Sally está buscando a su prima desaparecida, pero tras un altercado que le obliga a coger el teleférico, su pueblo natal sufrirá un terrible cambio, las calles están pobladas de monstruos. Analizamos GYLT, la última obra de Tequila Works.
El otro día pensaba en lo difícil que es trasladar las grandes emociones del ser humano al videojuego, como es el caso del amor. Porque, ¿cómo llevar algo tan intangible a un producto formado por código y variables? ¿Cómo se programa eso? Aunque tenemos buenos ejemplos en nuestra industria, es difícil captar la esencia de algo que es tan único y personal. Y claro, el amor es en el fondo un sentimiento positivo, pero cuando se trata del bullying, que tiene una serie de implicaciones muy duras y que lleva a experimentar recuerdos traumáticos para aquellos que lo han sufrido, la cosa puede ser más difícil todavía.
Tequila Works ha querido aproximarse al asunto con cautela. Consultando a expertos en el tema y, como ellos mismos nos han comentado, sin ofrecer una visión paternalista. Para ello creo que han dado con una idea más específica que tiene que ver más con el maltratador que con el maltratado. Al recorrer GYLT, algunos de los tipos de bullying que encontramos están representados por monstruos que, de alguna manera, simbolizan dichas conductas. Utilizar entes físicos para representar problemas reales es un concepto atractivo en lo estético, pero no estoy seguro de hasta qué punto logra captar la naturaleza del problema. En GYLT vemos criaturas que, por ejemplo, tienen la boca muy grande, siempre sonriente. El jugador más implicado puede trazar un claro paralelismo con aquellos niños burlones, siempre esperando poderse echar unas risas a costa del indefenso. Pero más allá de servir de inspiración en lo estético, me queda la duda de si logra transmitir lo que siente un niño al sufrir las burlas de sus compañeros de clase.
GYLT no busca pertenecer a una categoría, sino que más bien picotea de muchas de ellas
No es que yo tenga una solución mejor para este desafío. Un tema como el bullying es demasiado complejo y cada afectado lo siente de formas muy distintas. ¿Cuál sería la forma idónea de representarlo? Alternar entre estas escenas sobrenaturales con otras más realistas sería una noción interesante, pero seguro que crearía otros problemas de diseño. Por eso creo que, en última instancia, Tequila ha hecho bien en centrarse en una sola reflexión. Por ello, aunque la representación de los monstruos que pueblan esta realidad sea algo más banal, el mensaje final prevalece. Y eso es importante.
GYLT, además, tiene una clara inspiración en el estilo de Stephen King. Sally es una niña en busca de su prima desaparecida. Colgando carteles por todo el pueblo, termina perseguida por un grupo y se refugia en el teleférico, donde un misterioso anciano la recibe. Al montar en él, el pueblo no parece ser el mismo y sus habitantes menos aún, con criaturas monstruosas vagando por las calles y los recintos. La obra no solo contiene referencias directas a King, con un pequeño pueblo de Maine, una mina abandonada y demás recursos literarios, sino por su forma de construir la atmósfera de terror. Como con el escritor americano, no importan tanto los porqués sino la forma en que ese horror afecta a nuestras vidas y, aquí, en concreto, a la de Sally. Por ello, Tequila acierta en ambientar con un terror menos claustrofóbico y más sutil, que dé lugar a vivir el arco de transformación de la niña más que sentir el pavor a lo desconocido. Decía Alan Wake, parafraseando al propio King, que “la explicación es la antítesis de la lírica del miedo”. No esperes, por tanto, explicaciones en GYLT, porque su mensaje es tan real como el acoso en el que se basa.
Aquel que luche contra monstruos...
¿Qué es GYLT, entonces? ¿Una aventura? ¿Acción? ¿Survival horror? Probablemente ninguna de las anteriores. Decía Miguel Paniagua, productor del juego, que es sencillamente un juego de Tequila Works, y ya está. Es cierto que GYLT no busca pertenecer a una categoría, sino que más bien picotea de muchas de ellas. Tienes un poco de sigilo, de terror, algo de narrativa, de puzles, en un diseño de niveles semiabierto. Pese a su oscura atmósfera, es agradable recorrer estos niveles porque te mantienen siempre atento para descubrir cómo abrirse camino, y sobre todo, sin tratar al jugador con demasiada condescendencia. Evita, a riesgo de que te pierdas, marcar en todo momento el camino con migas de pan y es en esas idas y venidas, mientras que estás resolviendo un puzle, cuando tienes tiempo para prestar atención al escenario, leer los mensajes escritos en las paredes y poder reflexionar un poco más sobre cómo Sally ha terminado en esta situación.
Todo en GYLT es funcional, lo cual quiere decir que sirve para reforzar el mensaje del juego, pero tampoco destaca en ninguno de sus campos. Unos ojos que simbolizan a esos mirones, que observan cómo alguien es acosado en el patio del colegio pero que no hacen nada, impiden aquí tu camino, aunque nunca te ataquen. La idea es buena, solo que se repite demasiado y queda relegada a simples interruptores que tienes que “activar”. El sigilo es sencillo también, y dado la facilidad del juego en líneas generales, no resulta estrictamente necesario. Es fácil corretear por este campus escolar, ya que los enemigos no son muy peligrosos ni son capaces de abrir puertas o pasar por sitios estrechos. Por si fuera poco, disponemos de una linterna que, apuntando a unos puntos concretos de cada enemigo, hace que estos desaparezcan. Más adelante, encontraremos nuevas mejoras que nos ayudarán a lidiar con los monstruos, cada vez más fieros y letales.
Es una pieza pequeña, sencilla y al grano, con un diseño ingenioso
GYLT es uno de los pocos juegos exclusivos del servicio Stadia y, como tal, la única forma de jugarlo es mediante streaming. Lo cierto es que no hemos tenido ningún problema en cuanto al tiempo de respuesta de nuestras acciones. No es el juego que requiera de la mayor precisión, pero sí la suficiente para huir o ser certeros en nuestra posición sigilosa y no he tenido ningún problema en las aproximadamente 8-10 horas que ha durado la experiencia. Técnicamente, GYLT puede no brillar tanto mediante el servicio ya que es un juego muy oscuro y es en esa oscuridad donde la compresión de la señal de Stadia puede ocasionar más artefactos. Aunque a veces hemos tenido una calidad de imagen perfecta, casi nativa, otras nos ha dejado con momentos más borrosos. Nunca ha afectado a la experiencia de juego, pero sí al aspecto estético de la obra.
Creo que GYLT es un buen reflejo del espíritu de Tequila Works. Es una pieza pequeña, sencilla y al grano, con un diseño ingenioso. En mi visita al estudio, pensaba que me gusta la filosofía del equipo de Raúl Rubio de mantenerse pequeños. De diversificar recursos en varios proyectos a la vez, en vez de ser absorbidos por la ambición de una superproducción. Aun así, creo que algún apoyo más habría ayudado a GYLT a que su luz brille con más intensidad. Que refuerce ese mensaje que tan claro tiene el estudio. La simbología que usa es la correcta, pero al abordar un problema tan complejo como el bullying, en el que en la vida real no puedes huir, ni esconderte, ni arrojar un rayo de luz sobre el problema, quizá esa atmósfera excesivamente sobrenatural del videojuego podría haberse equilibrado con otra más cruda y realista. Sea como fuere, cada perspectiva de este asunto no solo es válida, sino única y muy personal, y la del equipo de Tequila ilumina siempre más rincones de los que oscurece.
GYLT es un juego que mezcla exploración, puzles y sigilo en una atmósfera de terror suave para abordar el complejo tema del bullying. Posee un desarrollo sencillo, que facilita siempre el progreso. Pese a que consigue representar los problemas del acoso mediante la asociación con monstruos reales, no sé hasta qué punto el jugador puede percatarse de las consecuencias de este problema tan real.
- El diseño de niveles semiabierto ayuda a explorar sin guías ni ayudas
- Puzles ingeniosos con un desafío equilibrado
- Muy sencillo en sus mecánicas de sigilo
- La forma de enfrentarse a los monstruos es algo simple
