Alberto Moral
Editor - GuíasEl género de la simulación de vuelo siempre ha sido un nicho muy concreto. Ya sea porque exige muchas horas para aprender las mecánicas y no siempre es uno de los más espectaculares, cuesta encontrar un juego de estas características que atraiga a fans "hardcore" como a aficionados. Por suerte, existe una saga que se ha preocupado de proporcionar un buen equilibrio entre simulación y acción que no para de crecer y ganar adeptos, aparte de ser de los pocos que se puede encontrar hoy en día.
La saga IL-2 Sturmovik, y en concreto la "versión" que nos ocupa de la mano de 777 Studios y 1C, es esa referencia, con su equilibrio entre espectacularidad y realismo que hace que quien sea capaz de meterse de lleno en su jugabilidad, acabe descubriendo un juego que parece reservado sólo a los más entusiastas de la simulación pura y dura, pero que es una herramienta para divertirse y aprender, de ahí nuestra recomendación para las Super Ofertas Diarias.
El mejor combate aéreo de la Segunda Guerra Mundial
Lanzado en 2014 como el punto de partida de la actual serie Great Battles, IL-2 Sturmovik: Battle of Stalingrad, no intenta reinventar el género ni suavizarlo para atraer a nuevos públicos de forma artificial. Al contrario: es una reafirmación de lo que siempre ha sido esta franquicia, una simulación de combate aéreo exigente, meticulosa y profundamente respetuosa con la aviación histórica, pero con la flexibilidad suficiente para atraer a todo tipo de aficionado. Y eso, en pleno auge de experiencias cada vez más simplificadas, dice mucho de su identidad.
La trama no es una que necesite grandes presentaciones: somos un piloto entre los muchos del Ejercito Rojo que tiene por cometido apoyar las líneas de batalla terrestres o realizar "raids" aéreos contra las fuerzas del Tercer Reich (aunque también podemos encarnar a un piloto alemán en la contienda) durante el escenario de la Batalla de Stalingrado, uno de los puntos de inflexión más importantes de todo el conflicto en el frente oriental de Europa.
Contamos con varios modos, con misiones sueltas para practicar nuestras habilidades a los mandos de los ocho aparatos disponibles -cuatro para cada bando- o podíamos seleccionar el modo "Carrera" para disponer de una campaña dinámica en la que encarnábamos a uno de los ya mencionados cientos de ases que participaron en estos combates. Pero la enjundia de IL-2 no es solo recrear aviones, sino de reproducir cómo se sentían esas máquinas en combate, cómo respondían a los daños, cómo condicionaban el clima y cómo el error humano era, muchas veces, tan letal como el enemigo.
Vamos, un simulador en toda regla. En el modo carrera, esas características destacan especialmente porque, además de desempeñarnos bien en combate, debíamos seleccionar misiones para nuestro escuadrón y dirigirlo, y también tratar que todos los que pudiéramos volvieran a casa. Esto le daba al juego un dinamismo que es digno heredero de los ya extintos Microsoft Combat Flight Simulators, pero con una profundidad en su "meta juego" (es decir, la gestión del escuadrón y el cuidado de los aeronaves) superior en todos los aspectos.
Jugablemente hablando, está claro que no es un juego para entrar y salir sin más. Aprender a volar en IL-2 requiere tiempo, paciencia y una cierta predisposición a equivocarse. El juego no te lleva de la mano más de lo estrictamente necesario, y aunque ofrece opciones para suavizar la experiencia inicial, sigue exigiendo atención constante. Gestionar el motor, controlar la temperatura, vigilar el combustible o entender el comportamiento aerodinámico del avión no son detalles secundarios, sino parte esencial de la experiencia, de lo contrario no podría llamarse a sí mismo simulador. Pero si bien es el "filtro" para muchos usuarios, superar o aprender estas menudencias es garante de una lenta y profunda satisfacción al lograr volver vivo de una misión.
El gran problema es que no existen tutoriales; hay que invertir bastante tiempo en leer lo que cada avión es capaz de hacer, o qué pasos hay que seguir para exprimir todo su potencial de vuelo y combate. No obstante, su reducida aunque fiel comunidad está plagada de jugadores que quieren ayudar a los nuevos pilotos; ya sea con tutoriales en Youtube o mediante el tercer modo: el multijugador. Hay servidores que se han creado con objetivos e instrucciones concretas para que un novato realice su primera sesión y pueda aprender rápidamente lo esencial. Pocos juegos tienen eso hoy en día, y es un ejemplo de lo que necesita cualquier juego, por "nicho" que sea, para sobrevivir y perdurar: una comunidad que apoye al juego y a sus integrantes.
Experiencia personalizable, aunque con algún "pero"
A nivel técnico, y pese a que ya empiecen a pesarle los años, IL-2 Sturmovik: Battle of Stalingrad sigue siendo un juego que se ve bien; con la espectacularidad suficiente para quien busque adrenalina, y las físicas o mecánicas de cada aeronave recreada con precisión. Existe también una abundante cantidad de escenarios con otras grandes batallas que no sólo otorgan nuevas "campañas" o misiones, sino tambien aeronaves, incluidas las de los aliados como Inglaterra o EE.UU participando en escenarios tan icónicos como Normandía.
Sin embargo, el defecto es que son contenidos a conseguir por separado, y hay tantos que conseguir que el "paquete completo" puede costar más de 400 euros incluso en rebajas. Por suerte, no son requisitorios para disfrutar de lo que ofrece el juego, aunque como todo simulador, es un hobby que exige dinero por parte de quienes quieren dedicarse a él, pero con la experiencia base más una o dos campañas -que quizás queráis probar tras completar el modo carrera desde los dos bandos-, pues os va a dar, como mínimo cerca de 100 horas de juego. Considerad, eso sí, que se incluyen en esas horas el aprendizaje.
Porque insisto en que la recreación en este juego es fiel a más no poder. Todo instrumento de tu cabina tiene un propósito y un dato importante que darte. Puede abrumar hasta los más dedicados, pero por suerte sus desarrolladores pensaron en ello. Se puede ajustar el nivel de realismo al gusto de forma milimétrica: es posible incluir elementos en vuestra pantalla o HUD para identificar a los enemigos o los aliados; automatizar ciertos procedimientos de despegue, vuelo, o aterrizaje; simplificar la gestión del escuadrón en tierra etc.
Todo se hace con el propósito de introducir a cada jugador en el juego a su ritmo, sin presiones, aunque nuevamente la ausencia de tutoriales es un enorme "pero" que es difícil de ignorar. Por no hablar del hecho que es una experiencia que sólo puede disfrutarse al 100% si disponemos de un "set up" adecuado, como mínimo un Joystick -preferentemente con un Acelerador aparte, o un HOTAS en argot de simulación-; en pocas palabras, no es un juego para todo el mundo.
IL-2 Sturmovik: Battle of Stalingrad en Steam
Entonces ¿por qué os lo estamos recomendando? Porque el valor que ofrece de cara a presentar una experiencia de combate aéreo real y divertida es único. Es un juego que no se adapta a tí, sino que te pide que tú te adaptes a él, como los juegos clásicos y del género al que pertenece. Además, con las Rebajas de Invierno de Steam en su ecuador, es el momento perfecto para hacerse con él por unos muy atractivos 10 euros más o menos, y cuya rebaja se aplica también a sus mejores DLCs que, con toda probabilidad, cunden más de lo que cuestan ahora mismo. Y creedme, si le dais una oportunidad, es un juego que os enseñará muchas cosas, y no lo soltaréis en mucho tiempo, pero sin robaros tiempo para otras experiencias. Es un juego para paladearlo mientras aprendéis y lo jugáis.
En 3DJuegos | La censura no solo afecta a los videojuegos, pero en ningún otro medio es tan poderosa
Ver 0 comentarios