Si entendemos la pretemporada como una excepción a la normalidad de League of Legends, podemos convenir que el juego está en uno de los momentos más equilibrados de su historia. Es precisamente esto lo que lleva a muchos jugadores a centrarse en dos situaciones muy concretas. Por un lado está el ya anunciado rework de Yuumi con toda su polémica. Por el otro, las curaciones. La sanación a la que tienen acceso los campeones se ha convertido, prácticamente, en asunto de estado. Las viejas ideas de los desarrolladores han demostrado no servir, y los nuevos planes tampoco ofrecieron resultados. La culpa, en realidad, la tienen dos ideas antagónicas que generan un dilema.
La curación genera una gran frustración entre los jugadores de League of Legends. Esto se resuelve ofreciendo una mecánica para contrarrestarla, que son las Heridas Graves. El problema es que se genera un bucle. Los campeones u objetos que aportan sanación pasan a ser poco poderosos desde un punto de vista estadístico. Entonces hay que aumentar su poder, lo que en la práctica supone un ‘nerf’ a las Heridas Graves, que por lo tanto necesitan mejoras. Es un bucle infinito en el que nunca ha habido equilibrio, si no que el dominio se ha ido alternando. Además, la mera existencia de una mecánica para cortar las curas de los rivales es fundamental.
Como las Heridas Graves existen, se evitan las llamadas composiciones ambulancia. Estas son estrategias en las que un equipo seleccione a tres o cuatro héroes de sanación acompañados de uno o dos campeones centrados en infligir daño mientras sus compañeros los hacen prácticamente inmortales. Es prácticamente el sistema inmunitario del Dr. Burns en aquella escena de Los Simpson que, de tantos virus que tiene, no deja pasar a ninguno más. El plan de la compañía ahora parece ser un término medio centrado en equilibrar individualmente personajes u objetos, ofreciendo un acceso algo más rápido (que no más poderoso) a la mecánica de cortar curas.
El otro gran dilema en la historia de League of Legends
Aunque esto es puro terreno de opinión, la aproximación actual de Riot Games parece la correcta de cara al futuro de League of Legends. Sin embargo y, aunque insistimos que es nuestro punto de vista, esta es una lección que nos llevamos hace unos cuantos años. El juego ya vivió una situación de enroque con una de las mecánicas más odiadas de la comunidad. Nos referimos a la invisibilidad. Una mecánica ahora relativamente exclusiva a la que antes tenían acceso multitud de campeones y que estaba en una situación similar a la que de las curaciones.
Quizás aquel mundo en el que Akali era casi injugable nos parezca un lugar mejor, pero lo cierto es que había muchos más personajes que sufrían esta situación. La definitiva de Rengar quedaba al borde de la inutilidad, la R de Vayne tampoco era muy útil y hasta Shaco se ‘countereaba’ con un guardián rosa. League of Legends se mantuvo así desde su lanzamiento hasta el Parche 6.22 porque Riot Games no tenía grandes ideas para solucionar un problema evidente. Esto, además, se hacía más notable conforme los jugadores ganaban experiencia y mejoraban. La pura experiencia en horas de juego ayudaba a que todos supieran cómo lidiar con estos campeones.
La situación, como ahora, era de enroque. Eliminar la posibilidad de que fueran revelados por un guardián de visión suponía convertir la invisibilidad en la mecánica más poderosa de todo el videojuego y dejar a los jugadores sin herramientas para contrarrestarla. Dejar las cosas como estaban significaba que estos campeones no pasarían de la categoría de meme por el resto de sus vidas, al menos en los rangos más altos. Así, en el sexto año tras el estreno de League of Legends se optó por una nueva vía: crear dos mecánicas diferentes.
- Camuflaje: Los campeones camuflados no pueden verse normalmente, pero quedan revelados si se sitúan demasiado cerca de los adversarios (la definición de “demasiado cerca” cambia en función al personaje). También son revelados por los centinelas de visión total,, las habilidades que revelan camuflaje y las de visión verdadera. Suelen enfocarse a habilidades o héroes que pueden permanecer en este estado por grandes periodos de tiempo como Twitch, Evelynn o Akshan.
- Invisibilidad: Las unidades invisibles no pueden verse normalmente, y solo se revelan con habilidades de visión verdadera. Se vinculan a habilidades de escasa duración, como el humo de Akali o el sprint de Kai’Sa.
- Visión Verdadera: Las Flores del Adivino (plantas azules) y ciertas habilidades, garantizan visión del objetivo durante diferentes periodos de tiempo y pueden romper tanto el estado de camuflaje como el de invisibilidad.
No vamos a decir que de un día para otro se solucionaron todos los problemas de League of Legends, porque todavía hoy la invisibilidad es una de las mecánicas más frustrantes para muchos jugadores. Sin embargo, si se estableció un marco a largo plazo que permite mantener el juego equilibrado. Ahora no hay que pensar en si Akali puede ser revelada, ya que es una situación muy improbable salvo que juegue contra campeones que, por algún motivo, cuentan con la privilegiada mecánica de visión verdadera. Esto, que es una lección básica de diseño, permite a los desarrolladores tener una idea fija sobre qué va a hacer un personaje, reduciendo las incógnitas y pudiendo equilibrar en consecuencia.
¿Cómo podría aplicarse esta situación a las curas? Lo cierto es que la fórmula en sí misma no puede adaptarse. Basta que haya tres campeones con algo así como una especie de “sanación verdadera” (una supuesta nueva forma de cura que no pueda ser reducida por Heridas Graves que nos hemos inventado para este ejemplo) para que el juego se te desmonte con constantes composiciones de ambulancia. Si supiera exactamente la respuesta tendría el prefijo “Riot” en mi cuenta de Twitter y sería el desarrollador de League of Legends más querido de la comunidad. Sin embargo, tengo claro que para llegar a ella hace falta pensar “fuera de la caja”.
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