He tenido la sensación de que a Jagged Alliance, como saga, le ha costado muchísimo encontrar no solo su hueco en la industria, sino su voz. Ha ido dando tumbos desde el concepto más puro de un RTS, a la acción y la acción táctica sin saber muy bien qué hacer o qué potenciar de cara a ser una saga que tener en cuenta. Con Jagged Alliance 3 la saga vuelve a virar, pero tras llevar casi 10 días jugándolo y exprimiendo cada rincón de la isla de Grand Chien puedo decir que es mucho más consecuente y recoge, con lógica, todo lo que le ha sentado como anillo al dedo a la saga.
Sigue siendo otro experimento más, pero uno con los pies en el suelo y que rescata la base edificada hace ya 23 años con aquel Jagged Alliance 2, el último juego cronológico de la saga. Y no es para menos, porque Ian Currie, director de los 2 primeros, hace de escritor de esta nueva entrega. Una tercera parte más loca, absurda, mamarracha y, sobre todo divertida, pero sin dejar de lado una cosa: es serie B, pero de aquella glorificada. Eso sí, y como veréis, no es perfecto. Sus fallos pesan mucho, muchísimo, sobre el producto completo.
Es como Los Mercenarios, una oda al cine ochentero
Al igual que los anteriores juegos de la saga, aquí no hay un protagonista predefinido. La idea de Jagged Alliance, y que se mantiene en esta tercera entrega, es la de ser algo así como el "Infojobs de los mercenarios más patéticos y sanguinarios del mundo". Con esto en mente, nuestro objetivo será vendernos al mejor postor y ser un portal de reclutamiento para mercenarios dispuestos a ganarse unos dinerillos matando gente. En este caso, quien paga y a quien le debemos lealtad es el derrocado gobierno de Grand Chien, un estado caribeño y que, al más puro estilo Far Cry, verá las más absolutas locuras y exageraciones inimaginables; amén de alguna que otra explosión.
Eso sí, Jagged Alliance 3 no se moja, así como no lo hizo Ubisoft en su Far Cry 6 —eternamente comparado con la dictadura cubana—; y como tampoco lo llegaron a hacer cualquiera de los juegos anteriores. No es político, no le interesa ni un poquito dar un discurso que llene más de lo que cabe en una servilleta. ¿Es una dictadura donde el poder reside en el ejército y una organización estadounidense se lucra de ello? Sí, ¿y?. Narrativamente no hay mucho donde coger, ni siquiera puedo decir que tenga “historia” como tal. Pero es lo "bonito" del juego. Es un patio de recreo para gozar de su experiencia táctica y estratégica, y donde su poder reside en los personajes.
Tendremos una buena lista de ellos, más de 20 a elegir para formar nuestros grupos de, mínimo, 3 mercenarios. Son el cliché más tonto que te puedas encontrar, y he ahí lo divertido. Son una lista inagotable de tonterías y chistes malos, pero qué divertido es. Pero, ¿qué pasa si no nos convence ninguno? Jagged Alliance 3 no se corta y nos ofrece un "creador de personajes", salvando las distancias. Mantiene ese toque absurdo porque es un cuestionario que responder sobre motivaciones personales, pero nos ofrecerá un mercenario virgen y listo para combatir atendiendo a nuestras necesidades. No siempre se puede recurrir a ello, ojo. Aun así, aportan frescor al tener un peón que viene nuevo de fábrica.
Hay 3 clases de personajes, reduciéndolo al extremo: exploradores, fusileros y apoyos, y todos ellos presentan habilidades y destrezas únicas que debemos combinar con el resto del pelotón. Como he comentado, éste es de mínimo 3 integrantes, pero el grupo puede estar formado por más de 5, todo dependerá de cómo de ducho seas a la hora de abarcar tanto. Como he comentado, somos como Infojobs, por lo que deberemos ir reclutando mercenarios siempre atendiendo a sus fuerzas y debilidades, pero también al dinero que tengamos. Los hay de varios tipos: los expertos que te van a sangrar la cartera pero que no fallan un tiro, y aquellos "matados" que buscan algo de dinero y van al combate con una pistola de madera.
Todo se gestiona desde un menú tan poco agradable a la vista que no sabría decir si es un homenaje o que alguien no tiene mucho gusto
Todo se gestiona desde un menú tan poco agradable a la vista que no sabría decir si es un homenaje a los juegos más clásicos, o que alguien no tiene mucho gusto. Es un menú feo, denso y donde es difícil navegar, pero me voy a quedar con lo primero. Dicho esto, aquí se desplegará la lista de mercenarios que contratarás por días. Todo dependerá del dinero que tengas, que podrás conseguir en el propio mapa de juego o beneficiándote de los seguros de salud de cada héroe, que los hay, para rascar algo de dinero.
Eso sí, ten en cuenta que moverte por el mapa, descansar o explorar para conseguir dinero y así sufragar los gastos, implica "tiempo perdido". A todos les pagas por días, tenlo en cuenta, y los rasgos únicos de su carácter son algo que tendrás que tener en cuenta cuando tratas con ellos.
Un fuerte componente rolero bien medido
Al no tratarse de una aventura fuertemente narrativa, Jagged Alliance 3 no quiere que perdamos la atención y, para ello, apuesta por un componente fuertemente rolero. Hay decenas de NPC con los que interactuar más allá de compartir una palabra o dos. Muchos, lejos de ofrecernos misiones secundarias y que, en definitiva, se van a traducir en ayudas de cara a completar la campaña, nos regalan una importante carga moral que no esperaba ver en un juego así.
Hay mucho texto que leer y decisiones que tomar. Tampoco lo toméis como un juego de rol puro y duro, pero aporta una pizca de originalidad a la mezcla el hecho de que el juego se tome al pie de la letra aquello de Telltale Games de "X personaje tomará en cuenta esta acción". Toparte con un enemigo y dejarlo vivir —siempre y cuando la situación vaya encaminada a ello— tendrá una consecuencia para bien o para mal. No es solo que quizá vuelva a aparecer con una emboscada por haber pecado de ingenuos, sino que incluso, al tratarse de una revuelta civil, muchos enemigos son hijos de ancianos que encontraremos como aliados por Grand Chien. Matarlos nos haría perder el favor de estos últimos, aunque dejarlos vivos implique que nos pasen por la quilla más adelante.
La personalidad de los mercenarios afecta incluso en este ámbito. Cada uno actuará y se comunicará con los NPC que pueblan la isla de forma completamente diferente. Hay incluso uno que es algo así como Rambo, pero cortísimo de miras y cuyas respuestas no salen de "¿a quién matamos?". No es que den mucho a la rejugabilidad, está todo muy limitado, pero como van a caer cual moscas, es interesante siempre dar con diferentes modos de afrontar la gran cantidad de diálogos a lo largo de las 32 horas, más o menos, que te llevará completarlo.
La acción táctica le sienta fetén, con peros
En lo jugable, Jagged Alliance 3 es un mundo abierto con un mapa del mundo dividido en cuadrículas, a cada cual corresponde una región a explorar. Todas ellas nos ofrecerán misiones, recompensas y elementos narrativos únicos. No son muy variadas en esto último, pero ofrecen variedad de enfrentamientos, aunque a veces el título sea muy poco claro con nosotros. Y es que ese es otro problema, uno muy importante. La gestión de este mapa del mundo está mal llevada. De nuevo, parte de la culpa está en los menús y la navegación por los mismos, pero también en lo que hay que hacer. Son un batiburrillo de misiones y encomiendas hechas para mantenerte ocupado "a lo tonto".
Lejos de esto, a la hora de combatir o explorar, la sensación es buena, aunque con ciertos flecos a pulir habría sido lo mejor de toda la experiencia, con diferencia. Es una estrategia táctica como podríamos encontrar en juegos como Miasma Chronicles, aunque con añadidos muy interesantes. Al igual que aquel juego de The Bearded Ladies, los mapas son de tamaño medio con zonas para explorar, combates secundarios y objetivos principales, en caso de que sea una región que albergue una misión principal. Una vez entramos en combate nos damos cuenta de lo mucho que ha evolucionado la saga y cómo ha potenciado algo en lo que debería haber fallado por el simple hecho de apostar por personajes "básicos".
Me explico. Ninguno tiene habilidades más allá de las que son inherentes a él como personaje. Con eso en mente, el juego se limitaría a un toma y daca de disparos hasta que el último en pie caiga. Sin embargo, aquí entran en juego los porcentajes, la experiencia de cada soldado y una rueda de ataque la mar de curiosa. Esta última es un soplo de aire fresco como pocos.
Es como la de Fallout y nos dejará elegir a qué parte del cuerpo disparar —sí, incluso los genitales— atendiendo a la armadura del enemigo o nuestra precisión. Por ejemplo, apuntar en la cabeza resulta en crítico, pero hacerlo con una pistola a 20 metros, acaba en nada. Mejor disparar al torso. Eso sí, los mapas pecan de cierto estatismo. La posibilidad de lanzar granadas y reventar puertas o ventanas es bonito visualmente, pero no aportan nada significativo al gameplay más allá de abrir nuevas vías para pelear.
También puedes afrontar los enfrentamientos en sigilo, aunque tiene tantísimos problemas que no lo considero ni una opción. Es, de lejos, lo que menos satisfecho me ha podido dejar. Jagged Alliance 3 no es un XCOM. De hecho, quiere rehuir lo máximo posible la IP de Firaxis Games. Al igual que aquel juego, aunque es por turnos, todo sucede en tiempo real. Aquí tampoco hay pausa táctica, pero el juego pide a gritos que la haya cuando queremos ir en sigilo. Es algo de lo que he acabado rehuyendo en pos de la matanza épica. No sé si incluso esto era lo que buscaba el juego y quizá su interés al final de todo era que jugases "a lo loco".
Y es que, volviendo a lo comentado un párrafo más arriba, los enfrentamientos directos, aún con fallos, son divertidos, cuando no te estás peleando con las debilidades mentales de estos pobres mercenarios. Voy a ir más allá: el juego es muy malo con nosotros, lo sabe y hará las delicias del fan del género. Al margen de los factores personales como la experiencia o las heridas, hay factores ambientales o de moral que afectarán al desempeño de los combates.
Incluso peleas igualadas se pueden truncar porque, casualmente, esa noche está lloviendo. Esto afecta no solo al movimiento, sino a la visibilidad o al disparo de las armas, que pueden encasquillarse. Esto implica, lamentablemente, perder un punto de acción, y puede significar la muerte de tu personaje o pelotón, y mucha frustración por el camino.
Por cierto, éstos pueden morir, sí, pero solo si lo queremos. Hay una opción en el menú para desactivarlo. Yo no lo hice, y me arrepentí ya en la primera hora. Recomiendo desactivarlo porque si ya hay elementos que sacan de quicio, esto es para llevarte por el camino de la amargura. Uno por el que ya pasaréis con sus puntos de guardado que no sirven de nada, la poca claridad del juego y mecánicas que no te explican y tardarás horas en pillar. De verdad que pensaba que esto de ser claro con el jugador ya lo teníamos claro. Parece ser que no.
De arrepentimientos va la cosa. Hay mucho frustrante en Jagged Alliance 3 a pesar de ser un juego que, cuando brilla, lo hace con fuerza. Me gusta pensar que tras 2 décadas dando tumbos, la saga ha encontrado un buen camino a seguir a partir de esta entrega. Su combate y fuerza rolera son lo mejor, sin duda, del conjunto; sin desmerecer a los mercenarios y su loquísima personalidad. Sin embargo, los problemas que subyacen en su combate, los menús difíciles de entender y su dificultad pesan bastante.
Comprar Jagged Alliance 3- Tiene una importante carga de rol con decisiones y diálogos.
- El combate vuelve a sus raíces, y lo hace apostando por elementos muy XCOM.
- Ármate de paciencia, es difícil de entender y aún más de dominar.
- Sus menús y todo lo que tiene que ver con no pegar tiros es tan clásico como tosco.
- Los mercenarios son únicos, divertidos y con muchas capas de personalidad.
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