Bruno Ouviña
ColaboradorSi vemos a un tipo sospechoso al final de un callejón mientras paseamos por la noche, se enciende algo dentro de nosotros. De repente estamos más alerta y nos preparamos para reaccionar a un posible asalto. Hemos visto muchas veces esa película y, aunque somos conscientes que no todos los tipos sospechosos van a intentar robarnos, también sabemos que la mayoría de gente que roba son tipos sospechosos. No hay nada más natural que responder de forma instintiva ante los indicios, y quizá por eso de Killing Floor 3 solo podía esperar una tragedia de dimensiones mesopotámicas.
El nuevo shooter cooperativo de Tripwire Interactive no solo era ese tipo sospechoso al final del callejón, sino que parecía llevar un cuchillo manchado de sangre en las manos. El estreno de Killing Floor 3 llega cuatro meses tarde por culpa de una beta que "no estuvo a la altura" y provocó un retraso para resolver los no pocos problemas que tenía la primera versión del título. La cosa es que estos ajustes se guardaron en secreto hasta última hora, imponiendo acuerdos de confidencialidad extraordinariamente estrictos a los pocos usuarios que tuvieron la oportunidad de probarlos.
El viaje de Killing Floor 3 podría haber comenzado mejor, la maquinaria es lo suficientemente sólida como para echar a rodar
Todo hacía indicar que Embracer Group, una compañía a la que no tiene precisamente a los fans en el bolsillo, tenía algo que ocultar. Sin embargo, podemos respirar tranquilos. No me gusta hablar de contextos, empezar los análisis por el final ni ser conformista; pero hay veces que merece la pena saltarse las normas. Aunque no hay dudas de que el viaje de Killing Floor 3 podría haber comenzado mejor, la maquinaria es lo suficientemente sólida como para echar a rodar. La tragedia que muchos vaticinamos no ha ocurrido y, de hecho, estamos ante una experiencia sorprendentemente sólida.
Killing Floor no necesita inventos
Lo mejor que se puede decir de Killing Floor 3 es que se trata de un título perfectamente reconocible. Ese bucle jugable basado en acabar con oleadas de enemigos cada vez más peligrosas mientras mejoramos nuestro arsenal es intrínsecamente divertido y algo que Tripwire Interactive sigue llevando un paso más allá. La saga no necesitaba grandes inventos, pues la base es un gameplay más adictivo que el tabaco que solo debía modernizarse ahora que habían pasado nueve años desde el lanzamiento de la entrega anterior.
Lo que más agradezco de Killing Floor 3 es la llegada de nuevas mecánicas de movilidad
Lo que más agradezco de Killing Floor 3 es la llegada de nuevas mecánicas de movilidad. Ahora podemos escalar, esquivar o deslizarnos por el suelo. Esto le da un toque más improvisatorio a la experiencia, dejando espacio a que los jugadores se relacionen con el título de forma más creativa. Los escenarios, que han sufrido una mejora muy considerable desde la beta en cuanto a su ambientación, también se han adaptado a esta nueva realidad. Su diseño está plagado de obstáculos, rampas o zonas en las que podemos saltar y sacar partido a las nuevas opciones.
Una vez que hemos ganado espacio con los enemigos, lo que toca es girarse y comenzar a disparar. En esto, Killing Floor 3 deja un sabor agridulce. El 'game feel' de las armas sigue estando muy por encima de la media si lo comparamos con otros shooters del mercado, pero no supera en algunos aspectos el trabajo de KF2. Por un lado los impactos se sienten contundentes al generar un espectáculo visual desmembrando a los enemigos o haciéndolos explotar. Por el otro, el sonido tanto de la explosión del cañón como de la bala al impactar es un tanto insatisfactorio.
El 'game feel' de las armas sigue estando muy por encima de la media si lo comparamos con otros shooters del mercado
Esta combinación de luces y sombras, de una cosa buena seguida de otra todavía por mejorar, es quizá lo que más caracteriza a Killing Floor 3 como videojuego. Ahora tenemos enemigos con patrones jugables más interesantes, incluyendo a una versión voladora de los Husk que lanza bombas inflamables y resulta tremendamente divertida de enfrentar, pero al mismo tiempo los 'zeds' se combinan de manera demasiado similar en todas las partidas dando sensación de ser demasiado formulaico y eliminando parte de este interés. También hay la posibilidad de personalizar armas al estilo Call of Duty, pero con elementos que se sienten un poco forzados como un silenciador que solo empeora la sensación de disparo o un sistema de debilidades elementales que no pega ni con cola.
Es fácil encontrar más de estas contraposiciones. Killing Floor 3 ha intentado sustituir los menús por un punto de encuentro físico al estilo de Deep Rock Galactic. El problema es que, a día de lanzamiento, este HUB es un espacio casi vacío salvo por un campo de tiro y la nave desde la que comienzan las misiones. Es fácil imaginar cómo este lugar se puede llenar de contenidos que alargue la vida útil del juego, pero nada nos garantiza que estos sueños vayan a hacerse realidad algún día.
Acabando algo más positiva, el sistema de clases es verdaderamente interesante. Hay un total de seis personajes distintos, cada uno de ellos con acceso a granadas, 'últimates' y árboles de habilidades únicos que ofrecen decenas de opciones diferentes. Esto, junto a la capacidad de modificar las armas, nos permite personalizar en gran medida la jugabilidad y aporta frescura a las partidas al poder ir variando el arquetipo de héroe utilizado: la variedad va desde ametralladoras y snipers hasta un héroe que ataca con arco y espada.
Killing Floor 3 es un juego de 2025
Poco después del lanzamiento de Counter-Strike 2, el equipo de desarrollo de Valve explicó que no estaba del todo satisfecho con el estado del título, pero que había decidido publicarlo igualmente porque esa era "la forma más rápida" de lleva el título a donde todos querían que estuviera en "uno, cinco o diez años". Siendo un fan confeso del shooter de Valve que escribe este análisis mientras ojea en el móvil los resultados de la IEM y habiendo jugado durante muchas horas a Killing Floor 3, siento que estoy viviendo lo mismo.
Los juegos ya no solo compiten contra las alternativas que existen en el mercado, sino contra su mismo pasado
El problema es que los juegos ya no solo compiten contra las alternativas que existen en el mercado, sino contra su mismo pasado. Lo que ahora sugiere Tripwire Interactive no es diferente a lo que Valve pidió a los usuarios de Counter-Strike ni a lo que propuso Capcom con Monster Hunter Wilds: el abandono de un juego extraordinariamente pulido (CS:GO, KF2 o Monster Hunter World) con diez años de mejoras y actualizaciones de contenido a sus espaldas en favor de una experiencia mucho menos trabajada que lo tiene físicamente imposible para estar al mismo nivel. Los viejos videojuegos se han nutrido tanto que los nuevos lanzamientos ahora parecen pasar hambre.
Hay aspectos que son imperdonables, como una optimización muy pobre en PC que empeora muchísimo la experiencia sobre todo en un modo cooperativo que es la base misma sobre la que se asienta el título. Hay cosas en las que el juego tampoco se ayuda a sí mismo. Pese a ser un cooperativo disfrutable con desconocidos ha decidido no añadir opciones de chat de texto. Algo que lleva décadas siendo la norma en los juegos online desaparece aquí por causas desconocidas. En serio, ¿quién tomó esta decisión?
Algunos anuncios también hacen evidente que esta no es la versión del juego que los desarrolladores querían publicar. ¿Recordáis el sistema de clases que valoraba tan positivamente hace unos párrafos? Pues tiene el problema de estar estructurado al estilo hero shooter, limitando el tipo de arma que cada clase puede utilizar. La eliminación de esta restricción está anunciada para la Temporada 1, pero es uno de los elementos más molestos en este estreno.
Killing Floor 3 es un evidente hijo de su tiempo, quizá el juego más 2025 de todo 2025. Un título capaz de combinar un diseño jugable tremendamente interesante con carencias formales que nos hacen preguntarnos si no hubiera sido mejor darle unos meses más de trabajo para convertir lo suficiente en notable y lo notable en sobresaliente. La promesa de un futuro brillante está ahí y existen motivos para creer en unos desarrolladores que ya demostraron su capacidad de apoyar a un juego con la anterior entrega, pero el desembolso económico nos lo están pidiendo ahora.
Aunque parecía un tipo chungo, no nos vamos a despertar en una bañera con una cicatriz en los riñones. Este es tu colega de toda la vida con el que te lo pasas bien hasta en sus momentos reguleros. Quiero oleadas más variadas, ajustes a los jefes finales y cambios a las armas; pero he seguido jugando después de tener cerrado el análisis. Machacar zombies (aunque oficialmente sean clones mutantes) mientras charlas de cualquier cosa por Discord con tus amigos siempre ha sido divertido y no sobran juegos cooperativos de esos que proponen algo tan simple como pasárselo bien.
Killing Floor 3 mantiene intacta la identidad jugable de una saga que lo significa todo para el videojuego cooperativo y que ofrece el mismo bucle adictivo de siempre. Sin embargo, lo precipitado del lanzamiento hace que se quede varios puntos por debajo de lo que el proyecto merecía. No cabe duda de que merecería una recomendación si lo valoraremos por lo que casi seguro va a llegar a ser, pero toca ser más tibios a la hora de valorar la realidad del título en su día de lanzamiento.
Comprar Killing Floor 3- El rendimiento en PC, sobre todo en partidas cooperativas con muchos jugadores, es bastante pobre.
- Las nuevas mecánicas de movilidad hacen que desplazarse por el escenario sea mucho más divertido que en Killing Floor 2.
- Cuenta con una gran cantidad de sistemas prometedores, pero que aún no están del todo pulidos.
- Pese a lo mucho que preocupó en la beta, visualmente funciona y consigue tener una identidad única.
- El sistema de clases y habilidades es muy interesante y te hace querer jugar con todos los personajes.
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