La ciudad a tus patas en esta adorable aventura gatuna para Switch y Game Pass que ya ha superado el millón de jugadores

Little Kitty, Big City es tan simpático como sugiere su título, y disfrutarlo no te llevará más de una tarde

Little Kitty Big City
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Los amantes de los gatos y los juegos cozy están de enhorabuena, porque una nueva entrega en el (de momento inexplicablemente pequeño) universo de los juegos de simulación de ser un felino ha llegado para alegrar el día de muchos amantes de los animales. Tras dejar una buena impresión cuando se presentó en el Indie World del año pasado, Little Kitty Big City se lanza al mercado con una aventura humilde pero irresistiblemente encantadora.

Desarrollado por los americanos de Double Dagger Studio en el que es su primer juego, Little Kitty, Big City presenta una premisa bastante irresistible, que mezcla la idea de manejar un gato por amplios niveles de Stray con el sentido del humor de Untitled Goose Game. El juego es un pequeño sandbox de apenas 2 horas de duración (algo más si queremos ser completistas) en el que sus sencillas misiones no suponen un desafío para jugadores novatos o experimentados.

Aventura en la gran ciudad

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Tras caer de su balcón cuando estaba en medio de la siesta, nuestro protagonista felino sin nombre tiene que volver a casa. Para ello se meterá de lleno en el ajetreo de una urbe contemporánea (también sin nombre), en la que tendrá que encontrar el camino de vuelta a casa escalando edificios, recibiendo direcciones de otros animales, y entre medio haciendo amigos y alguna que otra fechoría a los humanos.

El gato es efectivamente pequeñín. Un minino negro de pelo corto afable pero gamberrete. La necesidad le hará tener que sacarse las castañas del fuego entre tanto nuevo estímulo. Averiguando formas en las que robar comida o movernos por lugares en los que probablemente no deberíamos estar. Pero haciéndolo en última instancia en una aventura buenrollera y bonachona. Las animaciones son un auténtico gustazo, y a menudo el simple hecho de movernos por los escenarios es muy entretenido, solo para ver sus realistas movimientos y reacciones.

La ciudad se le hace grande a nuestro felino, pero tampoco lo es demasiado para nosotros como  jugadores. Es más una cuestión de densidad que de tamaño puro y duro, con un buen número de distracciones por metro cuadrado, bien como meras interacciones simpáticas sin ninguna utilidad fuera de eso, o bien como parte de los abiertos niveles.

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En la aventura haremos mucha gamberrada tipo Untitled Goose Game, pero también mucho de plataformeo y algo de exploración. Con sus dos horitas de duración, el flechazo con la premisa nunca llega a agotarse, pero sí que es cierto que hay momentos de fricción en sus mecánicas. Aunque no es nada dramático, saltar por los escenarios a veces no responde como queremos del todo, resultando en zonas de frustración en algún que otro nivel.

En su review del juego, en PC Gamer decían que se trataba de "un entretenido viaje por un mundo encantador que tiene exactamente el tamaño adecuado". En otro año raro más en la industria en el que seguimos cuestionando la viabilidad de los juegos gigantes, ver a estos pequeñines emerger con tan buenos resultados se siente un soplo de aire fresco.

Little Kitty, Big City está disponible para Steam, consolas de Xbox y Switch, además de estar incluido en la suscripción de GamePass, donde en estos días ha alcanzado el millón de jugadores.

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