La historia de los videojuegos podría haber cambiado si Blizzard hubiera sido más ágil. Parece mentira decir esto de una compañía que, paradójicamente, creó sagas atemporales en el momento justo. Sin embargo, ya todos sabéis cómo perdió la carrera de los MOBA. El género que nació originalmente como ‘mod’ de Warcraft 3 terminó en manos de Valve y de Riot Games. La compañía incluso perdió el derecho a utilizar el nombre Dota para su propio videojuego. Pese a todo, no se rindieron y siguieron adelante con la idea de unirse a esta moda. Lo hicieron y lo hicieron muy bien con el lanzamiento de Heroes of the Storm (HotS). Un juego llegado hace ocho años que, casi todos los que lo probamos, recordamos con cariño. El problema es justamente ese: es más un recuerdo que una realidad.
Heroes of the Storm superó las expectativas de los fans
Heroes of the Storm fue una genialidad. Aceptando su derrota en lo referido a ser los primeros en lanzar un MOBA como videojuego independiente o poder utilizar las bases establecidas por Warcraft 3, los desarrolladores apostaron por crear algo diferente a League of Legends o Dota 2. El proyecto se alejó de algunos estándares del género. Añadió una mayor variedad de mapas y eliminó elementos complejos que pudieran intimidar a los usuarios a la hora de comenzar a disfrutar del título. Una de las decisiones más extrañas y diferenciadoras fue la desaparición de un sistema de ganancia de oro. Esto acabó de un plumazo la necesidad de un sistema de objetos o la mecánica de asestar el último golpe a los súbditos, dos de las ideas más difíciles de interiorizar para los recién llegados a los MOBA.
Lo cierto es que todos estos cambios tuvieron un gran resultado. El hecho de que fuese un juego de Blizzard, que por entonces mantenía su reputación intacta, se unió a su mayor sencillez para atraer a nuevos jugadores. Sin embargo y quizá más meritorio, Heroes of the Storm era un proyecto lo suficientemente distinto como para actuar en calidad de complemento. Mientras que League of Legends y Dota 2 son experiencias contrapuestas que prácticamente nos obligan a elegir entre uno y otro, aquí estábamos ante un título que no pretendía actuar solo como sustituto. Cuando salió el juego nadie tardó mucho en pensar que Blizzard lo había vuelto a hacer y que ahora había tres grandes MOBA compitiendo por el trono.
Heroes of the Storm tenía unas mecánicas más fáciles de comprender que otros MOBA, pero igualmente difíciles de dominar.
Lo que hacía especial a Heroes of the Storm, además de su mayor accesibilidad, era la variabilidad entre partidas. Mientras que en el resto de MOBA estamos acostumbrados a jugar siempre el mismo mapa con el único cambio de los personajes que participan en cada enfrentamiento, aquí había multitud de escenarios disponibles. También los héroes tenían un sistema de talentos similar al de Pokémon Unite en la actualidad que permitían cambiar sus funciones. Además, las decisiones de diseño habían dado lugar a una experiencia mucho más centrada en el juego en equipo que limitaba el efecto bola de nieve y, por lo tanto, la toxicidad de los jugadores. También tenía algunas asperezas como la conexión o el emparejamiento, pero nada de lo que le pasaba parecía imposible de arreglar.
La caída de Heroes of the Storm
Quizá sea poco intuitivo, pero Heroes of the Storm enfrentó muchos problemas. Muchos están relacionados con las dificultades de la propia Blizzard para comprender la realidad de los juegos como servicio. Aunque parecían la compañía mejor preparada para el futuro y lo habían hecho bien con Diablo 3 remontando un lanzamiento decepcionante, los ejemplos recientes no han sido nada positivos. Overwatch 2 parece ahora estar en fase de recuperación, pero si ha necesitado siquiera esta remontada es por haber sido un ejemplo de mala gestión a lo largo de los últimos tres o cuatro años. HotS tuvo una suerte similar, aunque con una diferencia: la compañía no se lo pensó dos veces antes de tirar la toalla.
Heroes of the Storm tenía personajes de todas las grandes propiedades intelectuales de Blizzard.
Cuando solo habían pasado tres años desde el lanzamiento de Heroes of the Storm, responsables de Blizzard decidieron dejar de apoyar las competiciones oficiales del videojuego. Si bien esto parecía no tener impacto directo sobre el título, fue el principio del fin. La decisión llegó de forma sorprendente, sin informar a la comunidad o a los implicados en la escena de esports del título. Además, llegó acompañada de una disminución en los recursos destinados al desarrollo que ni siquiera se esperaban los trabajadores. Visto en perspectiva, fue casi una muerte en diferido. Dejaron de apoyarlo, de modo que perdieron jugadores, lo que justificó darle aún menos contenido e inevitablemente se tradujo en su olvido. Estrenado en 2015, soporte al competitivo cancelado en 2018, último nuevo héroe en 2020 y anunció definitivo de abandono en 2022.
Blizzard dejó de trabajar en Heroes of the Storm para centrarse en otros proyectos, pero a estas alturas hay dos cosas que no tenemos. No ha llegado una explicación oficial y, más allá de Diablo 4, es difícil saber a qué proyectos podrían estar haciendo referencia. Lo más doloroso es que el juego nunca tuvo la oportunidad de brillar. League of Legends alcanzó su momento de mayor popularidad entre cuatro y cinco años después de su lanzamiento. Dota 2 siguió un camino similar, aunque algo más breve, firmando sus mejores cifras cuando habían pasado entre tres y cuatro años después de su estreno. Todo esto, teniendo en cuenta que habían sido los primeros en llegar. De hecho, parece que eran conscientes de esto en el equipo de HotS, que decía años más tarde que buena parte de sus esperanzas estaban puestas en un 2019 al que ya llegaron mermados.
League of Legends y Dota tardaron entre 3 y 5 años en 'explotar'.
Entrando en el terreno de la opinión, siempre he visto a Heroes of the Storm como la gran víctima de una de las épocas más oscuras de la historia de Activision Blizzard. Se dejó de apoyar en un periodo de decisiones erráticas que luego conectó con el escándalo por la discriminación a las trabajadoras de la compañía. Ahora que salen de este bucle ya parece demasiado tarde para cualquier resurrección. Por eso me parece injusto: no es que ‘muriese’ por no haber recibido apoyo de la comunidad o ser un mal juego, si no porque el contexto fue el peor de todos los posibles y porque no se insistió lo suficiente en hacer que terminase de funcionar. Además, fue una decisión radical. Se dice de HotS que tenía un equipo de desarrollo desproporcionado y demasiada presión por lanzar contenido, lo que dio lugar a una situación insostenible. En lugar de ajustar la fórmula de trabajo, se abandonó todo lo relacionado con él.
Aunque haya menos de un 1% de probabilidades, no quiero perder mi 99% de fe. Lo que más me gustaría que pase tras la compra de Microsoft es que reviviese el que junto a League of Legends fue mi MOBA favorito. Xbox tendrá otras cosas de las que preocuparse y muchas ganas de rentabilizar una inversión cuyo éxito no pasa por reactivar este videojuego a caballo entre el MOBA y el 'brawler' por equipos. Sin embargo, la peor opción de todas sería ni siquiera recordar el que es uno de los juegos con más potencial desperdiciado de la historia. Si os interesa y aunque la experiencia actual deja mucho que desear al tratarse de un multijugador abandonado, todavía se puede jugar a través de Battle.Net.
En 3DJuegos | "Adquirir es la parte fácil". El exdirectivo de PlayStation dice esto después de que Microsoft haya comprado Activision Blizzard.
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