Crítica de Dragon's Dogma para Netflix: una adaptación correcta, pero que se queda en la superficie

Crítica de Dragon's Dogma para Netflix: una adaptación correcta, pero que se queda en la superficie
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Una IP muy querida y demandada, un historial de otras sagas de videojuego adaptadas exitosamente al cine en el que fijarse, y productores del propio Capcom: Dragon's Dogma tenía todo lo necesario para triunfar en Netflix. ¿Está bien? Claro. ¿Es lo que nos esperábamos? A duras penas.

A lo mejor no lo parece a simple vista, pero en la redacción de 3DJuegos hay grandes fans de Dragon's Dogma. Es verdad que nunca ha pasado del notable alto en los análisis, pero si estás atento al Supershow tal vez recuerdes que tanto el bueno de Alex Pascual como un servidor hemos salivado con la idea de que Hideaki Itsuno nos sorprenda con un DD2 a falta de poder jugar el MMORPG que solo vio Japón. Puede que el original estuviera lejos de ser perfecto, pero oye: las nuevas IP nunca son sencillas, y esta en concreto logró sorprendernos y mucho por sus clases, el sistema de peones, mecánicas de escalada, por sus monstruos y por esa estupenda expansión ambientada en la isla Bitterblack.

La verdad es que la idea de que Dragon's Dogma llegue a Netflix no me dijo gran cosa en un principio, pensé que sería poco más que el aperitivo que —con suerte— pronostica la llegada de un nuevo videojuego. A pesar de ello, el trasfondo del original, una historia cíclica donde el héroe se convierte en villano al final y a su vez introduce un nuevo héroe, podía ser la excusa perfecta para colarse en la televisión con algo interesante tanto para los veteranos como para quienes no habían oído hablar de aquel ARPG de 2012. En mi cabeza, la trama ideal hubiera girado en torno a las aventuras de Savan, uno de los Arisen que preceden al protagonista en el videojuego, y su peón Salde. No es el único que se menciona en el 'lore', pero puesto que lo controlamos durante la secuencia de introducción, tal vez sería la mejor forma de unir una historia nueva con la que ya conocemos.

Pero no ha sido así. La serie de televisión nos propone revivir la desdichada vida de Ethan, un hombre que parecía haber encontrado la paz en formar una familia y que al ser despojado de ella, termina siendo elegido por el dragón como nuevo Arisen. Durante los siete capítulos que componen la primera y única temporada, él y su compañera, la peón Hannah, se enfrentan a las muchas oscuridades del corazón de los hombres (y un puñado de monstruos grandes, también) mientras se acercan a la guarida del temible lagarto alado para reclamar el corazón del protagonista. Los más avispados reconocerán que la aldea costera donde comienza su aventura es Cassardis, la misma del videojuego. A menos que hablemos del lugar más desafortunado de todo Gransys, uno asume que estamos ante una historia no canónica basada en un protagonista alternativo al del original.

Una senda llena de oscuridad y odio

Por si no era suficiente con un pasado traumático, Ethan tiene que ver cómo la caprichosa voluntad del dragón calcina a su esposa y futuro hijo, le arrebatan literalmente el corazón y además en cada episodio se cruza con toda clase de injusticias: ira, gula, envidia, pereza, avaricia, lujuria y finalmente, soberbia. Los siete pecados capitales van dando forma a situaciones que se saldan casi siempre con la muerte trágica de algún hombre o mujer inocente; y parece que esta clase de abusos terminan haciendo mella en nuestro protagonista, como ocurriría con cualquiera de nosotros. Si bien durante los primeros episodios no hay ninguna clase de reparo en aparcar temporalmente el objetivo principal para ayudar a gente en apuros, con el paso del tiempo Ethan se cierra más y más, al punto de negarse a prestar apoyo a sus amigos o dejar de comer y dormir.

Crítica de Dragon's Dogma para Netflix: una adaptación correcta, pero que se queda en la superficie


Grifos, Lichs, goblins… hay unos cuantos monstruos grandes del juego original y algunos combates son muy intensos
Grifos, Lichs, goblins… hay unos cuantos monstruos grandes del juego original y algunos combates son muy intensos

Todo esto casa vagamente con lo que representa en realidad Dragon's Dogma. Los que hemos jugado al videojuego recordamos aquella frase del dragón, terminando el tutorial: 'now choose, flee or step forth - claim mastery o'er the eternal ring'. Todos los Arisen están destinados a llegar hasta el dragón, pero matarlo es opcional. Grigori nos espera pacientemente mientras crecemos como héroe y forjamos vínculos con otros asuntos más terrenales, y el dragón de la serie hace exactamente lo mismo. El encuentro final, en ambos casos, es una prueba, un examen moral; solo que el profesor que nos valora es un enorme escupefuegos escamado. Pero si el juego nos hace decidir entre amor y destino, Ethan tiene que escoger entre perdón y venganza. Y el resultado es… extraño.

Creo que la serie de Dragon's Dogma hace un buen trabajo cuando cambia el chip a "modo Berserk" porque algunas secuencias de acción son verdaderamente espectaculares —¿a quién no le gusta ver un baño de sangre donde hidras, cíclopes y grifos caen por igual ante un hombre enfadado, después de todo?— y porque la historia que plantea cada episodio es tan cruda como imprevisible. Hasta ahí, todo bien; pero es que ni se siente del todo representativa de obra original más allá del ciclo de héroes y villanos, ni convence como serie totalmente independiente: primero, porque en los veintipocos minutos es difícil crear microrrelatos convincentes e interesantes; y segundo, porque la animación CGI por la que apuesta el estudio Sublimation le hace flaco favor a los propósitos narrativos.

La serie hace un buen trabajo cuando cambia el chip a modo Berserk

Me explico de forma rápida con ese último punto, antes de volver al hilo central: ver la destrucción de Cassardis, a Ethan enfrentándose a una horda de esqueletos o a Hannah conjurando un hechizo para derrotar a un Lich está muy bien; pero en el momento en que nos metemos en diálogos el listón baja mucho, y cuando es el dragón el que habla pausadamente en el séptimo episodio, el listón cae redondo al suelo porque hay incluso animaciones inacabadas que terminan con el lagarto quieto durante algún momento. Resulta curioso, también, que se haya decidido apostar por un estilo 2.5D para los humanos y no para el dragón, porque parte de la sensación de falta de movimiento y de presencia se hubiera arreglado fácilmente con un 'linework' normal y corriente, o eso me parece a mí. Pero incluso con esta clase de problemas, probablemente estaríamos ante algo mucho más disfrutable si se hubiera apostado por el formato episódico de Castlevania: una historia en constante evolución.

Crítica de Dragon's Dogma para Netflix: una adaptación correcta, pero que se queda en la superficie

Probablemente estaríamos ante algo más disfrutable si se hubiera apostado por el formato de Castlevania

Ethan y Hannah avanzan un poco en su viaje hacia la guarida del dragón, se cruzan con gente en apuros, y cuando se termina el problema continúan el trayecto, un poco más traumatizados que antes pero llenos de determinación. Fin del episodio. Ese patrón funciona muy bien en JoJo's Bizarre Adventure porque los personajes son tan variados e interesantes que no nos duele dedicarle tres capítulos a un solo enfrentamiento; pero aquí hablamos de un señor enfadado con una espada, una chica que no puede tener sentimientos y un puñado de desafortunados campesinos con una única preocupación y que no volvemos a ver. En otras palabras, ese formato casi de 'shonen' que se repite entre cinco y seis veces (según lo que opines del último episodio) queda un poco raro en una temporada de poco más de dos horas de contenido sin contar 'opening' (precioso, por cierto) y 'ending'.

Hay un par de guardias que aparecen en dos episodios en vez de uno, pero por lo demás se puede decir que el deterioro moral de Ethan y la explicación de su pasado es lo único que ocurre entre el episodio 1 y el episodio 7, así que hubiera sido más emocionante que, en este 'setting', se apostase por el ir y venir de un mayor elenco de personajes, abriéndose paso ocasionalmente entre un monstruo grande. El resultado final no es un desastre, ni mucho menos; es simplemente uno algo flojo, como si se quedase en el cascarón de lo que es en realidad Dragon's Dogma. Falta rectitud, falta profundidad, faltan figuras clave como la del Senecal, falta todo el espectro de la realeza y aunque no sea necesario ni mucho menos, falta alguna broma para los fans del palo de 'wolves hunt in packs' o 'even in numbers, a weakling is a weakling still' que tanto se repiten en Youtube y equivalentes. No será por falta de lobos ni de goblins, ojo. Habrá que conformarse con algún hechizo reconocible como 'ingle' y 'fire boon' sin más, aunque haya otros mucho más impresionantes para mostrar.

Hannah no es un personaje mucho más propio de videojuego que de serie de televisión, y eso se nota. Pero hace los deberes
Hannah no es un personaje mucho más propio de videojuego que de serie de televisión, y eso se nota. Pero hace los deberes

Pero si tengo que quedarme con algo positivo de la serie es que el tema de los pecados, aun fuera de tono, está bien cosido dentro de cada episodio. ¿Había pedido yo un grupo de campesinos ofreciendo a su propia hija como sacrificio para un monstruo en una serie sobre este videojuego? Pues no, pero ya que es lo que tenemos, al menos debo reconocer que es impactante. En cada episodio, de hecho. La serie no se corta un pelo a la hora de enseñar al dragón comiéndose a un niño o quemando gente viva, pechos desnudos o algo parecido a una violación al estilo de Goblin Slayer, gente ordinaria haciendo actos horribles, un mercenario destripado, suicidios y traiciones; y no creo que lo haga por vicio, sino porque más o menos todo encaja con la idea de presentar un halo de oscuridad rodeando a los seres humanos. Y esa misma idea tiene cierto impacto en el episodio final, aunque de nuevo, lo de que sea Dragon's Dogma hay que cogerlo un poco con pinzas.

Crítica de Dragon's Dogma para Netflix: una adaptación correcta, pero que se queda en la superficie

La serie no se corta un pelo a la hora de enseñar bestialidades

En conjunto, diría que la serie está más o menos bien y que logra mantener el tipo durante ese par de horas gracias a la evolución del protagonista (en mucha menor medida, también de su peón) y esos momentos impactantes que te hacen conectar un poco con la decadencia de Ethan, aunque me quedo con las ganas de ver algo más auténtico y profundo. No es ni de lejos la serie de Castlevania, pero a estas alturas, el mero hecho de que algo que lleve el nombre de Dragon's Dogma llegue a Occidente ya es motivo de celebración. Mientras tanto, os dejo con el recordatorio de que Itsuno quería hacer Devil May Cry 5 y Dragon's Dogma 2. El primero de ellos ya está en tiendas, y hace que me frote las manos pensando en lo que puede venir a continuación.

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