Podría entenderse como un mensaje sobrecargado de ambición, pero Rekkles no lo dijo así. El jugador sueco, una de las mayores leyendas en la historia del League of Legends competitivo, hablaba al borde de unas lágrimas que no pudo terminar de controlar. Tan triste como suena, mientras estaba eligiendo las runas de Senna para una partida clasificatoria, explico lo vacío que se sentía. "Uno de los grandes descubrimientos que he hecho recientemente es que mi vida es… no hay muchas más cosas en ella además de jugar", decía el sueco. Intercaló varias disculpas a su público con la fuerza que aún le quedaba, utilizando los primeros instantes de la partida para intentar recomponerse.
¿Y el día que Rekkles se retire?
Siguió jugando el histórico miembro de Fnatic, aunque esperó un rato para dar explicaciones. Cuando la partida iba por el minuto seis y ya había conseguido una buena ventaja con Senna, continuaba. "Supongo que cuando no soy capaz de hacer ese trabajo es cómo…" y cambió de tema. No hubo muchos más comentarios del jugador que siguió tirando de lo que, pese a tener solo 26, lleva haciendo desde hace más de 11 años. Sin embargo, esta vez jugar a League of Legends era casi un mecanismo de supervivencia. Fue recomponiéndose de cara al final de una partida que terminó perdiendo.
"Simplemente, me dio duro después del invierno esto de no tener mucho más que jugar. Es una sensación de pérdida ver como mi carrera podría acabarse y esas cosas. Es raro… o no se si raro, más bien es como una nueva experiencia. Traté de trabajar en ello el año pasado, cuando estaba en Suecia. Intenté crear una vida más allá del juego, pero no conseguí mucho", explicaba minutos después mientras buscaba una nueva partida. A partir de aquí, Rekkles puso mejor cara. Continuó jugando como si nada hubiera pasado. Sin embargo, dejó motivos para estar preocupados.
Con esta preocupación no estamos hablando exclusivamente de él o de Fnatic. Más bien, nos referimos a la escena profesional de League of Legends en su conjunto. Aunque los paralelismos entre el deporte tradicional y los esports no suelen ser acertados, hay una faceta en la que guardan una gran similitud. Mientras están en activo, los jugadores profesionales son grandes estrellas que pueden hacer girar su vida en torno a una profesión. Sin embargo, cuando todo se acaba ya no tienen nada que hacer. Habrá un último día en el que Rekkles se suba al escenario para jugar un partido competitivo, como lo hubo para tantos jugadores antes que él.
Almudena Cid, gimnasta española que participó en cuatro Juegos Olímpicos, lo explicaba así: "Hay algo muy doloroso para el deportista y es que, después de haberte sentido tremendamente competente y bueno en lo que haces, sientes que no eres nadie sin ser ya lo que fuiste". Decenas de deportistas se han quitado la vida tras acabar su carrera. Es cierto que se trata de algo que pasaba más antes que ahora. Sin embargo, si ha dejado de ocurrir con tanta frecuencia es porque se han tomado muchas medidas para darle un sentido a las vidas de los atletas cuando ya no pueden competir al máximo nivel.
El nombre podría ser Rekkles o cualquier otro. Queremos insistir en que no estamos ni por un momento sugiriendo que el jugador tenga, haya tenido o vaya a tener pensamientos autodestructivos. Pero, ¿vamos a esperar a que le pase a alguien? Riot Games tiene algunos programas para dar un trato preferencial a la hora de la contratación a exjugadores profesionales. Sin embargo, Alexey Ichetovkin (Alex Ich), una leyenda de los primeros años del competitivo de League of Legends, encontró problemas para pasar a trabajar en la desarrolladora. Tuvo que intentarlo en numerosas ocasiones y no consiguió un puesto fijo hasta noviembre de 2020.
La competición profesional de League of Legends se encamina a un problema y debe prepararse para él antes de que nada malo ocurra. Los jugadores sacrifican todo por dedicarse profesionalmente al título de Riot Games. Las sesiones de entrenamiento como equipo son larguísimas y luego aún toca prepararse jugando partidas clasificatorias. En muchos casos, aunque afortunadamente es cada vez menos común, los miembros del equipo incluso residen en la misma casa que sus compañeros. En este lugar también se llevan a cabo los entrenamientos del equipo. Es un modelo que condiciona muchos años en la vida de los profesionales y además de revisarlo, es necesario formarlos para que sepan qué hacer el día de mañana.
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