Es una muy buena señal del carisma de un producto cuando, tras ver una película o serie que lo adapta, acto seguido quieres jugar a su videojuego para sumergirte aún más en su universo. Es lo que nos ha pasado con Sand Land – La Película. Basada en el manga homónimo de Akira Toriyama publicado en el año 2000, la licencia se ha intentado resucitar por todo lo alto, con un filme, una serie para Disney+ y un videojuego, todo a la vez.
Hace unas semanas pudimos jugar aproximadamente 4 horas a Sand Land, a una versión mucho más variada y completa que la demo que se liberó hace unos días. Si os quedasteis con ganas de conocer su mundo, estamos ante un título que ofrece, no solo un planteamiento jugable atípico para una propuesta de este tipo, sino también una historia original que no aparecía en los cómics ni en la película.
Mad Max a la Toriyama
Sand Land se desarrolla en un mundo asolado por una enorme sequía, donde el agua se ha transformado en un producto de lujo por culpa de un gobierno fuertemente militarizado. Humanos y demonios tendrán que unir esfuerzos para derrocar el régimen, encontrar el manantial legendario y devolver el agua al pueblo antes de que el mundo muera.
Si en la película de Sand Land el protagonista indiscutible es Rao, el sheriff entrado en años, en el juego manejaremos a Belce, hijo del rey de los demonios. Sand Land es un Action RPG de mundo abierto donde los vehículos juegan un papel fundamental. Cuenta con un desarrollo muy tradicional, basado en misiones principales que avanzan la historia y secundarias que amplían el lore y las posibilidades jugables, y hemos podido probar ambos tipos en la preview.
Uno de los principales reclamos del juego es la inclusión de un arco argumental inédito hasta la fecha, y que tendrá lugar tras los eventos de la película y el manga: Forest Land, una nación rival, entrará en guerra con Sand Land; además Ann, la mecánica de nuestro grupo durante la aventura, estará muy relacionada con esta beligerante nación. Lo que hemos podido ver de esta línea argumental durante la preview pinta muy interesante, y se siente como una continuación y expansión coherente de los planteado en la historia base. Forest Land también será adaptado en la serie de Disney+.
Lo primero que llama la atención cuando te pones a los mandos es la fidelidad con la que se han trasladado el espíritu y los diseños de Toriyama al juego. Si bien no estamos ante un apartado gráfico puntero, sí que capta a la perfección el estilo del legendario mangaka, tanto en los modelados de sus personas y criaturas, como en los vehículos; las cinemáticas donde se desarrolla la trama se llevan la mejor parte, siendo los momentos donde mejor luce el título. Sin embargo, aspectos como las texturas o las animaciones de los enemigos, aunque divertidas, afean un poco el conjunto; también es cierto que la región de Sand Land no es demasiado vistosa visualmente debido principalmente a lo vacía que está, pero es algo que se solventa en Forest Land, una región mucho más colorida y con una naturaleza más rica. Estamos ante un apartado técnico muy irregular, a pesar de representar la licencia de forma solvente.
A nivel jugable, caben destacar dos tipos de jugabilidad fundamentales, dependiendo de si vamos a pie o montados en vehículos. En todo momento podremos elegir montarnos a uno de los cinco vehículos que llevamos guardados en cápsulas (aunque en la versión final habrá varios mas), adaptándonos a la situación que tengamos delante. Habrá monturas más pensadas para librar combates, como el tanque o el mecha de combate, y otras más útiles para el desplazamiento por el mundo, como la moto o el saltador. Todos ellos llevan armas equipadas, por lo que también serán más útiles contra ciertos tipos de enemigos. En ocasiones, podremos utilizar dinosaurios como montura, pero no nos llevarán demasiado lejos si entablamos combate con tanques rivales.
El uso y la personalización de los carros de combate es el apartado que mejores sensaciones deja de Sand Land
El uso y la personalización de los carros de combate es el apartado que mejores sensaciones deja de Sand Land, como no podía ser de otra forma. Cada vehículo se siente muy diferente, pero todos ellos son muy divertidos de utilizar. Encontrar nuevas partes y armas cada vez mejores (no solo cañones o metralletas, sino también otros componentes, como chips) será fundamental para acometer sus mayores desafíos, y os aseguramos que el juego puede complicarse mucho; podremos conseguirlos escondidos por el mundo, como recompensas de misiones o cumpliendo encargos secundarios de los escenarios, como las carreras o el asalto a bases enemigas. Si bien no he podido jugar demasiado a las carreras, me ha sorprendido lo bien que respondía el título bajo estas reglas y lo mucho que me ha gustado su parecido a juegos como aquel Jak X. Sand Land logra que sus vehículos se sientan maravillosamente bien a los mandos en todas sus dimensiones jugables, tanto en el desplazamiento como en el combate.
Sin embargo, los tanques y demás engendros mecánicos no solo nos servirán para ir de un lado a otro y defendernos, sino también para derrotar a gigantescos jefes finales y resolver ciertos puzles en las mazmorras. Aunque pudimos personalizarlos hasta cierto punto, en la versión final se ha visto muchas más profundización en este apartado, con armas que no pudimos probar y cambios estéticos, entre otros. Además, Thief, Ann y Rao, nuestros compañeros de aventuras, tendrán sus propios árboles de habilidades que nos serán de utilidad sobre ruedas. Por ejemplo, Thief utilizará radares para detectar piezas y objetos ocultos, y podrá bajarse a rapiñar todos los restos olvidados tras la batalla; Rao, por su parte, puede cubrirnos con su propio tanque, y Ann hacer gala de sus dotes como mecánico para reparar y mejorar nuestro vehículo. Es el pilar jugable que más peso tiene en Sand Land, y por fortuna también es el más cuidado y divertido.
Un mundo demasiado desértico
Lamentablemente, a pie las sensaciones son peores. Cuando nos bajamos del tanque, manejamos a Belce, que se mueve con velocidad y soltura por los escenarios. También pelea mano a mano con dinosaurios, soldados y otros rivales, pero el combate nos pareció demasiado sencillo; era entretenido, pero se le veía muy falto de posibilidades y menos cuidado que a la vertiente sobre ruedas. No apetecía tanto luchar a pie como a lomos de nuestro tanque. También encontramos secciones de sigilo bastante poco inspiradas, manejando tanto a Thief (con su fantástico traje de Santa Klaus) como a Belce; no resultaban particularmente divertidas, y la mayoría de las veces era más fácil aprovecharse de la escasa habilidad de la IA que haciéndolo de una forma tradicional.
El mundo abierto también nos despierta dudas, ya que no parece que vaya a haber demasiado espacio para las sorpresas o los imprevistos. En la región de Sand Land el vacío del desierto lo rompían grupitos de soldados o dinosaurios cada cierto tiempo, pero todos eran clónicos y no había marcadores o signos de haber otro tipo de contenido, más allá de los encargos específicos de conducción o la grutas escondidas. No esperéis eventos orgánicos por el yermo o más motivación para explorar que el lograr mejores piezas, pues parece que Sand Land va a contar con un diseño de niveles y misiones tan tradicional como encorsetado; esto resta emoción a la exploración de su mundo, a pesar de que el propio manejo de los vehículos y la belleza de su mundo inviten a ello.
En unas semanas saldremos de dudas con respecto a Sand Land, aunque parece que dependerá mucho de lo que busques de la experiencia. Si tan solo quieres continuar explorando la licencia, sabiendo más de su mundo y ampliando su lore a través de las misiones secundarias y el arco argumental inédito de Forest Land, Sand Land puede ser un entretenimiento bastante atractivo a nivel narrativo. Aunque, de momento, solo podría recomendarlo por su faceta RPG si te gusta el acercamiento con vehículos, y te llama la atención el concepto de un Mad Max al más puro estilo shonen, que es sin duda la faceta más lograda y destacable del juego.
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