Metroid Dread es la vuelta a las raíces 2D de la serie, pero con una nueva entrega que ha permitido a Mercury Steam probar cosas nuevas. Lo jugamos durante una hora para contaros cómo se siente la aventura de la cazarrecompensas galáctica de Nintendo.
La desarrolladora española Mercury Steam hizo un excelente trabajo con Metroid Samus Returns, así que no es de extrañar que en Nintendo volvieran a confiar en la empresa afincada en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Ganaron mucha experiencia e hicieron un juego de Metroid que, aunque en forma de remake, se sentía como un digno representante de la saga clásica en 2D. Con varias lecciones aprendidas, el paso lógico es que se lanzaran a la producción de otro título de la reconocida serie, esta vez desde una perspectiva muy distinta.
Lo que he notado al jugar la primera hora de Metroid Dread es precisamente esto, que ya no es un remake, que los desarrolladores ya no están encorsetados por un guion predefinido… sino que han contado con libertad para crear, por así decirlo, su propio Metroid. Los españoles han tenido la oportunidad de aportar su visión sobre la serie, y eso se nota en cosas como el enfoque de la trama, los nuevos poderes introducidos, así como el añadido de elementos jugables nunca vistos en la franquicia. Eso es lo que más destaco de esta toma de contacto: que se siente nuevo, algo que por otra parte tenía que ser así (en realidad, esto es Metroid 5).
No obstante, todo esto no quita que el juego se sienta también como algo clásico. Es una clara mirada en retrospectiva hacia Super Metroid, pero superando los más de 25 años de distancia. Te sigues atascando, no es nada fácil, pero también este juego es mucho más rápido y ágil. Está adaptado a los nuevos tiempos y además considero que saca potencial a Nintendo Switch como máquina. Sensaciones bastante positivas como podrás comprobar, y es que el tiempo que estuve jugando se me pasó volando. Ahora solo pienso en seguir la aventura con Samus Aran, pero déjame que te cuente las razones que me han llevado a esta situación.
Metroid 2D clásico y de calidad
Una de las cosas que más me han sorprendido de Metroid Dread es que ha sido diseñado pensando en los jugadores más tradicionales. Aquí no encontrarás largos tutoriales, sino breves explicaciones en texto que aparecen en un margen de la pantalla (y a veces ni eso). Tal vez nos hemos acostumbrado mal a que nos lleven de la mano, pero Mercury Steam no está por la labor, y quiere que experimentes, que te pierdas por entornos laberínticos como lo hacías antaño. Recuperar la esencia de Metroid era parte de esto, y creo que los usuarios más veteranos sabrán apreciarlo.
Habiendo perdido la costumbre de buscarme la vida, me costó superar un par de situaciones. En una no me percaté de que existía un muro oculto que podía destrozar con mi cañón de plasma. En otra directamente me perdí en el mapa sin saber cuál era mi próximo objetivo. Sabéis tan bien como yo que convertirte en Samus Aran es precisamente esto: sentirte perdido y desamparado en un entorno que recorres en solitario con mil y un peligros por superar. Mi predicción es que volveré a atascarme cuando tenga que hacer el análisis, y la verdad es que me apetece mucho hacerlo.
El diseño de niveles es tan enrevesado como inteligente
Una vez entras en esta dinámica, la de saber que no se te da nada masticado, tu mente cambia al modo Samus y se pone a analizar cada detalle del escenario. Si activo ese elevador, me permitirá acceder al otro lado de la sala. Si sigo esas tuberías, podré llegar hasta un nuevo acceso. El diseño de niveles es tan enrevesado como inteligente, dando lugar a ese backtracking tan genuino e inspirado que nos ha acompañado en esta licencia. Cada nueva habilidad que obtengas abre caminos inéditos, algunos opcionales y otros obligatorios para superar la aventura.
A este respecto, la aventura de Samus Aran no se diferencia de otras de la serie, aunque hay matices importantes. La premisa narrativa sigue siendo que la heroína galáctica viaja a un planeta remoto, una misión de reconocimiento para esclarecer qué ocurre con el temible parásito X y los robots EMMI que fueron enviados para estudiarlo. No os diré exactamente lo que ocurre, pero el caso es que la cazadora se convierte en presa, y de hecho importantes secciones del juego consisten en escapar de unos aterradores entes robóticos.
Desperdigados por el mapa hay distintos enclaves en que los robots EMMI patrullan en nuestra búsqueda. Si detectan nuestras pisadas, saldrán se pondrán a buscarnos con una pauta de comportamiento difícil de predecir. En esencia, está muy bien hecho para ponerte en tensión, y es que además de escapar, deberás hallar la salida, algo complicado si tenemos en cuenta el laberíntico diseño de los mapeados. Te encontrarás con obstáculos, pequeños puzles, pero lo fundamental es que deberás pensar rápido y ser algo ágil a los mandos. Si no, al mínimo encontronazo se activará una secuencia en que los robots te fulminarán (puedes escapar con un evento quick time, pero has de ser muy preciso: yo solo pude hacerlo en una de ocho ocasiones).
Los otros momentos cumbre de mi partida vinieron dados por los jefes finales. Por el momento, solo puedo deciros que son muy satisfactorios y poseen un reconfortante grado de desafío. Deberás aprenderte sus puntos débiles, conductas y explotar al máximo sus habilidades, ya sea mediante el uso de cohetes o practicando los contraataques, los cuales requieren un timing perfecto en su ejecución. Teniendo en consideración la extraordinaria respuesta a los mandos, lo ágil que es Samus y lo rápido que se mueve por la pantalla, la jugabilidad brilla intensamente tanto aquí como en el resto de la aventura. Es sensacional.
Prima la jugabilidad, con mucha variedad de propuestas jugables y escenarios
No hay tiempos de espera entre pantallas, y puede pasar bastante tiempo hasta que aparece una pantalla de carga que oscila entre los 15-20 segundos (cuando cambias de mapa). El resto del tiempo la experiencia carece de interrupciones, siendo este tal vez uno de los aspectos que más me han gustado de esta toma de contacto. Es un juego rápido, en que las secuencias de introducción no son ni numerosas ni pesadas. Prima la jugabilidad, con mucha variedad de propuestas jugables y escenarios, algo que también creo que contribuirá a hacer el juego más interesante a la larga.
Esta variedad es sobre todo debida a las habilidades de Samus. En este tiempo de juego he descubierto un par de ellas. Una nos permite cargar el cañón y acabar con los robots EMMI, lo cual resulta bastante fulminante. La otra nos hace invisibles precisamente para tomar otra perspectiva sobre estos robots: pasar completamente desapercibidos y burlar su persecución. Obviamente, estas técnicas pueden usarse en más situaciones, al igual que ocurre con la habilidad de pegarnos a determinadas superficies. Todo esto y mucho más (incluyendo la clásica morfosfera) es lo que nos depara un Metroid Dread realmente prometedor.
Pero no me voy antes sin mencionar que lo jugué en modo portátil en Nintendo Switch OLED y quedé bastante satisfecho con el apartado audiovisual. Gráficamente es una experiencia Metroid 2D puesta al día, con escenarios ricos en detalles, unos buenos efectos de iluminación y -ante todo- una suavidad de movimientos exquisita. Creo que muchos jugadores van a apreciar el excelente rendimiento de esta producción, que saca buen partido de la plataforma mientras construye un juego inspirado y parece que sobresaliente. Este mismo 8 de octubre lo descubriremos.