Siempre que hablamos de RPG solemos pensar casi instintivamente en mundos de fantasía con sus dragones, hechiceros malvados y reinos asolados por monstruos en la línea del sublime Baldur's Gate 3, o tal vez, en distopías estilo Mad Max en mundos futuristas sin solución posible como lo hace la saga Fallout, o el más reciente Cyberpunk 2077. Elijas la opción que elijas el "realismo" parece estar siempre condenado a un segundo plano; como si fuera un concepto que no encaja (o no es prioritario) en las aventuras de rol. Por eso más de cinco años después de su lanzamiento Kingdom Come Deliverance sigue siendo un RPG tan especial. Su apuesta por la veracidad histórica y el realismo de su acción lo convierten en una de esas rarezas que merece la pena jugar, y ahora que se acerca el lanzamiento de su ansiada secuela, he retomado una vieja partida que me ha hecho valorar más si cabe todo lo bueno que tiene esta desafiante aventura de rol medieval.
Porque no todos los días tienes la oportunidad de sentirte como un auténtico don nadie en un mundo cruel en el que el bandido más zarrapastroso puede acabar con tu vida de un simple golpe mortal. El RPG de Warhorse Studios consigue que creas de verdad que eres el hijo de un herrero que sí, ha soñado con ser aventurero, pero cuya experiencia en combate se reduce a unas cuantas peleas de borrachera. Y toda la historia y acción de esta aventura gira en torno a esa idea. No eres nadie; no eres especial ni tienes ningún superpoder. Ese es el primer gran desafío al que te enfrentas en Kingdom Come Deliverance.
De plebeyo a caballero
Si hablamos de realismo, lo primero que llama la atención en Kingdom Come es que necesitas comer o descansar para estar en plena forma. Y no vale cualquier cosa, porque un alimento en mal estado puede provocar que enfermes, y dormir sobre un manto de paja en una cuadra tampoco es que te vaya a dejar muy bien. A la hora de combatir más de lo mismo. Un tajo puede acabar en una hemorragia fatal que te lleve a la muerte; o impedir que uses correctamente un arma, o incluso tal vez pierdas algo de visión si te arrean un buen golpe en la cabeza. Todos estos detalles contribuyen a esa máxima con la que se diseñó el juego, que no es otra que la de crear la experiencia RPG más realista posible.
Y en esa búsqueda por el realismo y la veracidad histórica, el mayore su mayor triunfo de Kingdom Come Deliverance radica justo en la progresión del héroe; en cómo ese don nadie al que encarnas va aprendiendo a desenvolverse mejor en la Bohemia del siglo XV. Coge un arco y dispara en los primeros minutos de aventura, ¡es ridículo! Imposible apuntar peor. Pero con el tiempo, a base de disparar y también pagar por un buen adiestramiento, lo que antes era frustrante empieza a resultar divertido. Lo mismo me vale para el combate con armas, la diplomacia o hasta la equitación. Como en la venerada serie The Elder Scrolls, cuanto más usas una acción mejor eres, pudiendo aquí desbloquear nuevas habilidades o ventajas pasivas que aumentan las opciones de personalización de Henry.
En este RPG no eres nadie; no eres especial ni tienes ningún superpoder
Es lo mínimo que le pides a un buen RPG, pero Kingdom Come Deliverance va incluso un paso más allá teniendo también en cuenta la higiene personal, vestuario y reputación del héroe para determinar cómo te tratan el resto de habitantes de este mundo abierto. Si es que de entrada, nuestro héroe no sabe ni tan siquiera leer como la mayoría de plebeyos de la época; y si no me equivoco, puedes acabar el juego sin aprender a hacerlo porque la historia ya se ocupa de llevarte por otros caminos hasta alcanzar el objetivo final.
Kingdom Come Deliverance puede resultar a veces un juego frustrante, especialmente en sus primeras horas, cuando cada pelea puede ser la última por nuestra inexperiencia (la nuestra propia y la del héroe), pero el mimo con el que se ha creado este gigantesco mundo medieval, el realismo y veracidad histórica que impregna cada elemento de la aventura, y qué demonios, la libertad de acción que ofrece para que actúes como te plazca hacen de él un RPG recomendable, y una de las experiencias más inmersivas que puedes encontrar hoy en día en el mercado. Si aún no lo has jugado y sientes curiosidad, sobre todo pensando en el prometedor Kingdom Come Deliverance 2, es fácil encontrar el juego de oferta por menos de 10 euros.
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