Neocore Games nos vuelve a transportar al relato de la leyenda artúrica para brindarnos una experiencia de juego que combina elementos de varios géneros para ofrecer un título muy largo y muy rejugable gracias a sus sistemas de combate, gestión y moralidad. ¿Salvaremos Camelot de la versión más perversa del Rey Arturo? ¿O usurparemos el trono y reclamaremos los restos del reino para nosotros?
La premisa de King Arthur Knight's Tale es algo que me ha encandilado desde el primer momento, cosa que creo que hará también con los que conozcan la leyenda artúrica. ¿Y si cuándo Arturo y Mordred se aniquilaron mutuamente, al llegar a Ávalon – lugar de reposo de los caballeros caídos- el virtuoso monarca se hubiera convertido en un ser demoníaco y despótico? El resultado sería la corrupción del Reino y el retorno de la oscuridad y el paganismo a este mundo. Por ello, la Dama del Lago decide resucitar al único caballero que fue capaz de vencer a Arturo para contrarrestar el poder oscuro del que antaño fuera rey y salvar Ávalon: Sir Mordred.
Así arranca esta aventura de Neocore Games, estudio responsable de títulos como Inquisistor Martyr o The Incredible Adventures of Van Helsing. Se trata de un proyecto Kickstarter que, tras recaudar hace año y medio la nada despreciable cifra de 184.000 euros, se presenta -tras varios retrasos- como la fusión de los mejores elementos de sagas icónicas en los géneros del combate táctico por turnos y los RPG tradicionales. El combate de XCOM, la exploración de Diablo en 50 misiones -más el contenido post partida- y un sistema de moralidad reminiscente del visto en los juegos de Bioware son sus señas de identidad. Todo ello para ofrecer un título completo, extenso y muy rejugable.
La lucha por Ávalon
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El propio inicio de la trama nos hace las veces de tutorial, nada pesado por cierto, y me ha permitido ver cómo ha construido el estudio húngaro el sistema de exploración y combate, el alma del juego. Inicialmente, parece que Knight's Tale sea un ARPG como Diablo, ya que me puedo mover con total libertad. En este estado podemos inspeccionar los lugares en busca de equipo y oro para posteriores compras o mejoras de nuestro castillo, del que os hablaré más adelante. También podemos encontrar personajes que nos propongan misiones secundarias dentro de una en la que estemos, tesoros que para conseguirlos implicarán combates más desafiantes, o sencillamente altares que potencien temporal o permanentemente a uno de los componentes del grupo. Incluso podemos encontrar aliados que nos acompañen durante toda o parte de la misión en la que estemos.
Si nos cruzamos con enemigos, el juego pasa entonces al modo de combate. En función del encuentro, nos dejará prepararnos eligiendo desde que casillas empezarán nuestros personajes, aunque también podemos ser emboscados, y otras veces sencillamente pasamos a la pelea. Lejos de ser un calco del sistema utilizado por otros juegos, aquí los personajes funcionan por puntos de acción. Con ellos podemos desplazarnos, atacar, o realizar distintas acciones, cada una con un coste determinado por la misma. La gracia está en saber cómo administrar nuestra reserva de puntos para atacar al enemigo y vencerlo recibiendo nosotros lo menos posible. Existe la posibilidad de reservar una parte de nuestros puntos no gastados en el turno actual para añadirlos a nuestro cupo en el siguiente, y así realizar más acciones de varios tipos. A la hora de atacar y defendernos será muy importante posicionarse. Los ataques que realicemos -y recibamos- por los flancos o la espalda drenarán todavía más las "barras" de vida: la Armadura, los Puntos de Golpe (PG) y la Vitalidad.
Esta capa adicional de complejidad hace que el combate sea táctico tanto en el posicionamiento como a la hora de calibrar si nuestros campeones aguantarán el envite lo suficiente como para salir airosos. Habrá habilidades o ataques que serán más eficientes para drenar armadura o PG, y otras que atacarán directamente la vitalidad ignorando las dos anteriores. Fuera del combate, podemos emplear los campamentos que encontremos para reparar parte de la armadura o reponer parte de nuestros PG. Pero solo pueden usarse para una de las dos opciones y una sola vez cada uno. Por cierto, a diferencia de la armadura y los PG, que se reponen entre misiones, la vitalidad solo la recuperaremos si enviamos a nuestro caballero a descansar en el auspicio de Camelot, eso hará que no esté disponible durante algunas misiones en función de daño sufrido; este tiempo en el "banquillo" se puede reducir pagando un coste en oro proporcional al tiempo que debería estar de manera gratuita para sanar por sí mísmo.
También mencionar que nuestros personajes pueden sufrir heridas que aplicarán perjuicios permanentes -menos Puntos de Acción, menor resistencia a determinado tipo de daño, etc.- y se deben sanar aparte en otra instalación. Pese a que hay coberturas en el juego, el grueso del daño se hace cuerpo a cuerpo, y la cobertura sólo funciona como un mitigador del daño a distancia.
La lealtad de algunas de mis tropas, que hace que rindan mejor o peor en combate
Además no todos los personajes tienen las mismas estadísticas. En el séquito que vaya reclutando Mordred tendremos a nuestra disposición hasta seis tipos de clases que son las clásicas dentro de los RPG, como Defensores, Vanguardias o Arcanistas por mencionar algunas, que son el equivalente de tanques, asesinos y magos respectivamente. Todas estas clases se repartirán entre 30 personajes únicos que fueron nombres importantes dentro de la leyenda artúrica. Lo curioso es que aunque dos personajes sean de la misma clase, cada uno dispondrá de objetos exclusivos a equipar y barras de vida propias. Sus árboles de habilidad también diferirán, pues aunque compartan habilidades habrá algunas que serán exclusivas de un personaje. Por ejemplo, Sir Mordred es el único Defensor del juego que puede lanzar un hechizo que merme la resistencia de su objetivo, mientras que los otros sólo cuentan con habilidades de "tanqueo" y daño cuerpo a cuerpo, aunque cada uno tendrá sus especialidades. Esto obliga a planificar muy bien la composición del grupo antes de progresar en la historia y nuestra formación al iniciar un combate, que por cierto podemos controlarla cuando estamos explorando el mapa para, cuando empiece la refriega, ahorrar puntos de acción y atacar moviéndonos lo menos posible.
Con todo, es un sistema de combate muy profundo y que variará en cada partida. No sólo por el hecho de que el jugador puede determinar donde gastar los puntos de habilidad que ganan los personajes al subir de nivel, sino también por las potenciaciones y beneficios que nos darán Camelot y el sistema de moralidad, junto con la lealtad de nuestros compañeros.
Inquieta vive la cabeza que lleva la corona
Si el sistema de exploración y combate se muestra profundo, el de gestión de Camelot y de la Tabla de Moral no iba a ser menos. Como todo buen RPG, Knight's Tale me ha permitido decidir cómo vamos a progresar en el juego. El sistema de moralidad del juego es la base aquí y permite llevar a Mordred eligiendo entre dos vías: la de gobernante justo o despótico y la del creyente pagano o cristiano. En general, las misiones me han presentado dilemas para determinar si soy un gobernante más justo o más despótico. En función de lo elegido he asegurado -o perdido- la lealtad de algunas de mis tropas, que hace que rindan mejor o peor en combate. En el peor de los casos pueden traicionarme y tener que enfrentarme a ellos en una misión más adelante en el juego.
Las elecciones también afectan a la Tabla de Moral desbloqueando el reclutamiento de nuevos caballeros, nuevas bonificaciones pasivas, o promulgar una nueva ley o decreto en Camelot. Funcionan también como bonificaciones pasivas o formas de incrementar los recursos que gano en misiones. En el mapa de Ávalon también he tenido que dirimir disputas que, aparte de variar la lealtad de los afectados, me han proporcionado oro, experiencia para uno o más personajes y otros beneficios junto con avanzar más por una o las dos sendas. Otro detalle es que el mero hecho de avanzar por una de ellas ha alejado de la fe o gobierno opuesto a lo que elegí.
En cualquiera de las dos hay beneficios y personajes adicionales, pero es imposible verlo todo en una sola partida. En este aspecto, Knight's Tale es tan rejugable como un Dragon Age o un Mass Effect , y eso hace que el título tenga una larga vida, ya extensa gracias a sus 50 misiones, entre secundarias y principales. Las primeras son iguales en desarrollo a las principales, pero sirven especialmente para subir de nivel a nuestros personajes, reclutar a nuevos, y conseguir botín diverso. Las principales son virtualmente idénticas pero al completarlas se hace avanzar la trama y son mucho más largas y difíciles. Al igual que en otros títulos de Combate Táctico, si tratamos de ir sólo a la historia lo pasaremos mal ya que nuestros personajes no estarán preparados, aunque es posible vencer. Con lo cual es recomendable jugar las misiones secundarias; no sólo por los beneficios que dan, sino porque absolutamente todas ellas dan pinceladas de la trama o explican el trasfondo de alguien de nuestra "Mesa Redonda".
Es imposible verlo todo en una sola partida
El castillo de Camelot es algo que también deberemos controlar. Pero cuidado, reparar y desarrollar todas sus instalaciones es muy caro, tanto en oro como en recursos de construcción que también ganamos al completar misiones, y es difícil desbloquear todo el potencial de la mítica fortaleza. Habrá quienes prefieran construir suficientes infraestructuras para sanar y pertrechar a sus seguidores, y otros que opten por establecer una corte que proporcione beneficios pasivos durante las misiones, o más capacidad de reclutamiento y entrenamiento. Al igual que con la Tabla de Moralidad, Camelot guarda muchos secretos que no serán desvelados con una única partida, y me ha obligado a tomar decisiones difíciles sobre mi cuartel general, a la vez que me invita a jugar nuevas partidas para ver lo que me he perdido en la primera.
La cruzada infinita y contra los elementos
Una vez finalicemos la campaña, podemos seguir jugando en misiones aleatorias para nivelar aún más a nuestros personajes o completar la Tabla de Moral. Pero eso no es todo, ya que Neocore Games ha anunciado que posteriormente a su lanzamiento, además de todo el contenido que ya trae el juego, comenzarán las "temporadas": contenido con nuevos enemigos, encuentros o jefes y desafíos más difíciles para los más bravos caballeros, que amenizarán el contenido post partida del juego. Aquellos que aún así esto les parezca poco también tienen un modo PvP para celebrar "justas" y ver quien se alza vencedor en combates de 4 contra 4 con varios modos de juego. Todo ello en los escenarios de los que ya hemos podido disfrutar durante la campaña y algunos nuevos. Decir aquí que son los propios a los que nos tiene acostumbrados Neocore: lúgubres y sombríos, pero no sin cierto encanto y muy llamativos. Por desgracia, como muchos juegos de este estilo, pueden pecar un poco de repetitivos, pero la estructura de sus misiones y el combate ha conseguido que no lo note tanto.
La música por su parte son ritmos y baladas medievales, a veces más pausados, a veces más frenéticos que casan con lo que hay en pantalla, con un uso de la percusión y vocales muy acertado. Sin ser un portento técnico, el juego embellece mucho la experiencia, pero no está exento de fallos. A veces las sombras fallan y el uso de los mismos patrones de color no ayuda a hacer los escenarios más distintos. También es comprensible que hayan retrasado varias veces el juego. Aunque haya servido para ir añadiendo contenido, se nota que debían optimizarlo un poco más, pues en 30 horas de juego me ha tirado al escritorio dos veces. Mal que no sea una cantidad alarmante, justifica los retrasos sufridos, aparte de que aún hay líneas de diálogo por implementar y bastantes textos por localizar al castellano. Otro punto a favor es que, salvo en el inmenso espacio del disco que requiere (120 gigas), el juego no pide mucho al resto de componentes y hasta usuarios con equipos modestos podrán ejecutarlo sin mayores problemas.
En resumen, es un juego que está a la altura de lo prometido, y es un ejemplo de proyecto Kickstarter bien llevado, completo. Si ha pasado por debajo del radar es porque la atención podría estar centrada en otros buenos juegos pero mucho más populares que este. Pero sobre todo porque NeoCore Games ha priorizado entregar a sus aficionados un producto de calidad pero sin pillarse los dedos al anunciarlo a bombo y platillo, y asegurándose de que King Arthur Knight's Tale es un buen juego, y para rato.
King Arthur Knight's Tale puede que no sea el inventor de todas las virtudes que han ofrecido títulos en los que NeoCore se ha inspirado para concebirlo. Pero es sin duda uno de los que más -si no el que mejor- ha sabido combinarlas de manera eficiente, y sobre todo divertida, para ofrecer una experiencia rejugable hasta decir basta. Con muchas horas por delante para apreciarlo bien y disfrutarlo, y esperando que dé guerra por mucho tiempo.
- Una versión alternativa de la leyenda artúrica rica en trasfondo y contenido
- Profundos sistemas de combate, gestión y moralidad que garantizan la rejugabilidad
- Faltan textos por localizar al castellano, aunque es de esperar que pronto lo estén
- Escenarios algo repetitivos pero que se ajustan muy bien al tono de la historia
- Podemos seguir jugando tras acabar la campaña y disputar combates contra otros jugadores
