Si me preguntasen qué franquicia del mundo de los videojuegos podría considerarse como una “saga de culto”, una de mis primeras opciones sería FEAR. Esta trilogía de shooters de terror está hecha del material del que se forjan las grandes leyendas y, pese a ello, ha pasado por debajo del radar de muchos jugadores. Ahora, os vamos a quitar las pocas excusas que os quedan para no haberla jugado. Fácil de mover en cualquier PC que se haya comprado hace menos de quince años, existe un pack en Steam que permite hacerse con todos los juegos y expansiones que se han publicado. Todo incluido por una cantidad que apenas sube de los cinco euros.
FEAR sigue siendo imprescindible en 2025
Aunque tenemos una preocupante tendencia a olvidarnos de los videojuegos del pasado para perseguir las próximas grandes novedades, lo cierto es que la saga FEAR sigue tan vigente cuando debutó hace ya dos décadas. El primer juego de la franquicia brilló por unas armas que ofrecían un feedback que le da un repaso a muchos juegos actuales y por una inteligencia artificial extraordinariamente avanzada para la época que, además de seguir muy vigente, fue estudiada por otros desarrolladores para mejorar sus propios títulos. Es un título divertido, una pieza importante en la evolución de los videojuegos y todavía aguanta el peso del tiempo. Es apartado visual es lo que es, pero tras unos pocos minutos de esfuerzo ya estaréis acostumbrados.
La contundencia de las armas de FEAR no la tienen muchos juegos actuales.
Otro motivo por el que la saga FEAR es "de culto" es por su intrahistoria. El juego original fue desarrollado por Monolith Productions, pero la propiedad intelectual era de Vivendi Games (actualmente parte de Activision Blizzard). Esto hizo que, tras el éxito de la primera entrega, hubiera una lucha por los derechos de propiedad intelectual. Monolith los pudo recuperar, pero solo después de haberse asociado con Warner Bros. Toda esta situación hizo que el desarrollo de la segunda parte fuese accidentado y que esta no llegase al nivel de detalle y brillantez de la primera. También porque se destinaron recursos a un modo multijugador, probablemente impuesto por una Warner que quería maximizar beneficios, que no aportaba nada a la experiencia.
El segundo juego todavía aguanta el tipo, pero el tercero es un absoluto desastre. Parte de las mecánicas que habían caracterizado los originales desaparecen, convirtiéndolo en una experiencia más bien genérica. La sensación que da es que Monolith perdió progresivamente el control sobre la saga, teniendo que llevar a cabo ajustes indeseados como, en este caso, la introducción de un modo cooperativo que no terminaba de encajar. Esta situación, sumada al reciente cierre del estudio, le da al juego cierta importancia. En este caso no por la calidad, sino por cómo permite entender el funcionamiento de la industria del videojuego.
Aunque os suene raro, creo que vivimos el mejor momento para jugar a videojuegos. Puede que estemos descontentos con algunos aspectos de los desarrollos actuales, pero el catálogo es más amplio que nunca. Teniendo en cuenta la accesibilidad y que el apartado visual ha evolucionado de forma cada vez más lenta, lo cierto es que jugar a títulos publicados hace 15 o 20 años nunca había sido tan fácil.
En 3DJuegos | Análisis de Ninja Gaiden 4. Nadie puede dudar que es un gran juego de acción, pero también será divisivo para los fans.
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