Un vertiginoso arcade de carreras inspirado en los clásicos Rolling Cage, que nos permite desafiar a la gravedad en circuitos donde la pista puede ser tanto el suelo como las paredes o el propio techo. En el análisis de GRIP: Combat Racing hacemos frente a sus peligrosos circuitos para ver hasta qué punto logra traspasar la línea de meta en el difícil género de la conducción arcade.
La premisa de GRIP es muy interesante. Es de hecho la que me llevó a interesarme por analizarlo. Carreras vertiginosas a una velocidad tan pasmosa que los coches son capaces de agarrarse no sólo a las paredes, sino al propio techo. Un concepto muy atractivo por la posibilidad de abrir el circuito más allá de sus límites bidimensionales, que añade nuevos caminos, atajos y objetos que recoger si pensamos con este nuevo eje.
GRIP: Combat Racing construye así un sistema heredado de Mario Kart, WipeOut y derivados, en los que recorrer circuitos futuristas a altas velocidades mientras pasamos por potenciadores de velocidad y recogemos objetos para luchar contra nuestros rivales. Disponemos de un turbo extra, una ametralladora, un escudo, un misil, una ráfaga de misiles o dardos explosivos. El juego lleva un tiempo en Early Access y aunque ha habido mucha evolución en su desarrollo, creo que el título de Caged Element podría haber esperado un poco, sólo un poco más, pues en la versión de su lanzamiento sienta una muy buena base que no termina por pulir.
Tras un inicio algo lento, hay un circuito metropolitano (que recuerda casi a una pista de WipeOut o del genial F-Zero GX) en el que empiezas a entender cómo GRIP puede llegar a explotar su mecánica de circuitos. Una rampa en una determinada posición nos hace cambiarnos de pista a una carretera secundaria y el botón de salto nos permite cambiarnos instantáneamente al techo si lo ejecutamos correctamente. Existe un buen puñado de circuitos, 22 en total, que se agradece y mucho, pero quizá el estudio debería haber centrado sus esfuerzos en pulir al máximo un número menor, porque en ocasiones su diseño no termina por explotar al máximo las capacidades de estos originales bólidos.
Velocidad terminal
El problema, sobre todo, radica en las físicas. Y es una lástima porque cuando funcionan son el motor principal de la diversión y originalidad del videojuego, creando momentos muy espectaculares en los que encadenamos paredes para volar por el circuito a velocidades imposibles. Pero un leve bache en el circuito o un disparo del oponente puede echar por tierra todo el plan. Es difícil controlar el vehículo en el aire, aunque existe la posibilidad de corregir la trayectoria.
Muchas rampas son tan complicadas de tomar correctamente que el riesgo que supone cambiar de la pista convencional a una alternativa a modo de atajo o para conseguir potenciadores, sencillamente, no merece la pena. En general, se nota que hace falta pulir este campo para evitar que tu coche comience a rebotar indefinidamente por todo el escenario tras ser impactado por un misil, perdiendo tanto tiempo hasta la recolocación que es casi mejor empezar de nuevo.
GRIP construye un sistema heredado de Mario Kart, WipeOut y derivados
Este aspecto de poco pulido (o quizá falta de tiempo) se nota desde el propio menú, muy básico a la hora de presentarte los distintos modos y torneos de la Campaña, así como los diferentes vehículos, mejoras y personalizaciones que podemos aplicarlos. Cuando funciona, GRIP fluye como lo que estaba destinado a ser, un juego de velocidad máxima en la que la cámara traza constantes tirabuzones mientras te deslizas por el escenario. El ritmo atrapa y la música ayuda a construir una experiencia absorbente en algunos de sus mejores trazados. No todos están tan inspirados, pues existen un puñado de pistas que no ofrecen todas las ventajas y atajos necesarios para alcanzar esa variedad que exige su planteamiento.
Por suerte, encontramos bastante más riqueza en los modos de juego, más de los que puedes llegar a sospechar en un primer momento. A las carreras tradicionales y por puntos se suman algunas arenas, como si de un Destruction Derby se tratara, en las que enfrentarnos cara a cara con los rivales en una cúpula con todas las armas dispuestas por el escenario. No faltan tampoco los modos Eliminatoria y Contrarreloj, clásicos en el género, pero sobre todo cabe destacar el modo Carkour, que como su nombre bien indica mezcla la conducción con el Parkour. Funcionan como pequeños puzles en circuitos abstractos donde lo más importante será salir despedido en la trayectoria óptima a la velocidad adecuada para no terminar cayendo al vacío. Una gran implementación que en sus distintos modos de dificultad puede mantener entretenido tanto como la campaña principal. Por supuesto, el juego cuenta con modo multijugador tanto en línea como modo local, con el clásico modo a pantalla partida implementado.
Lo cierto es que GRIP: Combat Racing ha ido atrayendo bastante atención el último año, dado que el juego salió en Early Access y se inspira en un juego tan querido para los que lo jugaron en su época como fue Rolling Cage. No en vano algunos de sus integrantes participaron en su creación. Si bien los desarrolladores han puesto mucho empeño en aumentar el contenido del juego a lo largo de todo su tiempo de desarrollo, otras promesas como la mejor señalización de las pistas, que permita conocer mejor los límites del circuito, siguen sin haberse implementado para la versión de lanzamiento. El juego seguirá en constante actualización, no tenemos ninguna duda, aunque a día de hoy estas pequeñas asperezas pueden suponer una gran diferencia. A las velocidades que maneja el videojuego, es demasiado complejo en ocasiones saber dónde están los atajos y dónde termina una curva, mientras que salir despedido de la pista supone un tiempo de recolocación (hasta que el juego entiende que estás fuera) que prácticamente es sinónimo de reiniciar el evento.
Si GRIP: Combat Racing sigue trabajando como lo ha hecho hasta esta etapa de desarrollo, es muy posible que este análisis se quede anticuado muy pronto y yo seré el primero en alegrarme por ello, porque eso significará que el juego ha evolucionado hasta su verdadero objetivo: concentrarse en la velocidad y utilizar el escenario a tu favor. El estudio ha rescatado una fórmula que no se ha explorado lo suficiente en el transcurso del género de la conducción y sólo necesita librarse de estas asperezas mencionadas para construir una experiencia algo más sólida, a medida que termina de pulir la interfaz y, de paso, sacar más rédito al Unreal Engine 4. Hay mucho potencial a sacar de cada una de sus pistas y mecánicas que están a la espera de ser descubiertas.
Cuando todo funciona en GRIP: Combat Racing disfrutamos de un arcade de velocidad vertiginoso y muy original que añade con su mecánica que desafía la gravedad una nueva capa de profundidad a un arcade de carreras. Sin embargo, en ocasiones nos hemos encontrado con algunas asperezas tanto jugables, de diseño y técnicas que hacen que no disfrutemos tanto de algunos de sus circuitos. Con un poco más de trabajo y retocar algunos de estos elementos, este juego puede llegar a ser mucho mejor de lo que es hoy día. Por el momento, se trata de un arcade muy a tener en cuenta.
- Un concepto que, aun inspirado en el clásico Rolling Cage, sigue resultando innovador
- La sensación de velocidad y la fluidez en algunos circuitos están muy logradas
- Buena variedad de pistas y modos de juego
- La interfaz es muy poco amigable
- Tiene que corregir todavía asperezas provocadas por las físicas, que echan al traste las carreras
- Algunos circuitos están más inspirados que otros, que no aprovechan al máximo su mecánica.
