Las luces rojas se han encendido. El estruendo de los motores del C-47 te impiden oír las últimas instrucciones de tu superior antes de la misión. Moviendo la cabeza puedes observar el nerviosismo en el rostro de tus compañeros de salto, iluminados esporádicamente por el fuego anti-aéreo como si de fuegos artificiales se tratara. La puerta se abre, escoges el momento oportuno y con un ágil brinco desapareces en el vacío. Bienvenido a la 101 aerotransportada, bienvenido a Airborne, el Medal of Honor más ambicioso.
Ciertamente la saga Medal of Honor comienza a acusar sensibles síntomas de agotamiento. Especialmente tristes han sido los casos de Pacific Assault y Vanguard, las dos últimas entregas, que han ofrecido corrientes entretenimientos impropios de la antaño legendaria serie.
Con la saga en franca decadencia parecía lógico apostar por un giro importante en el planteamiento y no sólo un remozado apartado gráfico. Airborne es la apuesta de Electronic Arts que desde luego ofrece conceptos novedosos y un punto de partida jugable bastante interesante, aunque todavía no sabemos si será suficiente como para revitalizar la franquicia.
Un Salto, Infinitas Posibilidades
La saga necesitaba una importante renovación en términos jugables, y los chicos de EA se han puesto a pensar como implementar un sistema novedoso en un concepto tan rígido y encorsetado como son los shooters bélicos sobre la Segunda Guerra Mundial.
El aspecto elegido para innovar ha sido el concepto paracaidismo, entendido como un modificador de la jugabilidad que afecta directamente al planteamiento del mapa de juego como lugar abierto y plenamente interactivo.
La idea es que al principio de cada misión, y después de haber elegido el armamento con el que queremos contar, partamos desde el avión que nos lanzará, y escojamos una zona aproximada sobre la que queramos dejarnos caer; una vez hecho esto, la puerta se abrirá para proceder al salto, y ya en el aire usando los controles del paracaídas para aterrizar donde deseemos. La precisión no será total, pues a los limitados controles del paracaídas habrá que unir las condiciones climáticas y los combates que se producen en tierra, pero el tratar de caer cerca de nuestros objetivos y buscando la espalda de nuestro enemigo será fundamental.
Podremos aterrizar sobre tejados, edificios derruidos o sobre el asfalto de las calles, aunque en principio lo mejor para nuestra salud será lanzarse donde veamos botes de humo verdes, pues representan las zonas aseguradas por nuestros compañeros. Las ciudades han sido totalmente recreadas y la libertad para desplazarse por ellas será total. Dispondremos de una serie de objetivos, generalmente entre cuatro y seis, y de total libertad para cumplimentarlos, de modo que no tendremos que ir por lugares prefijados y no nos veremos asfixiados por la técnica “selva-pasillo” que asoló Pacific Assault.
De este modo no debemos plantearnos el mapeado simplemente como una extensión horizontal del terreno, sino también como una prolongación vertical del mismo. Podremos, por lo tanto, introducirnos en las diferentes edificaciones y acceder a los tejados desde tierra o viceversa; y será muy importante contar con la importante ventaja que da el estar en posiciones más altas que el enemigo a la hora de acabar con él.
Sin duda alguna lo mejor de la fórmula Airborne son las cotas de rejugabilidad que alcanzará el título. Cuando en Call of Duty o en cualquier juego bélico se nos resiste un checkpoint, el usuario, a fuerza de repetir el mismo segmento en innumerables ocasiones, termina por aprender la posición exacta de los enemigos y su comportamiento. La libertad total de la que gozaremos en Airborne hace que la experiencia sea totalmente distinta cada vez que juguemos, debido al enorme mapeado y a la infinidad de posibilidades distintas que tenemos a la hora de afrontarlo. Los alemanes también deberán contemplar estas posibilidades, resultándoles imposible defender con eficacia determinados puntos de interés llevando a cabo siempre la misma táctica.
Incógnita Tecnológica
Gráficamente el juego es todavía una incógnita. Se han mostrado imágenes asombrosas, en especial las que tienen relación con algunos detalles de los escenarios o los primeros planos de los rostros de los personajes con un gran trabajo en las animaciones faciales; pero también se han visto otras screens totalmente impropias de la actual Next-Gen. El juego en movimiento gana muchos enteros lógicamente, hay bastantes unidades en pantalla y las explosiones y disparos conforman una estampa muy cinematográfica, pero sigue teniendo detalles que no acaban de convencer.
A pesar de utilizar el nuevo Unreal Engine 3 la iluminación resulta algo deficiente, las texturas no son lo suficientemente detalladas y algunas animaciones de los movimientos de los personajes son robóticas y totalmente irreales. Estos detalles conforman la larga lista de aspectos tecnológicos que los chicos de Electronic Arts deberían mejorar de aquí a su lanzamiento en unos meses si quieren establecer no ya un benchmark gráfico, si no un producto visualmente competitivo.
En el apartado sonoro destaca la presencia de Michael Giacchino al frente de la parte compositora de la banda sonora. Su expediente en trabajos como las series Lost y Alias o la película Mission Imposible III, aseguran un notable trabajo musical.
La salida de Medal of Honor Airborne está prevista durante el mes de septiembre para PC y Xbox 360, y en el mes de noviembre en PlayStation 3.