Connor, has decidido ofrecerte para negociar en el interior del banco. Toda acción tiene su consecuencia. Este es el desenlace de tu decisión.
La opción más arriesgada parece la de aventurarse al interior del edificio, pero también podría ser la que más nos permita estar en control de la situación. Tras acordar con tu interlocutor la cita en el banco, uno de los androides abre las puertas y, sin perder un instante, tocas levemente su brazo para establecer contacto y revisar sus unidades de memoria. Te permite ver qué está sucediendo. Un humano llamado Kyle Reese les ha ordenado llevar a cabo la operación y, con un sistema de hackeo, ha logrado alterar las tres leyes de la robótica que rigen el comportamiento de estas criaturas. Tardas fracciones de segundo en enviar toda esta información al centro de mando, que con presteza ubica la posición de Reese. Mientras tu finges con negociar las condiciones del acuerdo con los divergentes, envías a fuerzas especiales a su casa para detenerlo y abortar la operación en menos de una hora.
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