Es fácil pensar que en el género de la Estrategia en Tiempo Real (RTS) ya está todo inventado. Se han explorado sistemas de juego, escenarios bélicos para ambientarse y mecánicas que muchos títulos han recogido, implementado, e iterado sobre ellas; y la lista es larga y de categoría: Company of Heroes, Homeworld, Warcraft, Starcraft, Age of Empires, Command & Conquer, Ground Control... sagas que innovaron en su día y conformaron los pilares del género que hoy en día no brilla tanto como en la década de los 90 o de los primeros años del S.XXI.
Pero una saga muchas veces olvidada y que ya nos dio severas dosis de realidad, es la de Men of War, y 16 años después de su estreno, su secuela oficial (pues ha tenido varios spin offs) llega hoy de la mano de sus creadores originales: el estudio ucraniano Best Way. ¿Y qué diferencia a esta segunda parte de otros juegos RTS contemporáneos? Lo implacable que es con el jugador a la hora de que este dirija sus tropas en batallas en las que manejamos docenas de escuadras divididas en tres ejércitos de la Segunda Guerra Mundial y con un ''arsenal'' de más de 300 unidades. ¿Esta a la altura de los ''clásicos'' y de sus hermanos de género más actuales? Os lo cuento en este análisis, pero poneos el casco, que las balas silban y el estrés de la batalla está presente y se siente.
Un RTS que se juega como un War Game de mesa
Men of War II nos propone partidas para varios jugadores (de forma competitiva y cooperativa) así como una generosa cantidad de contenido para un jugador a los mandos de los tres ejércitos más prominentes durante la Segunda Guerra Mundial en el frente europeo: las fuerzas de la Unión Soviética, el ejercito del Tercer Reich alemán, y el ejercito de los EE.UU. En suma, estamos hablando de 300 tipos de unidades (entre batallones de infantería, artillería, vehículos y aeronaves) cada una con su rol y unas opciones de control que van muchísimo más allá de hacer un cuadro con el ratón, hacer clic derecho para enviarlos por el mapa y atacar al enemigo. Si vais con esa mentalidad a jugar a Men of War II vais a salir no sólo rebotados, sino destrozados.
Lo último de Best Way se debe jugar con planificación y cabeza fría. El objetivo de sus partidas es presionar al enemigo en la línea del frente hasta agotar sus recursos o completar determinados objetivos que nos plantean sus escenarios; y lo hacemos haciendo avanzar esa misma línea. A veces será tomar una posición que hay en la porción enemiga del campo de batalla, otras veces será destruir una unidad o estructura específica, o hacer que nuestras tropas alcancen un punto concreto para reclamar la victoria. Y lo dicho, no basta con seleccionar un grupo y hacer el clásico ''A+Move'' para dominar el campo de batalla; factores como la visibilidad y detección del enemigo e inteligencia de reconocimento, la cobertura, y el tipo de armas que llevan nuestras tropas son factores a tener en cuenta en cualquier partida.
Si mandáis uno o varios tanques al frente sin que la infantería haya avistado previamente las posiciones enemigas, os van a durar un suspiro
No es que llegue a los niveles de complejidad de juegos como los Wargame de Paradox (con cientos de datos a tener en cuenta y un campo de batalla que se tarda en recorrer más de media hora con unidades a pie); de hecho no se los puede comparar así, ya que en Men of War II todo está más compactado pero es igual de implacable con el jugador si este comete un error. Por poneros un ejemplo: la unidades de infantería pueden atacar a muchos enemigos, pero caen rápido ante el fuego de otras unidades enemigas con rifles -y ya no digamos tanques o posiciones artilladas de apoyo como ametralladoras-, y sin embargo tienen que ser los ojos y oídos del resto de unidades. Si mandáis uno o varios tanques al frente sin que la infantería haya localizado o avistado previamente las posiciones enemigas, los tanques os van a durar un suspiro debido a cómo funciona el sistema de combate. El alcance de las armas del juego es real: puede que algo impacte a nuestro tanque desde fuera de lo que estamos viendo en pantalla, o que no sepamos de donde vienen los disparos que están ralentizando a nuestra infantería.
Dicho esto, tampoco sirve de mucho mandar asaltar una posición atrincherada con armas de tipo subfusil, ya que caerán antes de que puedan alcanzar a las tropas o las armas que nos están castigando. Y aquí entra la cabeza fría y la planificación de la que os hablaba. Hay que seleccionar una unidad de reconocimiento o de fusileros y enviarlos arrastrándose o aprovechando la cobertura para detectar dónde está el enemigo (cada vez que disparamos un mortero o ametralladora, esta se revela brevemente en el mapa o tras la niebla de guerra); con el avistamiento que proporcionan, podemos seleccionar a otras tropas con armas de largo alcance (artillería o tanques) para que ataquen la posición y hagan retroceder al enemigo.
Y si falláis un asalto, la presión aumenta, ya que cada batallón o compañía tiene unos recursos limitados que no pueden ponerse en juego todos a la vez. Hay unos puntos de mando y líneas de suministro que se recargan, con lo que hay que meditar muy bien qué unidades queremos desplegar; y si todas mueren, se acabó la partida. Podemos retirar algunas para que se recuperen y vuelvan al frente después pero es difícil conservar todos sus efectivos. En pocas palabras, la planificación de estas batallas y su ejecución es la más compleja que he visto para un RTS en mucho tiempo.
Pero cuidado porque el enemigo también aprovecha estas pinceladas de información para adaptarse como deberíamos nosotros, y el resultado es un campo de batalla cambiante en el que hay que estar muy pendiente de por dónde nos presionan o queremos presionar, y adaptar nuestra estrategia con los recursos que tenemos, que por cierto, son finitos. Sé que suena complicado de entender y es difícil imaginarlo sin experimentarlo, pero os diré que este RTS me ha hecho sentir verdadera tensión en todo momento. Tienes que vigilar tus tropas, aprender sus habilidades, reabastecerlas si hace falta, fortificar posiciones ante asaltos o contraataques, anticipar ofensivas desde el cielo poniendo piezas antiaéreas en posiciones clave... Todo eso, en varios escenarios y campañas que recrean batallas históricas de la Segunda Guerra Mundial (como el cerco de Falaisse, la operación Overlord o las preparaciones de la Operación Barbarroja); sin contar que el juego también cuenta con modos ''procedurales'' de juego en forma de Campaña de Conquista o incursiones -una sucesión de batallas de tipo escaramuza para progresar.
La planificación de estas batallas y su ejecución es la más compleja que he visto para un RTS en mucho tiempo
La gracia de todos estos modos, es que a medida que jugamos vamos desbloqueando puntos en nuestra cuenta de juego y gracias a ellos podemos adquirir nuevos tipos de unidades con los que jugar a estos modos o a los cooperativos y competitivos. Y si eso os parece poco, muchas de las misiones para un jugador se pueden volver a jugar empleando un batallón o compañía distinta, con lo que hay rej ugabilidad. Entre los tutoriales -que son muchos, necesarios, y largos comparados con otros juegos- y los distintos contenidos, nos esperán un mínimo de 25 horas en este frente.
Infinidad de acciones o control directo: tú eliges
Hasta aquí esto serían las bases, y si creéis que es algo que está varios peldaños por encima de un RTS típico de hoy en día, pues tendríais razón. Cada tipo de tropa tiene que desempeñar un rol muy específico en las batallas. Vale que la mayoría puede defenderse, pero hay algunas (como los camiones o los mecánicos) que apenas pueden disparar pero son vitales para que otras tropas hagan su trabajo. Por ejemplo, los cañones antitanque no pueden moverse muy rápido y quedan expuestos. ¿Qué haremos? ¿Camuflarlos y reforzarlos en la posición en la que están, o tratar de traer un camión para hacer que avancen o retrocedan con rapidez? Y si hay que defender una posición, ¿qué es mejor? ¿Hacer una muralla de sacos terreros o construir trincheras desde las que cubrirnos y lanzar granadas a los tanques cuando se acerquen? Son sólo dos posibles escenarios de todos los que hay en Men of War II, y es decisión nuestra elegir y gestionar las tropas para que ejecuten esas tácticas.
Lo que me lleva a algo que me ha dejado estupefacto -para bien-: el control directo de los vehículos. En cualquier batalla, si disponemos de tanques, podemos activar esta opción para manejar uno como en una partida de World of Tanks. Es increíblemente inmersivo y satisfactorio conseguir eliminar una posición de artillería flanqueando con un tanque mientras tus tropas llamaban la atención del enemigo para que pudieramos acercarnos y eliminarlo nosotros mismos. Por desgracia, esta variedad y requisitos de estar pendiente de todas las acciones que hay que ejecutar es también un talón de Aquiles para el juego.
No es un juego injusto en lo absoluto, pero es muy poco ''user friendly'' y eso puede frustrar a muchos jugadores
No hay una pausa táctica, y las opciones por defecto de la interfaz hacen que la legibilidad de nuestras tropas sea algo incómoda (aunque esto es subsanable activando determinadas opciones en el menú de partida), lo que puede llevar a situaciones algo frustrantes al seleccionar y ejecutar una orden. Y luego está el hecho de que, debido a la cantidad de tropas que hay, y que cada una cuenta con sus propias opciones y acciones en el campo de batalla, hasta que no memoricemos un poco lo que hace cada una, pues va a hacer que perdamos muchos efectivos. No es un juego injusto en lo absoluto, pero es muy poco ''amigable'' y eso puede hacer que jugadores que buscan una opción más directa acaben frustrados.
En el apartado técnico, es un juego modesto. No esperéis un gran despliegue de efectos visuales o espectacularidad -aunque tiene momentazos-, pero se nota que el estudio no ha podido pulir todos los aspectos gráficos al máximo, y si consideramos que sus oficinas están cerca del frente de una guerra de verdad en la actualidad, pues tampoco es para ponerse estupendos. Bastante bien hecho está Men of War II en los apartados jugables. Sí que hay algunos problemas de ''pathfinding'' en las unidades (cuando se bloquean o les cuesta seguir tus órdenes), pero sólo si hacemos un avance a lo loco en vez de pararnos a pensar nuestros movimientos. Aún así, quizás le habría venido bien un modo de pausa táctica para solucionar esto, pero le restaría desafío al título.
En cualquier caso, el juego se ejecuta de manera estable y luce bien, con lo que nada criticable aquí. Resumiendo, que si lo que buscáis es un juego que te machaque como un sargento en la unidad y que te diga que vayas al frente, esforzándote por no perder tus tropas y aplicando y coordinando tácticas para superar al enemigo -mientras mantienes tu posición y gestionas tus tropas para presionarle-, no busquéis más; alistaos.
Pese a los retrasos sufridos, Best Way ha sabido actualizar lo que ofrece la saga Men of War para darnos una segunda parte que no te lleva de la mano y supone todo un desafío si eres amante de los RTS ambientados en la segunda guerra mundial. Te abofeteará por perder tropas si no juegas bien, pero sabrá recompensarte si te tomas tu tiempo en aprender los entresijos del título con una experiencia única, gratificante, y que realmente te enseña a valorar cada unidad que compone un cuerpo del ejercito y cómo debe usarse correctamemte.
- Fuerte énfasis en su vertiente multi sin descuidar el contenido para un jugador
- Tres ejércitos con docenas de batallones y más de 300 unidades a manejar
- Control preciso de tanques en modo ''arcade'' y realismo en el comportamiento de las armas
- Poco recomendado para quienes quieran empezar en este género por su dificultad
- Amplia re jugabilidad y opciones cooperativas y para mods (en el futuro)
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