Bienvenido al último bastión de la humanidad: tu propio hogar. Con Homefront, los desarrolladores de Kaos Studios nos invitan a formar parte de una auténtica guerra de liberación donde los civiles suponen la última esperanza para sobrevivir. Así que alístate en nuestro ejército. El único requisito es que sepas cómo manejar un arma con tu controlador.
Los “shooters” en primera persona siempre han sido videojuegos de tendencias: invasiones alienígenas, la Segunda Guerra Mundial, el combate moderno... Es difícil separarse de la línea establecida por franquicias como Call of Duty o Medal of Honor, pero los estadounidenses de Kaos Studios quieren intentarlo.
Con Homefront, el estudio neoyorquino pretende darnos una guerra más humana, una auténtica resistencia civil dotada de un intenso drama social. Y es que Corea del Norte, tras librar una serie de conflictos y conquistar hasta el propio Japón, lanza en 2027 una sentencia final al mundo y, sobre todo, a EEUU, único bastión de la democracia capaz de hacer algo ante el nuevo Imperio Oriental. No obstante, los americanos no las tienen todas consigo. El propio ejército ha sido derrotado y para defenderse sólo queda la población, que a modo de guerrilla intentarán sofocar esta auténtica locura militar.
Drama bélico
Es decir, una potente y original narrativa que cuenta con la ventaja de haber sido escrita por un profesional como John Millus, responsable del guión de películas tan emblemáticas como Apocalypse Now.
A través de la demostración brindada por THQ durante el E3, hemos podido comprobar que Homefront es uno de esos títulos que pretenden crear algo diferente a lo pactado tradicionalmente en los FPS. Y no es que no vayamos a tener acción, pero se nota el esfuerzo de la compañía por darnos personajes elaborados, que muestran sentimientos y preocupaciones.
Esto es lo que pudimos concluir nada más acercarnos a los primeros minutos de juego, cuando nos despertábamos de nuestra cama en un puesto de la resistencia dentro del estado de Colorado. Desde allí, pudimos avanzar por el escenario, escuchando a nuestro interlocutor para conformar el sentido de la historia. Y todo mientras avanzábamos para toparnos con otros tantos aliados que intercambiaban alguna palabra con nuestro personaje. No existe una gran interacción, eso es cierto, pero resulta más que suficiente para acercarnos el apocalíptico mundo ideado por John Millus.
El poder de la guerrilla
Estos momentos de tranquilidad, en los que podemos explorar escenarios, chocan con otras escenas de tensión, haciendo así que la experiencia se termine convirtiendo en una montaña rusa de situaciones que enfaticen los instantes de acción.
Y los disparos, de hecho, no tardaron mucho en llegar. Ya en el tercer capítulo del juego, pudimos contemplar cómo nuestro héroe se encontraba en una instalación a la espera de liarse a tiros con un grupo de soldados coreanos. Y es que aquí no seremos la avanzadilla de un ejército todopoderoso. Más bien, tendremos los privilegios de un civil que poco o nada sabe acerca de cómo empuñar un rifle. Aunque lo terminaremos haciendo, entrando en una dinámica de guerrillas cargada de emoción, desbordante dinamismo y poderoso drama.
La acción en muchos momentos llega a hacerse caótica, con explosiones por todas partes, escenarios en llamas y enemigos que nos apuntan desde varios flancos. A la espectacularidad ayuda la existencia de eventos “escriptados”, los cuales nos obsequian con momentos épicos, como la caída de un helicóptero a unos metros de distancia o una gran explosión que nos arrastra metros atrás de nuestra posición.
Kaos Studios promete armas futuristas, modos multijugador, vida auto-recuperable, pero ningún tipo de ayuda -en principio- para apuntar a los enemigos. Puede que resulte una sabia decisión, sobre todo teniendo en cuenta quiénes son los que empuñan las armas: unos civiles que durante el 2011 deberán salvar (en Xbox 360, PlayStation 3 y PC) al mundo de los deseos de expansión coreanos.