Hace unas semanas os traíamos nuestras impresiones sobre Siege Survival: Gloria Victis. Hoy, después de haber podido disfrutar del juego al completo os podemos contar qué nos ha parecido; os avanzamos que es un título desafiante y muy particular. ¿Quieres saber más? Aquí nuestra review.
Si hay algo que ha conseguido lo nuevo de Black Eye Games y Ravenscourt es transmitirme toda la angustia y desesperación de unos pocos supervivientes encerrados tras la muros de una ciudad medieval. Todo lo que ocurre durante la campaña del título lo hace con el apremio y la certeza de que cualquier mínimo desliz, fallo o incompetencia en la gestión va a tener consecuencias muy graves en los personajes que manejamos y también para el resto de nuestra ciudad.
La guerra no cambia nunca. Estas palabras de la intro de Fallout 3 me vienen de maravilla para hablaros sobre Siege Survival. Porque precisamente es eso lo que he sentido mientras jugaba. De una manera similar a lo que lo viéramos en un título tan diferente en ambientación y perspectiva como es This War of Mine, en Siege Survival seguimos estando bajo el asedio del enemigo, para sobrevivir tendremos que ir reclutando nuevos personajes, tomando durísimas decisiones y afinando al máximo a cada paso dentro de sus dos mecánicas jugables: el saqueo nocturno con toques de rol y la gestión del asentamiento.
Siege Survival es un juego áspero, hostil para el recién llegado, apenas te explica lo más básico y depende de ti abrirte camino en su mundo plagado de amenazas. En todo momento es esa su intención y has de tener en cuenta que me ha llevado un total de tres reinicios completos de la campaña principal poder acabarlo. Porque se trata un juego difícil, no porque quiera, sino porque debe. Su ambientación y situación así lo requieren porque ¿de qué otra forma si no iba a dar contexto al hecho de que seamos el único apoyo que tienen los soldados que libran la batalla contra el ejército invasor?.
En Siege Survival somos la resistencia
Más gente son más manos sí, pero también más bocas
Siege Survival no te pone en primera línea de batalla, huye de heroicidades y se despoja casi completamente de representar la violencia de forma explícita. Tu misión es proveer de suministros a tus aliados y, de fallar en este encargo, verás como la balanza de la guerra se inclina del lado invasor. Con este planteamiento se entiende perfectamente que la obtención de recursos se produzca durante la noche, en la oscuridad. Momento en el que rebuscando entre los escombros de la guerra encontrarás recursos como madera, trapos o armas rotas que puedes aprovechar por la mañana en la seguridad del bastión. Esta vertiente jugable en la que nos convertimos en saqueadores es la más interesante y dinámica de Siege Survival. Es en esos momentos donde entra en juego un pequeño apartado más encarado al rol y al sigilo y es que, bajo la luz de luna, tendrás que moverte despacio y en silencio.
Los guardias acechan tras las esquinas y tienen buena vista y oído. Siege Survival tira de los manidos conos de visión al estilo Commandos para marcar las zonas por las que es mejor no pasar y, si corremos demasiado, las ondas acústicas que emiten cada uno de nuestros pasos serán mayores y podrán alertar a aquellos que se encuentren en puntos más alejados. La ciudad ofrece una serie de recursos limitados, no, limitadísimos. Olvídate de contar con mil unidades de madera a lo Age of Empires, aquí raro será que logres acumular más de una decena de elementos de un mismo tipo. Es por eso mismo que se ha de actuar con cuidado ya que, de ser descubiertos si no acabamos muertos a las primeras de cambio y perdiendo al personaje en cuestión para el resto de la partida, las patrullas se intensificarán en las siguiente noches y todo se volverá aún más hostil. Un lujo que no puedes permitirte cuando el reloj corre en tu contra y el próximo ataque enemigo está a la vuelta de la esquina.
El mapa de la ciudad que podemos visitar durante la noche no es excesivamente extenso, pero está lo suficientemente bien diseñado para esconder momentos únicos dentro de la experiencia. Además de recursos, encontraremos eventos en los que tendremos que tomar decisiones tan duras como permanecer impasibles a la violación y muerte de una conciudadana por miedo a que nos maten si la defendemos o actuar con valentía y salir en su defensa sabiendo que la consecuencias de ello pueden acabar lastrándonos demasiado más adelante y dar con la partida al traste. Se trata de un sistema de elecciones en los que no prima tanto la moralidad del jugador, lo hace mucho más la practicidad y el instinto de supervivencia y, por lo tanto, funciona a la hora de ponerte en el pellejo de los protagonistas.
De estos eventos podemos obtener algunos recursos, oportunidades de comercio e incluso nuevos aliados que se unan a nuestra causa. Una bendición envenenada esta última de la que os hablaré un poco más adelante, porque más gente son más manos sí, pero también más bocas. Sin salir de las incursiones nocturnas todavía, me ha resultado interesante el sistema de progreso en este sentido, ya que tu exploración a lo largo de cada una de las incursiones ha de seguir un rumbo común. Destinado a encontrar atajos que te permiten llegar desde el castillo a diferentes puntos de la ciudad, quemar cadáveres que están llenando de podredumbre las calles o quitar con la ayuda de una pala escombros de zonas que permiten que los escenarios se intercomuniquen entre sí.
Tras el saqueo llega la hora de la batalla
Tras la noche llega la mañana, y toca emplear estos recursos para crear objetos más o menos útiles. Tras los "casi-del-todo-seguros" muros del castillo podremos ir desarrollando y construyendo diversos puntos de trabajo como hogueras, hornos, bancos de trabajo, talleres de reparaciones, boticas, armerías, etc., lugares en los que dar forma a viandas, medicinas, vendas, armas o ladrillos que los soldados pueden utilizar en cada nueva refriega. El mayor problema es que, los recursos son muy escasos, y apenas existen un par de mecanismos para hacerlos aumentar más allá de los saqueos nocturnos, por lo que si durante estos no tienes suerte, puedes tener falta de algún material que te lastre durante demasiado tiempo y acabe dejándote en clara desventaja.
El enemigo ataca cada equis días, se puede llegar a saber el momento preciso infiltrándose por la noche en sus líneas. Una tarea que se realiza de manera automática, como si fuera una de esas misiones de encargo de Metal Gear Solid V de las que solo obtenemos los resultados y no tomamos parte. Sea como fuere, durante los asedios quedamos intramuros y solo conocemos el transcurso de la batalla por unos valores puntuación que aparecen en la interfaz. Sin embargo, durante su progreso no somos meros espectadores y podemos influir en su devenir de diversas maneras. Por ejemplo, mandando armas o ladrillos al frente que hagan subir esa puntuación, más adelante tomando el control del trabuquete de la muralla y, defendiéndonos a la vez de los ataques ya que, tres cuartas partes de nuestro asentamiento están completamente expuestas a las flechas incendiarias y a las grandes piedras que llegan desde las catapultas enemigas. Apagar los fuegos y reaprovechar estas piedras en nuestro favor son tareas que realizar de manera activa durante el combate.
Pero no solo debemos de ocuparnos de mantener a la soldadesca a través de líneas de suministro. Cada uno de los personajes de nuestro asentamiento cuenta con habilidades propias, de esta manera los podemos tener con mejor predisposición al comercio, otros no necesitan dormir demasiado y algunos son muy eficientes a la hora de elaborar objetos. Pero, a pesar de sus diferencias, todos comparten rasgos comunes. Tienen hambre, sed y sueño. Pueden sangrar, enfermar e incluso deprimirse y eres tú como jugador el encargado de que ninguna de estas necesidades quede descubierta, porque de hacerlo acabarán lastrando el rendimiento de nuestros trabajadores y, en el peor de los casos, conducirlos a la muerte.
Es en este punto donde he notado que Siege Survival tiene cierta falta de equilibrio, se me ha hecho muy complicado saciar las continuas necesidades de agua potable y comida de los aldeanos, a pesar de contar con infraestructuras como trampas para ratones o granjas de cerdos y gallinas que me proveían de alimentos con frecuencia. Sus necesidades se reproducen a un nivel demasiado rápido, las heridas tardan demasiado en curarse, aún usando vendajes y dándoles descanso, y las enfermedades contraídas perduran durante demasiados días. Creo sinceramente que en este apartado el título es excesivamente exigente con el jugador. Además, el tiempo no se puede pausar, sí ralentizar a la mitad, algo que he hecho sin más remedio para explotar al máximo las posibilidades de cada mañana de trabajo pero que acaba teniendo un efecto extraño en pantalla al ver a todas nuestras unidades moverse a cámara lenta, rompe con la inmersión.
Lo cierto es que una vez has acabado la primera vuelta al modo historia, se desbloquean un buen número de posibilidades para replantear el juego. De esta forma tenemos modos básicos como repetir la historia con toda su dificultad estándar, un modo de inicio rápido y otro de exploración con una economía más flexible para centrarse únicamente en la narrativa. Resulta interesante que cada uno de estos estilos de juego cuenta con distintos personajes de partida por lo que no son exactamente iguales unos de otros, estableciendo variaciones interesantes de cara a rejugar. Además existen modos de desafío centrados en la parte nocturna del juego o en la defensa del bastión así como un modo aún más difícil para aquellos que tengan la situación completamente dominada. Por si esto fuera poco se puede optar por iniciar una Nueva Partida Plus personalizando la dificultad, los recursos, la duración de la partida o los personajes iniciales de la historia. Por último tenemos un editor de escenarios que ofrece un buen número de posibilidades para crear experiencias propias y compartirlas con la comunidad, sin duda un añadido del que algunos sabrán sacar buen partido.
Siege Survival no es ningún portento gráfico, pero tampoco lo necesita
Siege Survival no es ningún portento gráfico, pero tampoco lo necesita. Su perspectiva isométrica funciona bien y se puede acercar la cámara lo suficiente como para observar las situaciones con detalle. Resalta el apartado artístico que acompaña a las partes de la ciudad por la noche y las ilustraciones así como el buen trabajo llevado a cabo en su banda sonora que, sin contar con demasiadas pistas, consigue transmitir tanto como la propia narrativa del juego. Siege Survival llega completamente traducido en texto al castellano y sin usar ningún tipo de voz dentro del juego.
Siege Survival: Gloria Victis es un título muy peculiar, realmente casi único. Su angustiosa narrativa y ritmo de juego, así como lo bien que consigue introducir al jugador dentro de su historia gracias a su sistema de decisiones son sus mejores virtudes. La asociación entre el saqueo nocturno y la gestión del asentamiento funciona, sin librarse de algunos puntos que tienen cierto margen de mejora como la excesiva demanda de recursos de los personajes que manejamos. No puedo recomendar abiertamente el título, pues si bien me ha gustado, creo que su exigencia puede ser demasiado alta para algunos jugadores. Si estás dispuesto a recomenzar tu partida varias veces y eres consciente de que tienes que aprenderte bien dónde están los recursos para evitar el fracaso es posible que este juego sea para ti.
- Siege Survival está ambientado en el universo del MMO medieval Gloria Victis.
- Consigue transmitir toda la dureza y la angustia tras los muros de una ciudad asediada.
- La gestión de recursos en el asentamiento es dura y exige varias partidas para cogerle el punto.
- El saqueo con tintes de rol durante la noche en la ciudad ligado a la toma de decisiones deja los mejores momentos del título.
- Una vez acabada la primera vuelta desbloquea varios modos adicionales con personajes de partida distintos.
