El fantástico Ori and the Blind Forest sigue los pasos de Cuphead y ya se encuentra disponible en Nintendo Switch. ¿El resultado? Una hermosa aventura de acción y plataformas que no te puedes perder. En el análisis de Ori and the Blind Forest te hablamos de uno de los "indie" más destacados de la actual generación de consolas.
Por unas u otras razones no ha sido hasta ahora que he podido jugar a Ori and the Blind Forest. ¿La excusa? El lanzamiento en Nintendo Switch de esta fantástica aventura de acción y plataformas que, ya lo véis, entra por los ojos. Es tan bonito, tan encantador, que ya solo por la belleza de sus gráficos te entran unas ganas locas de explorar su colorido mundo de fantasía. Pero Ori es mucho más que una cara bonita. Es un juego con alma; una aventura que cautiva con la fuerza de sus imágenes, su apasionante acción y su capacidad para sorprender como pocos consiguen.
Como dijo mi compañero Jesús Bella en el análisis original de Ori and the Blind Forest para Xbox One y PC, el juego es una luz en medio de la oscuridad, la historia de un heroico ser cuya misión para salvar un bosque de las tinieblas podría ser una metáfora del rayo de luz que se ha proyectado hoy sobre este mundillo que tanto nos gusta. Los horripilantes monstruos con que nos encontramos son los tipos que quieren anteponer los beneficios a la inspiración creativa; la desolación de su entorno una representación de lo que sería de nosotros sin lanzamientos de esta naturaleza.
Por eso no debes perderte esta obra de Moon Studios, que además se ha estrenado en la consola híbrida en su Edición Definitiva, lo que significa que encontraréis una zona de juego adicional, nuevos modos de dificultad y el modo Teatro, ideal para revisionar todas las escenas de vídeo del juego.
Ori and the Blind Forest, el árbol de la vida
No hacen falta historias enrevesadas para levantar un gran videojuego. Ori and the Blind Forest parte de una premisa muy sencilla y recurrente: la lucha entre luz y oscuridad. Hay un bosque que se muere, en particular su árbol principal, y sólo existe un ser capaz de revertir la situación. Nosotros nos ponemos en el lugar de ese particular héroe, una criatura huérfana, desamparada pero destinada a salvar el que una vez fue su hogar. Una narrativa nostálgica, de regreso, salvación y esperanza: así es a grandes rasgos un guión que más que dirigir la acción, inspira al jugador.
Estamos solos en el mundo, solamente acompañados por los horripilantes seres surgidos a partir de esta catástrofe. La soledad es nuestro único compañero de viaje, uno que hace el recorrido más íntimo, algo así como una experiencia sensorial que arranca en lo audiovisual y termina en las mecánicas de juego. El título logra trascender en ocasiones la categoría de simple videojuego para convertirse en algo especial. Su atmósfera, que parece sacada de una película de animación clásica -de esas que se realizaban con dibujos a mano-, se convierte en uno de los grandes baluartes de esta producción gracias a un apartado audiovisual sobrecogedor.
Viendo este videojuego en movimiento, a uno a veces le sienta hasta mal que le digan que este entretenimiento no tiene mucho de arte. Los diseños originales, los creados por los artistas para plantear el título, están plasmados tal cual, como si se tratase de un lienzo interactivo. Es este el aspecto más sorprendente de la obra, el perderse por los diversos escenarios que pueblan este sugerente mundo, con entornos que van de la majestuosidad natural a la bella decadencia. Todo acompañado de animaciones muy suaves, brillantes efectos visuales y una banda sonora pocas veces protagonista, pero sumamente inmersiva.
Su narrativa nostálgica, de regreso, salvación y esperanza, más que dirigir la acción, inspira al jugador
No obstante, lo mejor es que Ori and the Blind Forest ha sorteado uno de los mayores peligros que temíamos: no es un juego con bonito envoltorio y regular contenido. Lo que encontramos en su interior es un auténtico caramelo jugable, uno que además se puede prolongar desde las 6 a las 10 horas aproximadamente gracias a su cuidado diseño metroidvania. Son varios los espacios de este bosque encantado, y podremos ir y volver para pasarnos por todos esos rincones que habíamos olvidado.
Es una epopeya de exploración que cuenta con diseños laberínticos. Tanto, que tenemos hasta nuestro propio mapa, ideal para encontrar objetos perdidos. Pero lo mejor está sin duda en la dificultad, en el hecho de tener que enfrentarnos a enemigos apretando el botón X para fulminarlos con rayos desde una cierta distancia. Simple pero efectivo y muy adictivo: un esquema que no os sorprenderá pero que cumple su función al integrarse con un sistema de mejoras interesante, así como un esquema de guardado poco tradicional.
A medida que acabamos con las terroríficas criaturas del juego vamos acumulando energía que revierte en la posibilidad de usar puntos de habilidad para obtener mejoras relacionadas con el daño que infringimos o que recibimos, entre otras propuestas. Esto nos ayuda a seguir adelante, así como el aprendizaje de diversas técnicas: doble salto, escalar, flotar en el aire… Esto otorga frescura a cada instante, tanto en el sentido de que podemos volver a zonas antes inaccesibles, como al hecho de que la jugabilidad se renueva progresivamente.
Un videojuego que nos hará repetir jugada y clamar al cielo, pero siempre con la satisfacción que provoca el superar los retos propuestos
Esto es muy positivo, combinándose con una dificultad que no es nada amable, aunque la estética de la obra sugiera lo contrario. Esto se debe al peculiar sistema de guardado, que nos invita a crear nuestros propios puntos de salvado (y sólo cuando tengamos el poder suficiente para hacerlo). ¿Qué propicia esto? Que si no podemos activar el guardado, o si simplemente hemos olvidado hacerlo -que también ocurre- tendremos que volver al último punto que hubiésemos activado. Si una vez os dijeron que la vida es dura, es que esa persona no había jugado a Ori.
Esto no es todo. Existen enfrentamientos más difíciles, además de secciones que requieren de una mayor habilidad y concentración. No es que sea desesperante, pero nos gusta el nivel de reto planteado. Para que os hagáis una idea, existe un logro desbloqueable consistente en superar el juego en menos de 3 horas. Seguro que ya lo entendéis mejor. Es un videojuego que nos hará repetir jugada y clamar al cielo, pero siempre con la satisfacción que provoca el superar los retos propuestos. Y lo cierto es que esta aventura se adapta como un guante al hardware de Nintendo Switch y su fantástico modo portátil
Se ve genial en la pantalla táctil de la consola, y lo cierto es que la sola idea de poder viajar con un juego así entre las manos resulta increíble. En este sentido el trabajo de Moon Studios resulta digno de elogio. Ori and the Blind Forest tiene mejores animaciones en Switch gracias a la experiencia adquirida con el motor gráfico; lo que también se ve reflejado en una gran fluidez de la acción que se muestra a 60fps tanto en el dock como en el modo portátil. La resolución en este punto varía de los 1080p a los 720p, que no está nada mal.
Por todo ello, por combinar de forma tan armoniosa aspecto jugable y audiovisual, Ori and the Blind Forest se convierte en ese rayo de apaciguadora luz que necesitamos los que añoramos producciones con alma. El título de Moon Studios la tiene, una que brilla para darnos uno de los videojuegos más inspiradores de lo que llevamos no sólo de año, sino de generación. Ahora sólo queda que tú, el héroe en esta historia, salgas de aquí y entres en el bosque encantado. Seguro que a tu regreso sentirás que has experimentado algo muy especial.
Ori and the Blind Forest es un rayo de luz independiente en un bosque colmado de superproducciones. Lo dijimos cuando se estrenó en Xbox One y PC, y lo repetimos ahora que llega a Nintendo Switch. Moon Studios sorprende con una gran aventura de acción y plataformas de estilo metroidvania que destaca por su fantástico diseño, su hermosa puesta en escena y su capacidad para sorprender. Es desafiante, sí, pero también muy satisfactorio; una experiencia increíble que no deberías perderte.
- Inspirado e inspirador, uno de esos videojuegos que son puro arte
- Artísticamente hablando es un videojuego precioso
- Se adapta a la perfección a Nintendo Switch y su modo portátil
- A pesar de su aspecto amable, esconde un elevado nivel de reto
- Una vez acabado no ofrece nada más; es un viaje único, irrepetible, sobre el que no se puede volver