Luego de varios años de hermetismo y retrasos, Xbox finalmente puso el modo multijugador de Crackdown 3 al alcance de los fans. Esto como parte de las actividades del FanFest de la Ciudad de México. La expectativa es grande, toda vez que hace algunos años, David Jones hizo una ambiciosa demostración de la modalidad en gamescom y ha habido mucho silencio desde entonces. A continuación, te decimos si Wrecking Zone es lo que ese prototipo prometía u ofrece algo completamente diferente.
A estas alturas no hace falta ser un informante de la industria para concluir que Crackdown 3 ha sido un proyecto complicado, tanto para Sumo Digital, como para Xbox, pues en su trayectoria de desarrollo por más de 4 años el juego tuvo que enfrentar importantes desafíos, entre los cuales la salida de Dave Jones junto con algunos miembros de su equipo fue uno de más significativos. Con ello en mente, no sabíamos qué esperar cuando hoy por la mañana, finalmente pudimos ponerle las manos encima a su prometedor modo multijugador: Wrecking Zone. Para ser honestos, Microsoft ha sido tan hermético con la gestación de este juego que ya habíamos olvidado aquello que se suponía lo haría tan especial.
Curiosamente, antes de jugar pudimos intercambiar breves comentarios con los miembros del equipo de certificación de calidad detrás del título, quienes advirtieron sobre el carácter peculiar de Wrecking Zone, modalidad que involucraría poderes, verticalidad, destrucción y hasta aspectos de Baja Confirmada, la popular variante competitiva de Call of Duty. De hecho, en su reporte a Joseph Staten —director creativo—, quien se acercó para platicar poco antes de nuestra sesión, dijeron haber visto a un par de jugadores que jamás entendieron la modalidad.
De inmediato pensamos en Titanfall, uno de esos títulos que te castigan si los juegas pegado al piso y, en efecto, ni bien arrancamos la partida, confirmamos que es una modalidad de movimiento constante, donde estar mucho tiempo en el mismo lugar significa una de 2 cosas: aburrimiento o muerte, y es que Wrecking Zone dota a tu personaje con la facultad de efectuar brincos monumentales aderezados por dobles saltos y embestidas aéreas que, cuando entrelazadas del modo correcto, se prestan para trayectos en vuelo muy pronunciados. Combina eso con intercambio de fuego entre otros 9 jugadores y destructibilidad, y tienes la receta para el caos... un caos francamente divertido.
Wrecking Zone es puramente arcade. Apuntar con el gatillo izquierdo no sólo brinda asistencia como en otros shooters de consola, sino que fija la mira directamente sobre el enemigo más cercano, como si se tratara de la computadora de un jet caza, así que, como no debes preocuparte por dar en el blanco, la atención siempre está en el movimiento; en evitar caer en la retícula de un jugador rival o, en su defecto, atravesarte en el camino de los escombros, pues la modalidad soporta una muy buena dosis de destrucción. Y aunque no pudimos detenernos a contemplarla, sí llegamos a ver pedazos grandes de fierro, cristal y otros materiales desmoronarse a nuestro alrededor, imprimiendo un matiz muy refrescante para una fórmula que, si bien entretenida, no resulta visualmente sorprendente, debido en buena medida a la abundancia de negrura que domina el horizonte.
En otros momentos, Wrecking Zone se sintió precisamente como una persecución entre aviones de combate, no tanto por la velocidad, sino más bien por el dinamismo, la verticalidad y la cantidad de tiempo que pasas planeando por el aire. En un momento tienes a un enemigo frente a ti y al otro está 50 metros por debajo, por arriba o detrás de un edificio. Lo puedes alcanzar con un par de saltos, aunque él también puede poner distancia con la misma facilidad, sin mencionar la posibilidad de que llegue un tercero a inclinar la balanza del encuentro.
Cabe añadir también que, regados por el mapa hay orbes que puedes alcanzar aunque, desafortunadamente, no pudimos descifrar su función; cuando abates a un enemigo, es preciso acercarse al lugar de la baja para recuperar una placa —de ahí la analogía con Baja Confirmada—; y conforme avanza la partida, vas llenando un medidor ubicado en la parte inferior izquierda de la pantalla. Una vez lleno, activas un poder que cubre a tu personaje con un patrón verde que parece conferirle poder extra. Sólo lo usamos una vez, así que no podemos ahondar en los efectos.
Otras dos mecánicas disponibles fueron la de embestir a los rivales con un rápido movimiento frontal o bullrush, y la de golpear el piso con fuerza, liberando energía en el proceso.
Las partidas duran 10 minutos aunque, si cualquiera de los bandos llega al límite de puntos antes, esta concluye y eso fue precisamente lo que nos pasó. Nuestra experiencia con Wrecking Zone duró escasos 7 minutos. Fueron 7 minutos divertidos, aunque de muy fugaz profundidad. Como una entre varias alternativas de juego multiplayer, Wrecking Zone tiene encanto, pero si Crackdown sólo va ofrecer este modo, probablemente no dé para muchos días de entretenimiento. Habría que jugarlo más.
Ahora bien, una vez de regreso y sentados frente al computador, echamos un vistazo a lo que David Jones presentó como el prototipo multijuador de Crackdown 3 en gamescom 2015. La destrucción sigue presente, pero hay algo en la estética que se antoja mucho más saturado en la versión final del juego, y honestamente pasamos tanto tiempo oprimiendo el botón A para brincar y evadiendo enemigos en el aire, arriba y abajo, que la destrucción no resultó tan placentera de observar. Las cosas se perciben amontonadas y el sistema de lock-on en los enemigos tampoco se presta mucho para distracciones. Por supuesto... la muestra quizá fue insuficiente. De lo que sí estamos seguros es que nos divertimos y quedamos con ganas de darle una probada más a fondo a Wrecking Fest cuando salga el juego a comienzos del próximo año.