Tras el laureado LocoRoco, Sony vuelve a apostar por la originalidad con Patapon. Abre tu mente, desarrolla tu oído, y lleva a tu pequeño ejército de extraños y redondeados guerreros hasta la victoria al ritmo de la música. Pata pata pata pon, pon pon chaka pon.
Patapon es uno de los más extraños y por qué no decirlo, atractivos proyectos que se están llevando a cabo de la mano de Sony Japón. Desde que fue mostrado en el E3 de este mismo año, los detalles sobre el argumento o funcionamiento del juego han ido desvelandose con cuenta gotas, empezando hace bien poco a tomar cuerpo y forma.
La unión hace la fuerza
Según lo que sabemos de la mecánica del juego, hay que reconocer que cuando menos resulta tan curiosa como interesante. Por una parte controlaremos unos diminutos guerreros que obedecerán nuestras órdenes básicas de avanzar, retroceder, saltar, atacar… Y por otra, no sólo tendremos que llegar de un punto A a un punto B (como sí ocurría en Locoroco) sino que tendremos que ir venciendo a diversos enemigos por el camino.
Hasta ahora, según lo dicho, no habrás visto nada especialmente peculiar en el juego, sino fuera porque hemos pasado por alto su curioso sistema de combate. Mezclando acción, una pizca de estrategia y ritmos musicales al más puro estilo de Dance Dance Revolution, acabaremos con cualquier enemigo por grande que sea, gracias a la abundante combinación de botones. Finalmente y al contrario de cómo se esperaba, el desarrollo no se basa exactamente en los ya conocidos “Quick Time Events” que vemos en otros títulos (pulsar secuencias de botones concretas en momentos determinados), sino que todo está basado en unos denominados “gritos de guerra”, que serán cuatro y correspondientes a cada botón frontal de la consola.
Estos cuatro gritos de guerra son: Pata (cuadrado), Pon (círculo), Chaka (triángulo), Don (equis), y podemos decir que casi absolutamente todo se relaciona con la combinación de ellos. Así por ejemplo los que más usemos al principio serán pata-pata-pata-pon, es decir, pulsar por orden tres veces el cuadrado y luego el círculo, un ritmo que hará a nuestras tropas avanzar; y pon-pon-pata-pon (O, O, cuadrado, O) que hará las veces de ataque básico. Pero claro, esto será sólo al principio, ya que iremos desbloqueando nuevas técnicas y nuevas combinaciones de botones que tendremos que recordar y usar en el momento adecuado.
Viendo la pequeña corpulencia de estos guerreros, es lógico pensar que son totalmetne inofensivos contra grandes enemigos, como es el caso por ejemplo del primer gran enemigo con que nos encontramos, un temible dragón al que lograremos vencer encadenando los primeros ataques que hayamos aprendido. Más adelante cuando vayamos desbloqueando nuevas zonas llegaremos a los castillos que tendremos que conquistar usando técnicas más avanzadas como “chaka-chaka-pata-pon”, que es un ataque con salto incluido, que también nos permitirá esquivar ataques.
Poco a poco los enemigos y los castillos serán más grandes y peligrosos con lo que una evolución de los personajes es cosa más que obligatoria. Así que podremos equipar a nuestros soldaditos con diferentes escudos, lanzas o espadas y armas variadas; a la vez que crearemos otras nuevas especies más fuertes o rápidas que nos serán muy útiles para incluirlas en nuestro ejército y así minimizar nuestras bajas.
Pata pata pon chaka pon
Como podéis suponer el apartado musical ofrece unos ritmos musicales que serán cuanto menos peculiares, y al igual que Locoroco desprenderán frescura por todos los costados. Para empezar, esos cuatro gritos de guerra corresponden a un instrumento de percusión diferente como tambores, platillos o un bombo, y al pulsarlos, justo cuando terminemos la combinación, serán nuestros soldaditos los que griten “patapatapatapon” a la vez que efectúan el movimiento.
Exactamente igual ocurre con todo el apartado gráfico, que hace gala de un curioso espectáculo artístico y visual, pero no precisamente por un despliegue de trabajados motores tridimensionales, sino por ofrecer un entorno bidimensional de colores planos y una estética muy simplista e imaginativa, que adornará los entornos por los que vayamos viajando.