¡Más vale tarde que nunca! Tres meses después de su lanzamiento en Xbox 360, Rock Band por fin llega a PlayStation 2. Un título fundamental para cualquier melómano, y el que es probablemente el mejor party-game de la actualidad.
Cuando algo funciona todo el mundo se apresura a dar con la fórmula del éxito. Es el caso del subgénero musical, que goza de un perpetuo estado de gracia en lo comercial desde el lanzamiento de Guitar Hero. En esta ocasión son Electronic Arts y Mtv Games los que buscan su propia receta, sumándole a la guitarra del título de Activision, la batería y el micrófono para conformar un grupo completo.
Con Rock Band podremos crear una banda con nuestros amigos para tocar auténticos himnos del Rock and Roll de los últimos cuarenta años en un track-list sin precedentes. Con unos accesorios fantásticos, una ejecución visual sensacional y un precio desorbitado –todo hay que decirlo-, Rock Band se presenta como el videojuego definitivo para los fans de la música.
Detroit Rock City
Haciendo uso de la estructura clásica de Guitar Hero, Rock Band expande su jugabilidad en tres lógicas facetas que podrían ser por si mismas tres videojuegos diferentes. Cada una de ellas corresponde a los diferentes periféricos, encontrando por un lado la parte de los instrumentos de cuerda –guitarra y bajo-, de voz –micrófono- y de percusión –batería-.
Su desarrollo y planteamiento es muy similar en los tres casos, y responde a parámetros que los usuarios de SingStar o Guitar Hero reconocerán como familiares muy rápidamente.
Rock Band presenta la posibilidad de disfrutar en solitario de cada uno de estos instrumentos, o de contar con compañía para tocarlos todos al mismo tiempo e interpretar la canción al completo. La distribución en pantalla es tan lógica como efectiva, y dividiendo ésta en diferentes partes, queda en columnas verticales las notas y golpes de púa-baqueta de guitarra, bajo y batería, y en la parte superior en scroll horizontal la entonación de la voz y las palabras de la letra al estilo karaoke.
El correcto reparto en pantalla de los diferentes elementos y la posibilidad de emplear un soporte para el micrófono, no incluido con el videojuego, facilitará diferentes combinaciones como la de cantar y tocar la guitarra o la batería al mismo tiempo. Un reto de coordinación y ritmo muy interesantes para aumentar una dificultad, por lo demás, muy inferior a la de cualquier entrega de Guitar Hero.
Cherub Rock –Torturador de Cuerdas-
Comenzaremos por describir y valorar el comportamiento de la guitarra, el instrumento más recurrente en la actual generación de videoconsolas. La “seis cuerdas” de Rock Band no se diferencia en demasía de la incluida en Guitar Hero salvo por unos pequeños matices.
En primer lugar cabe destacar la correcta calidad de los materiales y su diseño cómodo y adecuado, optando además por un cambio muy acertado, el de camuflar los colores de los botones, que en esta ocasión se confunden con el del resto del mástil, y que dan al instrumento un aspecto más adulto.
En segundo término lo que más llamará nuestra atención serán los nuevos botones para los punteos. Una bienvenida adición que aumenta exponencialmente la complejidad del título y que nos invita a, llegada la parte del solo, bajar nuestra mano por el mástil del instrumento hasta los botones de punteo para accionar las notas desde ahí, volviendo a escalar hasta los controles normales una vez finalizado éste.
El tempo de los botones es algo diferente, y su exigencia en términos de ritmo es algo mayor que en, por ejemplo, Guitar Hero; en parte por el diferente aspecto de las notas en pantalla, mucho más estrecho. El cambio será notorio y se nos hará algo “cuesta arriba” si pasamos directamente de usar Guitar Hero a Rock Band, pero por lo demás con un par de partidas nos haremos sin problemas con su nuevo sistema.
Won´t Get Fooled Again –Machaca Baquetas-
Siguiente parada: Batería. El set es otro de los accesorios de Rock Band, y sin duda el más mimado en términos de diseño. Sus limitaciones son obvias, cuatro timbales dispuestos en la parte superior y el pedal de bombo en la inferior, pero por lo demás es similar a una batería electrónica aunque sin platos, caja, chaston, etc.
El funcionamiento es sencillo, pero nunca simple, accionando los diferentes timbales y pedal de bombo en el momento en que la pantalla nos lo indique. El conjunto emplea un sistema idéntico al de guitarra-bajo, con las notas descendiendo por un camino imaginario al lado de los otros dos instrumentos.
La batería es sin lugar a dudas la parte más divertida, fresca y entretenida del videojuego, gozando asimismo de una gran capacidad de inmersión por los requerimientos de ritmo, despliegue físico y destreza que presenta. A primera vista la presencia del periférico impresiona un poco a pesar de su reducido tamaño, pero la progresión de la dificultad y la cuidada curva de aprendizaje lo convierten en un instrumento terriblemente accesible y dotado de unas cotas de diversión fenomenales.
El conjunto de batería transmite una sensación de rigidez y consistencia que se corresponde con la realidad de los materiales, sin embargo si bien los timbales resisten con soltura las acometidas de nuestras baquetas –par real de éstas incluido en el embalaje-, el pedal del bombo es algo más sensible, y puede desmontarse o perder su estabilidad con cierta premura si nos entusiasmamos en exceso en la interpretación de los temas.
Run to the Hills –Cuerdas Vocales-
El micrófono es habitualmente la forma más accesible de comenzar para los neófitos en los videojuegos musicales. Su escasa exigencia en los niveles de dificultad más bajos, y lo tolerante que es el título con el ritmo y el tempo de la voz hace de éste un modo inmejorable de empezar nuestra andadura en Rock Band.
El micrófono que se incluye en el embalaje completo del videojuego es sólido y goza de la adecuada sensibilidad. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos del título, la proliferación en los últimos años de videojuegos de Karaoke y lo exótico del resto de instrumentos –guitarra o batería- hace de la voz el patito feo del programa. Por si fuera poco algunas de las canciones no tienen demasiadas partes en las que el cantante haga acto de presencia, y las alternativas que se proponen para estas partes son agradecidas pero no demasiado efectivas.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos del título, la proliferación en los últimos años de videojuegos de Karaoke y lo exótico del resto de instrumentos –guitarra o batería- hace de la voz el patito feo del título. Por si fuera poco algunas de las canciones no tienen demasiadas partes en las que el cantante haga acto de presencia, y las alternativas que se proponen para estas partes son agradecidas pero no demasiado efectivas.
Estas alternativas son por un lado el hecho de que ocasionalmente podremos improvisar, gritando “Yeah” o lo que nos parezca para incrementar las puntuaciones y disparar la particular Energía Estrella de Rock Band. Y por otra parte también hay un ligero minijuego de percusión, puesto que en determinadas partes de los temas se nos emplazará a golpear el micrófono rítmicamente emulando, por ejemplo, un pandero.
Gimme Shelter –Conclusiones-
Rock Band es el, de momento, inmejorable debut de las series en PlayStation 2. Dotado de un carisma muy importante y repleto de modos de juego, el título brilla con luz propia tanto en su faceta de lanzamiento musical como en su excelencia en la vertiente Party-Game.
Un multijugador robusto, la posibilidad de tocar canciones rápidas con nuestros amigos, la de hacer la campaña individual con cada uno de los instrumentos y el genial Gira Mundial harán las delicias de los aficionados durante mucho tiempo, garantizando una vida útil realmente larga.
El número de canciones, de hecho, así lo atestigua con 64 temas para tocar, en un track-list largo y variado pero con un inmejorable aroma rockero, donde caben clásicos como “Gimme Shelter” de los Rolling Stones o “Sufraggette City” de David Bowie, pero donde también se dan cita genialidades recientes como “The Hand that Feeds” de Nine Inch Nails o “Go With the Flow” de Queens of the Stone Age.
Por otra parte lo cierto es que el apartado gráfico es el que menos puede interesar en un título de estas características, pero incluso en esta faceta el esfuerzo de Electronic Arts y Mtv Games ha sido notable para obtener unos resultados más que aceptables en un hardware anacrónico como es el de PlayStation 2. Todas las interpretaciones desprenden un aroma a videoclip realmente conseguido, y el empleo de filtros de blanco y negro y de grano logran unos matices en la imagen muy adecuados. Lamentablemente la ausencia de editor de personajes en esta versión, y el reciclaje abusivo de modelos para los músicos se nos antojan lunares muy importantes.
Más importante es la faceta sonora, donde Rock Band cosecha un inconmensurable sobresaliente. No sólo todas y cada una de las canciones suenan más compactas y potentes que en cualquier videojuego musical, sino que el trabajo de mezclas es tan brillante que permite distinguir perfectamente cada nota y cada textura de todos los instrumentos, obteniendo un acabado formidable. Acompañados de un equipo sonoro poderoso la experiencia de tocar con nuestros amigos será lo más parecido a dar un concierto que la mayoría podrán vivir.
No obstante no todo es positivo. Si bien los aspectos jugables, sonoros y de presentación son impecables, volvemos a tener que hacernos eco del abusivo precio del título. 139 euros por los instrumentos y otros 69 más por el juego se nos antoja una auténtica barbaridad, especialmente si lo comparamos con el coste del título en otros países como por ejemplo Estados Unidos, donde todo se puede adquirir por un precio muy reducido.
Si su desorbitado precio no nos frena, Rock Band es la mejor opción para los amantes de la música en estos momentos. Su cuidadísimo listado de temas, lo poderoso de su sonido y la incomparable experiencia de montar una banda con nuestros amigos en el salón de nuestra casa lo convierten en un lanzamiento de incontestable sobresaliente.
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