¿Cuándo podremos ir a una tienda y comprar una PS5 o Xbox Series sin necesidad de correr tras ellas o reservarlas? La crisis de semiconductores, unida al coronavirus, ha traído consigo una escasez de stock que podría tener su fin en los próximos meses. Aquí te contamos todo lo que tienes que saber.
La crisis de semiconductores nos ha golpeado de lleno. Ya no es una cuestión de que se trate de algo puntual, sino que ha afectado enormemente a los consumidores. El ejemplo más flagrante es que, incluso un año después de la puesta a la venta de consolas como PS5 o Xbox Series X, aún resulta muy difícil hacerse con ellas. Y eso tiene una simple explicación: la escasez de semiconductores que hacen funcionar sus circuitos internos. ¿A qué se debe? ¿Existe alguna solución? ¿Hasta cuándo durará esta nefasta situación?
No se sabe con exactitud, pero lo que está claro es que esta crisis tecnológica se encuentra estrechamente ligada a la del coronavirus. Es un asunto complejo, que requiere un tratamiento en profundidad para dejar claros al menos tres ángulos de la problemática: qué ha causado esta situación, cuáles son los sectores afectados y en qué momento (y cómo) se espera que todo vuelva a la normalidad. Os adelanto que las respuestas no son del todo concluyentes, pero algo parece claro… y hasta evidente: todo mejorará y ahora mismo se ven indicios de que estamos empezando a vislumbrar la luz del túnel.
En concreto, se baraja el año 2023 como el punto de inflexión, momento en que más de un centenar de industrias (incluidas las de hardware) experimentarán un resurgir en la producción de circuitos integrados. Y con esto me refiero a empresas como Nvidia o AMD, pero también a muchas más (incluidas las de automoción), las cuales han sufrido problemas de producción que encuentran una explicación en todo lo que os contaré a continuación. ¿Os venís?
Causas de la escasez de stock de consolas
Asegurar que la causa de la escasez de semiconductores se debe a una sola razón sería faltar a la realidad. Se trata de una combinación de factores que han dado lugar a una bola de nieve cada vez más grande y difícil de detener. El origen del problema podríamos encontrarlo en que la demanda de estos circuitos es cada vez más elevada, pero la capacidad de producción no se ha incrementado. Esta dinámica explotó con la aparición del COVID-19, que ocasionó retrasos en la producción por el cierre de varias plantas alrededor del mundo.
Sin embargo, el coronavirus tuvo un efecto aún más letal: el incremento de la demanda de semiconductores. Debido a los confinamientos, se produjo una explosión de ventas de productos electrónicos, desde móviles y tablets hasta ordenadores y consolas de videojuegos. La necesidad de trabajar o de estudiar, así como de entretenerse sin salir de casa, dio lugar un aumento del consumo de estos dispositivos (Acer llegó a crecer un 40%), lo cual se tradujo en una altísima demanda de chips para fabricarlos. ¿El problema? El que apuntábamos hace un momento: la industria no estaba preparada para algo así.
El COVID-19 ha hecho ver que la industria de semiconductores dependía demasiado de terceros. Fabricantes tan grandes como AMD externalizan la producción de sus chips, confiándola a otras compañías como TSMC (el gigante de semiconductores taiwanés). En consecuencia, esto es algo que repercute en fabricantes de consolas como Sony, Microsoft y Nintendo. Parece irremediable. Estos chips son muy complicados de producir, al requerir varias fases distintas (más de un millar) con un equipo de trabajo muy especializado. Eso por no decir la inversión que implica tener un departamento de innovación y desarrollo dedicado solo a esto. Por eso se subcontrata: es lo más rentable.
Pero el cuello de botella generado por la poca producción y la alta demanda tiene también otras causas importantes. Una de ellas es la imposición de aranceles y la consecuente guerra comercial entre EEUU y China que se inició durante el mandato de Donald Trump. Dicho de forma resumida, SMIC (otro gigante chino de los semiconductores) tuvo dificultades para comerciar con Estados Unidos, algo que agravó la situación. El otro gran fabricante, el anteriormente mencionado TSMC, no pudo estar a pleno rendimiento debido a la sequía que afectó a Taiwán. Así que lo dicho: la tormenta perfecta.
En resumen:
- Se produjo una espectacular demanda de semiconductores debido al confinamiento.
- Hay pocos fabricantes y están en China y Taiwan: alta dependencia en pocas compañías
- La sequía de 2021 en Taiwán dificultó la fabricación y atención a la demanda.
- La guerra arancelaria EEUU-China entorpeció aún más la situación.
Las compañías afectadas
Hablamos de una crisis global que afecta realmente a cualquier industria que haga una utilización importante de chips. Por ejemplo, el mundo de la automoción ha sufrido un fuerte impacto, debido a que comprende el 15% de la producción mundial de semiconductores. Sin embargo, la industria más impactada es la de la electrónica doméstica, que acapara un 50% de la fabricación. Y podríais afirmar que esto afecta solamente a los chips más punteros y caros, pero no… ha afectado a todos, desde los que hacen funcionar las gráficas hasta los que permiten que te conectes a Internet.
La falta de chips es la explicación de que existan tantísimas dificultades para adquirir una PlayStation 5 o una Xbox Series en las tiendas… y no es algo que les favorezca ni mucho menos. Hay compañías como Apple que podrían haber tenido resultados financieros aún más abultados si se hubiese atendido a la demanda. Tal vez Nintendo ha sido una de las menos perjudicadas por la situación, debido a que tenía muchas consolas ya puestas en el mercado (92 millones de Nintendo Switch en la actualidad). Esto ha permitido que juegos como Animal Crossing: New Horizons hayan marcado récords en un contexto de confinamiento.
La escasez comenzó debido a que la gente comenzó a trabajar y estudiar desde casa
Sin embargo, no nos engañemos… hasta Nintendo está afectada. De hecho, actualmente la compañía japonesa está trabajando para encontrar alternativas de producción para los semiconductores de Nintendo Switch: "Estamos reexaminando el diseño de hardware para tratar de mitigar los efectos de la escasez de semiconductores". El propio presidente, Shuntaro Furukawa, admitió recientemente que no han vendido tantas consolas como esperaban, algo que ha llevado a la empresa a revisar sus expectativas de ventas: "Estamos haciendo todo lo que podemos, pero hay una creciente sensación de incertidumbre en torno a los planes de producción".
Lo tiene algo más difícil PlayStation 5, debido a que hace uso de una tecnología gráfica bastante complicada de producir en la situación actual. Sony ya ha reconocido oficialmente que la escasez de semiconductores está afectando a la producción. En los resultados fiscales, la compañía ha admitido que no ha alcanzado los objetivos de distribución (algo evidente), aunque esperan incrementar el ritmo de ventas hasta alcanzar los 22 millones de consolas para marzo de 2022. Teniendo en consideración que actualmente van por los 15 millones, no es para nada un mal dato.
En Xbox se vive una situación similar, aunque tienen una ligera ventaja, ya que Series X y Series S son dos hardwares diferentes, el segundo con menos exigencia en cuanto a la producción del chip gráfico. Aun así, Microsoft ha sido también fuertemente afectada porque era la primera vez que sacaban dos consolas al mismo tiempo, según nos comentó Cédric Mimouni en una entrevista. Como dato relevante, el ejectivo defendió algunos aspectos que refuerzan todo lo que hemos dicho hasta ahora: que la demanda fue muy elevada, que hay escasez de chips y que no se sabe muy bien en qué momento todo se solucionará. O bueno… puede que este último punto sí que esté ahora un poco más claro. Lo vemos a continuación.
En resumen:
- La industria más afectada es la de electrónica doméstica, que significa un 50% del total.
- Nintendo tenía una base instalada fuerte de Switch y ha resistido bien el impacto.
- Sony ha vendido menos PS5 de las que esperaba, pero espera recuperarse.
- Xbox también ha tenido dificultades con Series X, con escasez de stock.
¿Cuándo se acabará el problema?
El problema nació en 2020 con la pandemia, pero se ha extendido a 2021 debido a que la demanda sigue siendo altísima. Muy probablemente, en 2022 aún persistirán buena parte de las dificultades, con una escasez de semiconductores que llevará otra vez a problemas de stock. Phil Spencer (vicepresidente ejecutivo de Microsoft) es consciente de esto, y ya ha dicho que la situación irá más allá de las Navidades, durante meses y meses. Es algo que también defienden los expertos en tecnología: el problema no desaparecerá pronto y durante las próximas semanas seguiremos teniendo eso de "primero en llegar, primero en ser servido". El mejor ejemplo lo tenemos no solo en las campañas locas de reserva de PS5 y Xbox Series, sino también en Steam Deck, con una reserva a meses vista y encima con un retraso en su estreno.
¿Dónde está la solución? Lisa Su, máxima responsable de AMD, defiende que la industria de semiconductores necesita incrementar su capacidad de fabricación. El gigante asiático TSMC ya tiene planes para mejorar su producción con una inversión millonaria. Al mismo tiempo, hay empresas que están haciendo acopio de chips para adelantarse a los posibles problemas. Pero hay un movimiento aún más importante, y es que Europa se erige como nuevo centro de producción de semiconductores (con Alemania y Francia a la cabeza). Esto permitiría desviar el foco de la industria y eliminar la dependencia actual en China y Taiwan.
La conclusión es que el proceso será lento, pero la oferta acabará atendiendo a la demanda en algún momento. Básicamente, las compañías de semiconductores harán inversiones millonarias, al tiempo que se mejorarán los procesos de producción, volviéndolos más eficientes. La pregunta es: ¿cuándo llegará todo esto? Respuesta corta: aún queda. Hasta el año 2023 no se espera que se supere la crisis de semiconductores. Las voces más optimistas hablan de septiembre de 2022, pero todo queda a expensas de la situación pandémica, y también de la propia actuación de los fabricantes.
Con esto me refiero a que importará mucho cómo gestionen Sony, Microsoft y Nintendo la presente situación. Hay mucho trabajo detrás de la fabricación de consolas, con llamadas a diario para asegurar los componentes. Obtener los chips será esencial, y si ello implica optar por otros componentes internos, podría plantearse (siempre que sean invisibles para el consumidor y no alteren las características originales). Será interesante comprobar cómo evoluciona la situación, pero hay que ser optimistas. Esta será una situación temporal de la que seguro que la industria saldrá reforzada.
En resumen:
- La escasez de consolas perdurará en 2022, aunque mejorará con el paso del tiempo.
- Se está dando ya actualmente una fuerte inversión en producción de semiconductores.
- Las compañías de hardware podrían revisar los componentes para agilizar el proceso.
- La situación se planea que se supere totalmente en 2023.
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