En mayor o menor medida, todos conocemos la leyenda del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, esa suerte de valerosos guerreros que lucharon por la justicia y el honor en Britania. Con su mítica leyenda como telón de fondo, nace este notable juego de estrategia y rol que combina con gran acierto ambos géneros para ofrecer una experiencia de juego altamente adictiva y muy desafiante… tal vez en exceso.
Un gran continente por conquistar, decenas de reyes a los que convencer para que se unan a nuestra causa y un imperio que gestionar. ¿Quién dijo que llevar a la gloria al rey Arturo y sus caballeros iba a ser una tarea fácil? Sin duda, el estudio Neocore no lo cree así y por eso nos traen este título tremendamente desafiante que nos pondrá las cosas difíciles desde el principio; algo que como veremos a continuación, nos desesperará en más de una ocasión.
Héroes, magia y un toquecito de “Total War”; el cóctel perfecto
Siguiendo las pautas jugables de la exitosa serie “Total War”, en El Rey Arturo vamos a encontrarnos con un juego que combina con gran acierto la gestión de nuestro reino mediante un sistema por turnos, con batallas en tiempo real contra ejércitos compuestos por miles de soldados. En este sentido, el juego no se aleja nada a lo visto en la citada saga de The Creative Assembly. En el mapa de Britania podemos dirigir a nuestros contingentes bajo el mando de uno o varios de los caballeros de nuestra corte, estando nuestros movimientos limitados por turnos. Con estas tropas, podemos conquistar distintas zonas de interés que, a la larga, nos darán el control de la provincia donde se encuentran; pero habrá momentos en los que los reyes de dichas provincias se alcen en nuestra contra y, entonces, deberemos arrebatarles sus tierras por la fuerza.
También en este aspecto el juego se muestra idéntico a la serie “Total War”, mostrándonos grandes campos de batalla en los que nuestras tropas, agrupadas en grandes pelotones, deben combinarse sabiamente para no sucumbir ante el enemigo. Arqueros, lanceros, caballería, infantería… el elenco clásico de soldados está presente en el juego que no olvida, eso sí, aspectos propios de las leyendas como criaturas místicas y poderes mágicos que deberemos usar también con cabeza para obtener ventaja frente a los rivales. Se agradece la importancia que el estudio le ha otorgado a la orografía, ya que unos arqueros posicionados en zonas elevadas van a resultar mucho más efectivos que los que combatan sobre llano. Igualmente, las zonas boscosas nos garantizan el poder sorprender a los enemigos, algo que nunca debe olvidarse.
Lo que no nos ha gustado tanto es que el sistema de moral de las tropas parece haberse relegado a un muy segundo plano, ya que éstas, si se cansan, combatirán peor, pero nunca les veremos escapando de las batallas aunque tengan todas las papeletas para morir sin remedio. Igualmente, a los enemigos se les da demasiada ventaja al inicio de cada combate al situarles muy cerca de las zonas estratégicas vitales del campo de batalla (elevaciones sobre todo). Esto consigue, como os podéis imaginar, que los combates se tornen realmente desafiantes, obligándonos a meditar al detalle cada movimiento para evitar que una lluvia de flechas pulverice a nuestro ejército antes de llegar si quiera a la línea de batalla enemiga, por ejemplo.
Todas las tropas y los héroes que sobrevivan a estas batallas recibirán puntos de experiencia que les harán mejorar sus habilidades de combate, entrando aquí en juego los aspectos de rol mencionados anteriormente. Pero este género está presente de muchas otras formas que nos han encantado. Una de las más interesantes son las aventuras conversacionales con las que nos toparemos. Se resolverán como antaño, seleccionando diversas acciones o respuestas que se adaptarán a las habilidades del héroe que afronte dicha tarea, modificándose notablemente su desarrollo dependiendo de nuestras elecciones. De hecho, elecciones de este tipo también estarán presentes en las “batallas tradicionales”, con opciones como apoyar a un reino u otro, conquistar una región mediante la fuerza bruta o creando conflictos entre los reinos colindantes para debilitarlos, dialogando… En definitiva, una notable variedad de opciones pocas veces vista en el género.
Matrimonios, acuerdos diplomáticos, leyes autoritarias…
Otro de los aspectos más destacables de El Rey Arturo lo encontramos en las opciones de gestión con las que nos toparemos. Eso pese a empezar la aventura de la forma más simple posible: dirigiendo a un único héroe con sus huestes. Pero progresivamente se nos irán abriendo nuevas puertas, así que pronto tendremos la opción de asignar provincias a nuestros héroes para que las gestionen de la mejor forma posible (podemos ganar más oro o alimentos, que sean más fieles, etc.), casar a nuestras damas con príncipes de otras provincias para beneficiarnos de estas uniones, modificar los impuestos, establecer leyes en nuestras provincias, o dar forma con gran libertad al bastión sobre el que se erigirá nuestro imperio.
A nivel de gestión el juego no ofrece las opciones vistas en la serie Total War. Así, por ejemplo, no tendremos ocasión de trabajar personalizadamente en cada una de las regiones conquistadas, pero las opciones con las que contamos, unidas a los aspectos del género rol que presenta el juego, logran que el resultado final sea realmente bueno.
El problema, como ocurre con las batallas, es que la curva de dificultad se nos antoja excesivamente escarpada. Empezar y jugar en general es muy sencillo, pero pronto nos veremos tirándonos de los pelos al enfrentarnos a ejércitos que nos vapulearán a poco que cometamos un error; o sufriremos ataques constantes de otras regiones que parece no sufren los mismos contratiempos que nosotros a la hora de reabastecer a las tropas. Por supuesto, para los más veteranos en el género esto supondrá un plus al encontrarse con un verdadero desafío, pero creemos que podría haberse suavizado algo más.
Lo importante es que en lo referente a las batallas el juego se muestra muy sólido, por lo que los problemas existentes con la inteligencia artificial de los enemigos desaparecen cuando los rivales a batir son otros usuarios a través de Internet; una opción muy bien adaptada por la desarrolladora, que ha creado un buen sistema de combates online que nos mantendrá horas y horas frente al PC.
Britania al detalle
A nivel gráfico El Rey Arturo es un título notable, mostrando por un lado un buen mapa del mundo cargado de detalles que se complementa a la perfección con las batallas en tiempo real en las que disfrutaremos de combates contra miles de soldados bien recreados y modelados en entornos de grandes proporciones. Destaca en este punto el diseño artístico de las unidades de combate y, sobre todo, las ilustraciones que nos acompañarán a lo largo de la aventura y que se han integrado perfectamente en el desarrollo del juego. En este caso hablamos por ejemplo de las citadas aventuras conversacionales o la presentación de todas las misiones con las que nos encontraremos. Para colmo, el juego funciona correctamente en equipos de gama media con un buen nivel de detalles, lo que es muy de agradecer.
Un gran juego de estrategia que se complementa de una forma muy acertada con el género rol, no dando la sensación de ser un pastiche como ocurre en muchos casos. Batallas estratégicas realmente desafiantes, un buen sistema de gestión de imperios y el fantástico universo del rey Arturo como telón de fondo. Al margen de la caprichosa curva de dificultad en determinadas ocasiones, pocas pegas se le pueden poner a este título completamente traducido y doblado a nuestro idioma.
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