Aquí torre de control de Microsoft, permiso para despegar.
Parece mentira, pero hace ya 25 años que salió a la venta la primera edición de Flight Simulator, con apenas 4 aeropuertos, y poco más para elegir que un Cessna y un anticuado biplano Camel... Ahora, en su décima edición, tenemos un producto con más de 24.000 aeropuertos de todo el mundo, una gama de aviones que cubren desde planeadores e hidroaviones a grandes airbus de línea, y un terreno detallado al máximo. Como el buen ron, Flight Simulator ha sabido mejorar con los años.
Pese a ser una versión Beta y sufrir como es lógico algunos pequeños fallos durante la presentación, pudimos sacar muy buenas impresiones de lo que va a ser este producto; un juego que continúa la evolución de los anteriores títulos de la serie, con el realismo en el punto de mira de sus desarrolladores, ya sea con cabinas de mando según el modelo de aparato que pilotemos al máximo de detalle, como las circunstancias en las que se tenga que desenvolver, pareciéndose cada vez más a un entrenador de líneas aéreas en ese aspecto.
Unos gráficos espectaculares (pero que no todos los equipos podrán soportar, los que no tengamos ordenadores último modelo, tendremos que reducir el nivel de detalle del terreno y de los edificios que veamos para conseguir un vuelo fluido) y una dinámica realista, consiguen igualar en todos los aspectos la recreación de un vuelo auténtico, incluyendo deslumbre por el sol, pérdida de conciencia en maniobras bruscas en acrobacias aéreas, el cruzarte con otros aparatos en vuelo...
También hay que destacar la opción de vuelo múltiple, en la que una persona podrá hace el papel de piloto, y la otra de copiloto, o mejor aun de instructor de vuelo y de aprendiz, pudiendo practicar online de la mano de auténticos expertos que te vayan corrigiendo según realices correctamente o no las maniobras.
Como novedades de mayor relevancia, destaca la inclusión de un ultraligero para poder aprender poco a poco a volar con relativa sencillez y prepararnos para pilotar aviones de mayor entidad, y un novedoso y variado apartado de misiones. A elegir entre unas 50, le dan una motivación completamente diferente, ya que pasamos de un vuelo tranquilo de pasajeros intercontinental, a tener que ganar la copa Red Bull de espectáculo aéreo, ganar una carrera contra un camión-cohete (increíble pero cierto), o según se pudo ver en el vídeo de presentación, realizar con el helicóptero una misión de rescate en una plataforma petrolífera en llamas.
Este tipo de misiones es quizá, el punto que menos pueda gustar a los más puristas de la simulación, pero es una perspectiva completamente nueva para este título, que puede servir para atraer a otro tipo de público que busca emociones más dinámicas que un vuelo bien realizado obedeciendo a la torre de control.
Resumiendo, con esta nueva entrega Microsoft sigue apasionando a un tipo de jugadores en busca de la ya característica “simulación tranquila y real” de la saga, aunque en esta ocasión, también busca contentar a nuevos usuarios que prefieren emociones más fuertes, que es precisamente lo único que se le podía achacar al juego, una excesiva tranquilidad y rutina en la simulación del vuelo.
Afortunadamente, los viajes en la vida real son así de tranquilos, y los pilotos no hacen las barbaridades con el Airbus, que se nos ocurren hacer a nosotros ¡durante la partida!