No es una revolución, pero sí una potente evolución en la saga. Xenoblade Chronicles 3 llega a Nintendo Switch para mejorar todos sus sistemas, conservando la profundidad y valores de producción que han hecho tan famosos a las anteriores entregas. Aquí lo que pienso tras haberlo jugado más de 10 horas.
Llevo jugadas poco más de 10 horas, y el caso es que no puedo soltarlo. Las circunstancias personales influyen, y la época estival anima a dedicar más tiempo a los videojuegos, pero la verdad es que es algo que no me había ocurrido con tanta intensidad en anteriores entregas. Eso habla muy bien de Xenoblade Chronicles 3. Creo que en esta ocasión Monolith Soft ha limado las asperezas que dificultaban el disfrute de anteriores entregas, que no dejaban que sus virtudes llegaran a un público más amplio. Sigue teniendo la misma jugabilidad rolera, idéntica filosofía, pero no resulta un JRPG tan áspero (o al menos no como lo recordaba).
Pero más allá de ello, por lo probado hasta ahora, creo que nos encontramos ante una más que digna continuación. El juego tiene vocación de mejorar en todo a sus predecesores. Se le nota una barbaridad. La historia es compleja, profunda, con un montón de personajes, subtramas y sin ese toque waifu que tanto se criticó en la anterior entrega. Los combates tienen más opciones que nunca, con combos, cadenas y fusiones espectaculares. Técnicamente está muy avanzado y mejora todo lo visto en la saga, con una optimización especialmente pensada para modo portátil. Además, la banda sonora es gloriosa, como siempre lo ha sido. Sí, estoy encantado con lo que he jugado, y no puedo esperar para contaros más sobre mi aventura, pero eso no podrá ser hasta el análisis. Por el momento, aquí tenéis los aspectos que más me han llamado la atención durante mi periplo.
Un JRPG tan profundo como siempre
Uno de los aspectos fundamentales de los juegos de Monolith Soft es la historia. Siempre ha sido un aspecto crucial, y solo puedo deciros que XC3 va a cumplir con las expectativas. Tiene todo lo que podéis esperar: muchas cinemáticas, cantidad de diálogos, personajes carismáticos y los típicos giros de guion que te dejan con la boca abierta. No deja de ser la típica historia de bien contra mal, con villanos de lo más siniestros en esta ocasión, pero eso no quita que la trama sea profunda y esté bien construida. Es más, creo que a muchos agradará la decisión de haber acabado con esos momentos waifu que tanto predominaron en Xenoblade Chronicles 2. Todo esos momentos con poses obscenas y comentarios jocosos aquí han dejado lugar a un tono más serio, cercano al del primer juego de la trilogía.
Explorar no es una experiencia tan caótica como en otras entregas
El retorno a la esencia del primer Xenoblade Chronicles es evidente en muchos aspectos. Uno de los principales es la línea artística. Aunque el juego recoge el estilo manganime que se aplicó en la pasada entrega, las líneas son más duras y en general se aprecia un intento por dotar de mayor seriedad a los personajes. El protagonista es, de hecho, un personaje poco hablador y muy afectado por la guerra que está teniendo lugar entre las naciones de Keves y Agnus. Los compañeros con que se va encontrando también reflejan este pesar por un mundo en el que se ven obligados a luchar para alargar su existencia (limitada a 10 años), y tras el cual parecen encontrarse fuerzas oscuras que mueven los hilos a su antojo.
Es una trama de lo más enigmática y que te empuja a seguir adelante en una aventura que cuenta con una potentísima exploración, como viene siendo habitual en la saga. En estos primeros compases he podido comprobar que explorar no es una experiencia tan caótica como en otras entregas, sino que está más ordenada, con una brújula que hace muy bien su función para que te sea imposible perderte (cuentas con una especie de navegación GPS que te muestra el camino óptimo hasta tu destino). Las misiones están también mejor ordenadas y todo está presentado de una forma más clara en definitiva. Siendo un juego con tantos contenidos, esto es fundamental, y me alegro de que los desarrolladores hayan tomado nota para mejorar el sistema de interfaz. Está tan cargado de menús, opciones e iconos como siempre, pero hay un orden que personalmente agradezco mucho.
Por supuesto, no hace falta que os diga que los escenarios gozan de una escala impresionante. Ya me parecía difícil que superaran lo visto en anteriores títulos, pero lo que he visto está a la altura, con majestuosos paisajes rocosos, descomunales praderas, asombrosas cataratas, bosques de ensueño y un largo etcétera. Me gustaría comentar lo bien que se comporta el hardware de Nintendo Switch. Personalmente, no he tenido hasta el momento problemas de frame-rate, y el juego me da la impresión de que funciona muy bien en modo portátil, el cual se le había atragantado a XC1 y XC2. Aquí los gráficos no se ven tan borrosos, haciendo la experiencia de juego muy satisfactoria.
El foco de Monolith Soft ha sido crear un videojuego mejorado
Por el momento, por lo que te he dicho, verás que Xenoblade Chronicles 3 no es ninguna revolución. No lo es, ni lo intenta. Y me parece bien, porque el foco de Monolith Soft ha sido crear un videojuego mejorado, en base a la experiencia acumulada en anteriores entregas. Esto lo vas a ver perfectamente reflejado en el sistema combativo. Es tal y como lo conocías: batallas en tiempo real con tiempo de recarga de habilidades. Ahora bien, la presencia de seis personajes prácticamente desde los primeros compases del juego, hace que la vorágine combativa sea espectacular y la pantalla se llene de efectos visuales, mensajes de texto y números de daño saltando por todas partes. Para quien no le gusté, solo le diré que tiene la opción de disminuir el número de datos en pantalla. A mí no me desagrada.
Me está encantando y estoy deseoso de volver a coger el mando para continuar
Entrando más en detalle en los combates, son profundísimos. Puedes atacar con rabia para atraer a los enemigos y generar estrategias. Luego hay combos que se ejecutan al realizar artes en el orden adecuado. Hay distintos arquetipos de personaje, desde el atacante, pasando por el sanador y terminando por el guardián, que son especialistas en artes defensivas. También puedes optar por asignar tácticas a tus compañeros, del estilo de seguirnos o actuar libremente. Además, cada personaje responde a una clase específica, las cuales son intercambiables entre ellos y se pueden subir de nivel. Unido a esto, en combate podemos activar el vínculo, una poderosa fusión que nos convierte temporalmente en un gigantesco mecha con poderes especiales. Adicionalmente, están las cadenas, con un sistema de cartas que activa rachas de golpes, especialmente contra jefes finales. Es una absoluta gozada.
Podría tirarme párrafos y párrafos hablando de cada no de los sistemas que incorpora el juego, desde la cocina (que mejora atributos de forma temporal) hasta la opción de liberar colonias, lo cual permite mejorar nuestras relaciones en el afinagrama, así como obtener nueva y valiosa información. Como ya me ha ocurrido en otros juegos de Xenoblade, han pasado más de 10 horas y la cantidad de tutoriales que se muestran no ha cesado. Siguen apareciendo nuevas mecánicas en mi partida, algo que aunque pueda resultar abrumador, considero que está bien medido en este caso, puesto que se trata de una aventura larguísima, con muchas horas de juego.
En el análisis hablaré de forma pormenorizada de todos los sistemas, cómo se comportan en conjunto y si realmente funciona ntan bien como parece en esta primera toma de contacto. De igual manera, incidiré en la historia, que por el momento tiene momentos muy buenos, pero también algunos que parecen de puro relleno. Veremos. Pero lo dicho, Xenoblade Chronicles 3 me está encantando y estoy deseoso de volver a coger el mando para continuar. Se viene un JRPG enorme, de esos que contentan al fan de toda la vida, pero que también creo que tiene potencial para crear afición entre los que lleguen nuevos.