamiento de SWERY a su universo, también porque en Le Carré no se da una colección de secundarios tan divertido como en el primero. El motivo es justamente por el director de cine occidental en el que se inspira en esta ocasión. Los secundarios de Twin Peaks dan muchísimo más juego. A la historia le ocurre lo mismo. El gran problema que tiene es que es excesivamente obvia. Es fácil adivinar quién es el culpable y cómo ha conseguido despistar a los agentes del FBI al poco de conocerlo.
Pero esto no quiere decir que Deadly Premonition 2 haya perdido totalmente su esencia, solo que ha cambiado. York sigue haciendo chorradas que nos enamoran, como compararlo todo con películas de cine y darnos su opinión, perseguir a perros en monopatín, asustar a ancianas con figuras vudú o buscar el inodoro más exquisito de toda Louisiana… Pero, de nuevo, se nota que Swery no ha estado tan cómodo o tan inspirado al escribir este nuevo capítulo como sí con el anterior. De hecho, da la sensación de que, quizás, esta continuación no era necesaria.
Por fortuna, y pese a los problemas de rendimiento y técnicos que ya hemos señalado, Deadly Premonition 2 cuenta con varias mejoras en su interfaz y usabilidad para que jugar sea más cómodo. Las misiones secundarias y principales que vamos consiguiendo aparecen ordenadas con indicaciones de actuación, hay marcadores para poder saber a dónde ir y volver, pudiendo también poner nosotros señalizaciones. Hay servicio de taxis con viaje rápido para no tener que estar siempre arriba y abajo o gastando gasolina, y las acciones que podemos realizar en cada momento están mejor marcadas y destacadas. Sin embargo, los menús siguen siendo muy incómodos y sin accesos rápidos para recurrir a los botiquines y a otros elementos, lo que hace que los combates sean aún peores.
York es mejor contertulio que pistolero
Lo mejor de Deadly Premonition 2 son las chorradas que dice y hace su protagonista y un par de giros de su historia. Lo peor es tener que soportar una exploración por mazmorras repetitiva, tediosa y aburridísima, mezclada con un combate abominable. En el juego hay dos diseños de mazmorra. Uno se repite hasta tres veces y el otro solo una. El que más aparece tiene siempre el mismo patrón: limpia la zona de enemigos y sigue avanzando hasta llegar al jefe final.
Para abrirnos paso podemos disparar, dar puñetazos y patadas, pero ni la mecánica está diseñada con cariño ni las dinámicas asociadas a ellas. Solo hay tres tipos de enemigos que se repiten sin parar. Que solo sean estos tiene sentido por el contexto, pero no deja de ser una excusa que no funciona en la práctica. Al cabo de poco tiempo sentiremos que estaremos haciendo lo mismo sin parar y rezando para que acabe rápido. Por fortuna, durante la exploración de estas mazmorras llegaremos a situaciones que sí son interesantes. La construcción de estos sitios en los que peleamos se cimientan en el talento de York, son ese ‘más’ que él puede ver. Gracias a sumergirse en ellos, puede desarrollar sus perfiles criminales metafísicos, lo que le ayuda a reconstruir la escena del crimen para resolverla.
Mecánicamente, estas situaciones se limitan a ir pulsando botones, pero la forma en la que se cuenta lo que ahí ha pasado sí entrega momentos gratos, reflexiones de York chulas y giros del guion que funcionan; pero llegar a ellas es una tortura porque, dicho claramente, combatir y disparar en Deadly Premonition 2 es más aburrido que en el juego original. Y con sus jefes de zona no mejora la cosa. Sus rutinas son torpes, predecibles y aburridas. Cuando ya sabía quién era el monstruo final, pensé: por cómo se ha comportado en el videojuego hasta ahora, va a hacer estos ataques. Y así fue.
SWERY, vuelve a Lynch
La trama es predecible y demasiado plana
Esperaba con muchísimas ganas volver a jugar con el agente York. Deadly Premonition me pareció un feliz desastre, tan inspirador como malo en lo técnico, pero fascinante, original y con mucho valor en la escritura de su historia y de sus personajes. Esta secuela simplemente quiere continuar con la historia de aquel, hablar más de su personaje y entregarnos otra historia de asesinato truculento. Es decir, es un juego mucho más convencional salpicado con detalles del original; pero es que eran esos detalles los que nos enamoraron, y aquí son solo parte del atrezzo, no del alma del juego.
Por todo ello, Deadly Premonition 2 es un videojuego que entretendrá a los fans del primero pero que no les dejará el buenísimo sabor de boca del anterior. No hay tantas cosas buenas en los diálogos, en los secundarios o en las situaciones como para poder pasar por alto tantos problemas técnicos, otra vez. De todas formas, esto sigue siendo un juego de SWERYy se disfruta, pero ha pasado de ser genial a solo suficiente.
Deadly Premonition 2 es un agradable regreso al imaginario de SWERY, pero ha perdido la sorpresa, el encanto, la frescura y la imprevisibilidad del primero. Convencerá por los pelos a los fans, pero no sirve de puerta de entrada para los neófitos ni conseguirá reforzar tu amor por la franquicia. Para mí, el auténtico York sigue en Greenvale, no en Le Carré.
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- York y Zach siguen siendo de los mejores personajes del videojuego
- Algunas conversaciones inspiradas
- Las reglas del mundo abierto son un desastre
- Imperdonables problemas técnicos
- Un combate horrible y repetitivo
- Una historia excesivamente predecible
