Final Fantasy XVI tiene todos los ingredientes para devolver esta saga RPG a su época dorada

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El tráiler del State of Play terminó por confirmar que la última entrega de la longeva saga tiene las cosas claras. Una historia profunda y un sistema de combate directo son las principales armas de Final Fantasy XVI.

Empezaba a intuirlo, pero el tráiler de ayer ha terminado por constatarlo: Final Fantasy XVI que está por llegar que más espero. Esa condición de la saga de que vayamos por la decimosexta parte numerada, pero en el fondo sea un juego completamente nuevo, hace que la haya terminado por colocar por encima de esas otras secuelas puras que sí, espero con ilusión, pero que no me generan tanto misterio y expectativa ante la novedad que supone una historia, un combate y unos personajes completamente nuevos.

Es curioso que con solo dos tráileres se intuye que algo ha cambiado en Final Fantasy. Incluso si desconoces los nombres que hay detrás de esta producción, es fácil notar el carácter épico que desprende la obra y la sensación de que el Creative Business Unit III tiene las cosas muy claras con esta obra. Para empezar, con una historia que nos lleva a un planteamiento más heredado de la fantasía épica de corte medieval que ya se empezaba a echar de menos en la serie principal. Esto ofrece un escenario algo más explorado, sí, pero en el que los personajes, los sistemas de magia y las tramas políticas cobran una importancia superlativa y llevan el peso de los acontecimientos. Me gusta, en particular, el protagonismo que han cobrado los eikons, las invocaciones de toda la vida, en los últimos Final Fantasy y que en esta decimosexta entrega son vitales para la historia. Ya dije en una ocasión que estos elementos mágicos utilizados de forma exógena en el pasado debían tener su lógica y explicación dentro del mundo, pues el jugador moderno demanda construcciones de mundo más coherentes y cohesionadas. Sin duda, el equipo de Takai y Maehiro han comprendido esta tendencia hasta el punto de hacer de ellos protagonistas tan importantes como Clive, el héroe principal.

Shiva, Odin, Bahamut, Titan, Garuda, Ramuh, Phoenix o Ifrit son nombres ahora tan importantes que hasta aparecen en el último tráiler, siendo estos dos últimos además los que componen el logo del juego y uno de los elementos detonantes narrativos de la historia principal. En este mundo, a ciertas personas se las conoce como Dominantes por su vinculación con uno de estos eikons. Algunas de estas personas son reverenciadas y otras usadas como instrumentos de guerra. Clive Rosfield, nuestro protagonista, se suponía que iba a ser el Dominante de Phoenix, pero ese honor termina recayendo en su hermano Joshua. Su historia, al parecer, terminará teniendo relación con el eikon oscuro Ifrit después de una tragedia que viviremos en los primeros compases de la aventura.

Y aquí es donde las cosas empiezan a ponerse interesantes, puesto que, como se veía ya en el primer tráiler, parece que viviremos dos etapas de nuestro protagonista: una joven y truculenta, y una madura marcada por la venganza. Este salto a un protagonista algo más entrado en años es también un símbolo de una cambio de corriente en Square-Enix, que da pistas sobre la madurez de su trama. Madurez que se ve representada no solo por un diseño más oscuro y político, sino también por no cortarse con la sangre si es necesario, o incluso con alguna escena de cama que, además, desprende más aroma a traición que erotismo.

El salto a la acción de Final Fantasy XVI

Final Fantasy XVI tiene todos los ingredientes para devolver esta saga RPG a su época dorada

No hay duda de que el cambio a la acción se ha asimilado en esta entrega sin dudas ni remordimientos. Sin mirar atrás a un pasado lleno de combates por turnos, de tiempos de batalla activa o incluso esa mezcla de estilos que posee Final Fantasy VII Remake. Debo decir que, en lo personal, no tengo ningún problema con ello y tampoco creo que haya mucho debate al respecto. Por dos razones, principalmente:

La primera es que entiendo el carácter de superproducción que Square-Enix sigue queriendo dotar a su franquicia. Esto requiere también un compromiso en ventas, y las ventas, guste más o menos, se mueven en el terreno de la acción. No creo que haya debate porque no es como si los turnos hubieran desaparecido del JRPG. Quien de verdad los desee a día de hoy, como es mi caso, se acerca a obras como Persona o las saga Trails y disfruta de combates más orientados a la táctica y el control de la situación y sus efectos. Y como estos dos puedo enumerar juegos como Octopath Traveler, Bravely Default, Shin Megami Tensei V y hasta Yakuza: Like a Dragon que siguen con este sistema de combate. No necesito, por tanto, que Final Fantasy se acoja a este sistema también. Lo que quiero de él es que se vea tan espectacular y narrativamente interesante como parece.

El segundo motivo es por qué me siento en buenas manos. Los aficionados parecen confiar bastante en la mano de su director de batalla, Ryota Suzuki, por el buen hacer en Devil May Cry 5. Viendo los espectaculares movimientos y combos en el tráiler, yo tampoco tengo ninguna duda; pero también me fijo en esa otra obra del japonés llamada Dragon's Dogma que a estas alturas ya sabréis que es un fetiche mío y que, precisamente, destacaba por un sistema de combate bien planificado y variado.

Final Fantasy XVI tiene todos los ingredientes para devolver esta saga RPG a su época dorada

Si te fijas bien en las imágenes del tráiler, verás que el esquema de control tiene algo de este juego a la hora de utilizar la botonera frontal para los ataques que tienen a su vez un ataque alternativo si apretamos R2. Parece que también podremos gestionar varios eikons, a juzgar por el botón L2 del mando y prometen ser algunos de los momentos más espectaculares del juego.

Cuanto más miro y pienso en Final Fantasy XVI, más quedo prendado

Todavía tengo algunas dudas, como por ejemplo, esas cámaras tan cinemáticas para algunos jefes finales o incluso si habrá (que ahora mismo no lo creo) algún tipo de control para los miembros de nuestro equipo que nos acompañen en la aventura. Cuando hablan de la exploración, el equipo de Square-Enix ha acudido a ese manido término del seamlessly (fluido, sin cargas o interrupciones) para describir la forma de recorrer el mundo de Final Fantasy XVI. Vamos, que si hubiera sido un mundo abierto, le hubiera faltado tiempo al marketing para decirlo. Y creo que una media entre el mundo abierto de FFXV y el pasillo lineal de FFVII Remake puede ser un acierto para esta nueva entrega.

No sé si os pasará a vosotros, pero cuanto más miro y más pienso en Final Fantasy XVI, más quedo prendado de él. Sé que hablar de un retorno a la época dorada (sin contar ese fenómeno propio que ha resultado ser Final Fantasy XIV), son palabras mayores. Pero es que hay títulos que, por alguna razón, tienen una magia, un misticismo, especial. Y el mundo de Valisthea y sus cristales tienen ese encanto.

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