Menudo puñetazo me he llevado hace unas horas al probar ARMS… Pero no me ha dolido, porque creyendo que iba a ser uno del montón, lo cierto es que sorprende por su original planteamiento y sorprendente jugabilidad combativa. Echamos puños fuera para contaros qué podemos esperar de este lanzamiento para Nintendo Switch.
ARMS se anunció con el principal reclamo de mover los mandos en el aire imitando los puños de un luchador. Eso es lo que todos vimos. Sin embargo, lo que muchos no sabréis es que se puede controlar de forma tradicional, con el Joy-Con en horizontal o el Switch Pro Controller. Esta última disposición cambia radicalmente la percepción sobre lo nuevo de Nintendo. Con estos esquemas clásicos de control, el juego resulta más táctico, vertiginoso y divertido.
O al menos en apariencia… El título producido por Kosuke Yabuki (serie Mario Kart) muestra una inocencia inquietante, de esa que no te acabas creyendo. Mientras ves los simpáticos diseños de personajes o los efectos rimbombantes al propinar un golpe, en principio todo parece muy simple… Un versus a tres rounds en un ring cerrado. Pero no, tiene algo. Es muy Nintendo. Y eso implica esconder un núcleo jugable potentísimo detrás de una apariencia amable, la cual en algunos casos podría llegar a ahuyentarte si no conoces muy bien de lo que va el asunto.
En pocas palabras, ARMS trata sobre el arte de golpear, protegerte y esquivar en un esquema piedra-papel-tijeras nutrido de táctica combativa medida al milímetro. Si lanzas los puños para intentar coger a tu rival, y este lo esquiva, iniciando a continuación un movimiento especial… ya puedes temer por tu barra de vida. Por eso, y porque su jugabilidad está ajustadísima, no es justo alejar a esta entrega de grandes franquicias de nombres reconocidos. La Gran N plantea algo que puede dejar huella, y además sin renunciar a su estilo.
ARMS pega fuerte
Lo mejor de Arms son sus combates, de eso no cabe ninguna duda. Pero conviene preguntarse el porqué. La razón es compleja. Por un lado tenemos los escenarios. No se limitan a ser los típicos decorados de cartón-piedra, sino que suponen otro protagonista más. Hemos visto situaciones en que se situaban obstáculos holográficos entre los contrincantes, impidiendo la visión. Podías subirte en ellos, sorprendiendo al rival con un salto. O también hacer uso de plataformas móviles en otro ring, que te llevan de un lado a otro con velocidad.
Luego tenemos la diferenciación entre personajes. Los 10 luchadores que hemos visto poseen identidad propia. Hay un robot que siempre va con una especie de perro robótico que sirve a la vez como escudo y trampolín. Hay un ninja que realiza esquivas impresionantes, siendo rapidísimo en los golpeos. Hay una mole que resulta increíblemente lenta, pero fulminante a la hora de vaciar barras de vida.
A esto se añade la personalización, la posibilidad de equiparlos con puños de distintos tipos. Todos viajan en el aire hasta su objetivo, pero la forma en que lo hacen cambia completamente. Además, cada puño posee unos atributos de electricidad, fuego, viento… que potencian ese carácter piedra-papel-tijeras tan omnipresente en ARMS. Todos estos elementos conjugados, y puestos al servicio de una jugabilidad dinámica, hacen del título uno realmente profundo.
Va fluidísimo. Se ve perfecto. La respuesta es increíble
Es una suma de ingredientes que en conjunto dan lugar a un videojuego de gritos y risas aseguradas. Las partidas pueden llegar a ser emocionantes. Es la tensión por saber que te queda un hilo de vida y todo depende de acertar un esquive, una defensa o un exitoso contraataque. Es algo que sentimos como natural, que creemos que debe llevar cada videojuego, pero no todos logran crearte ese estado de alerta, de cometer un fallo y contemplar cómo se echa todo a perder. En detalles como esos, el título es un ganador nato.
ARMS también destaca en modos de juego y posibilidades. Para que os hagáis una idea de lo que estamos hablando, el Gran Premio es el clásico arcade 1 vs CPU de dificultad creciente… Teniendo en cuenta que hay siete grados de dificultad, uno se hace una idea de lo complicada que puede ponerse la cosa. Puede ser interesante. Al igual que Los 100 adversarios, modalidad consistente en derrotar contrarreloj a oleadas de rivales. Acompañando, tenemos una serie de modalidades especialmente indicadas para 2 jugadores, como Baloncesto o Tiro al blanco, y para 4 jugadores, como Voleibol.
Se puede jugar en combates por equipos o en todos contra todos hasta cuatro jugadores a pantalla partida, una opción con la que me froté los ojos, porque hoy en día parece extinguida. Luego hay minijuegos para desbloquear nuevos puños, los cuales se pueden utilizar con cualquier combatiente. Las posibilidades son enormes. Es un juego completo en posibilidades, con profundidad, un planteamiento muy original y todo el encanto audiovisual de Nintendo, desde el plano artístico al visual.
Va fluidísimo. Se ve perfecto. La respuesta es increíble. Mi escepticismo sobre ARMS se ha convertido en sorpresa, y es algo que para nada me esperaba. Además, tened muy en cuenta un último aspecto: el videojuego recupera elementos de Splatoon... No en mecánicas, sino en estrategia de producto. Las actualizaciones aquí serán también gratuitas, y Nintendo promete que habrá varias dirigidas a añadir "nuevos luchadores, escenarios y puños". De hecho, para probar lo que significa la obra, en Nintendo Switch habrá dos eventos de prueba Global Testpunch, uno el fin de semana del 27-28 de mayo y otro el 3-4 de junio. Ya se puede descargar.