Adrián Suárez
ColaboradorAprovechando que hace poco fue 3 de octubre, el día nacional de Full Metal Alchemist, decidí volver a leerme este fantástico manga de Arakawa. ¿Cómo? ¿Que todavía nos has leído Full Metal Alchemist? Pues permíteme recomendártelo. Salvo su final, que me parece mucho menos inteligente de lo que es el resto de la obra, Full Metal Alchemist es uno de los mejores trabajos que ha salido del shonen. Maduro, muy político, duro y con un ritmazo formidable. Además, la edición de Norma en formato Kanzenban es perfecta para hacerse con la colección en 18 tomos. No, deja el anime, no veas eso. Compra el manga.
Dicho esto, volví a leer por enésima vez este manga, pero algo había cambiado desde la última relectura. En esta ocasión me había pasado entero Lies of P con su DLC, y no solo me lo rejugué, sino que me dio por hacer una de esas partidas pensadas a exprimir el lore al máximo para comprenderlo y hacer luego seis horas de podcast. Porque Lies of P parece un juego de lore sencillito, pero este SoulsLike esconde una documentación formidable sobre los principios alquímicos, cruzado todo con las leyendas de Pinocho, El Retrato de Dorian Gray y otras obras de ficción como El Viejo y el Mar. Te lo digo, si te metes a fondo en el lore de este juego, te explota la cabeza. ¿Listo? Vamos allá.
Las pistas a seguir para comprender bien, bien, todo lo de la alquimia de Lies of P estaban en los nombres propios de ciertos lugares y personajes. Por un lado Paracelsus y por el otro Trismegistus. Por si no sabéis a qué se refieren estos nombres, no os lo aclararé para no hacer spoilers. En la historia real de nuestro mundo, Philipus Paracelsus fue uno de los alquimistas más reconocidos. Es a quien se le atribuye la transmutación de metales en oro (algo que los Elrich hacen ya en el primer tomo de Full Metal Alchemist), de viajar por todo el mundo como médico de guerra y de haber dicho aquello de que la dosis hace al veneno.
Paracelsus es un personaje histórico formidable
Pero lo más interesante de Philipus Paracelsus, de quien digo fue uno de los alquimistas más famosos de la historia, es que tenía una fuerte fe en Dios. Y aquí comienzan los problemas y las diferencias con Full Metal Alchemist. El manga de Arakawa va tan a tope con que los alquimistas no creen en Dios que su episodio piloto enfrenta a los protagonistas con la iglesia. Es en las primeras páginas cuando Ed dice: "los alquimistas somos científicos y como tales no creemos en Dios ni en el creador ni en ningún ser ambiguo como ese".
Su siguiente frase es "Todo aquello que existe sobre la faz de La Tierra tiene un origen demostrable". Pues Ed, amigo, te equivocas. Los alquimistas sí creían en un dios; creían tanto en él que se inventaron el suyo propio. Para comprender de qué tipo de Dios estamos hablando, tenemos que buscar el origen del término Trismegistus, que en Lies of P hace alusión a una ubicación de su mundo.
El Dios de los alquimistas es el origen de todo, la primera partícula, es el universo.
En la Enciclopedia Herder, leemos: "El nombre de Hermes Trismegisto corresponde a un autor legendario de una colección de textos filosófico-religiosos escritos conocidos como escritos herméticos o Corpus hermeticum, de carácter gnóstico y esotérico que ejercieron una gran influencia a finales de la antigüedad, en la Edad Media, y, especialmente, durante el Renacimiento. En realidad, no se trata de ningún autor, sino que bajo esta máscara se escribieron distintos textos por parte de distintos autores". Los alquimistas se inventaron a un ser, a un profeta, Hermes Trismegisto. No era otra cosa que un alias para firmar uno de los tratados más importantes de alquimia: Los Textos Herméticos. La gracia es que este alias se pasaba de generación en generación, dando la sensación de que Hermes Trismegisto era un ser inmortal.
En los Textos Herméticos, libro editado por Alianza Editorial y que no tiene desperdicio por las locuras que cuenta, leemos en su página 128, en el capítulo llamado "De Hermes Trismegisto: la llave": "¿Qué es dios, el padre y el bien sino el ser de todas las cosas, incluso las que ya no son? Esto es dios, esto es el padre y esto es el bien (...). Así pues, el universo, como el sol, también es padre". El concepto de Dios de los alquimistas auténticos tiene muchísimo que ver con la historia de Lies of P. No es un Dios cristiano, ni un Buda ni nada por el estilo.
El Dios de los alquimistas es el origen de todo, la primera partícula, es el universo. Encontrando ese origen primigenio es cómo uno puede aprender a crear todo lo demás. Es el deseo de alcanzar lo divino a través de la ciencia. Esto es justo lo que anhela Simon Manus en Lies of P, por eso hay tantísimas conexiones entre Dios, el universo, las estrellas y la misma esencia del ser humano. Y por eso es tan complicadísimo entender al Dios de los alquimistas desde una perspectiva cristiana.
El Dios de Lies of P es apasionante
A su vez, comprender todo esto vuelve absolutamente interesante el lore de Lies of P y, en mi opinión, le otorga su personalidad propia y lo aleja de las comparaciones con Bloodborne. Porque teniendo esto en cuenta, Paracelsus, Simon Manus, el brazo de Dios, las mariposas de Sophia, los capturadores de estrellas y el mismo corazón de P adquieren una nueva dimensión por cómo el juego los impregna del significado del verdadero Dios de los alquimistas.
Habría sido fantástico que el Dios que pregona Hermes hubiera estado más presente en la obra
No os voy engañar, tras leerme los Textos Herméticos y libros todavía más raros por culpa del frikismo loco que me despertó Lies of P al meterme en su lore, se me desinfló un poco Full Metal Alchemist. Sí que es cierto que el manga de Arakawa juega con la idea de Dios, del pecado y de la búsqueda de lo divino a través de lo científico, pero habría sido fantástico que el Dios que pregona Hermes hubiera estado más presente en la obra. Tenemos los homúnculos, las puertas al otro lado y la piedra filosofal, pero tras jugar a Lies of P, yo pido el universo.
Ver 1 comentarios