La ración de cyberpunk que tanto nos gusta para los videojuegos viene con dos tazas en Shadowrun Returns. Rol de la vieja escuela con perspectiva isométrica para una fascinante distopía de la que no podemos esperar más tiempo para formar parte.
Si eres aficionado a los juegos de rol de tablero es muy probable que conozcas Shadowrun, un título que se hizo realmente popular allá por la recta final de los 80. La marca ha provocado desde entonces varias entregas para consolas tan dispares como SEGA Genesis, Super NES o incluso un shooter multijugador bastante discreto para Xbox 360.
Ahora la franquicia vuelve a la actualidad gracias a las siempre interesantes mecánicas de financiación colectiva que permiten que centenares de proyectos de corte independiente como este salgan adelante. Casi rozando una recaudación de dos millones de dólares, Shadowrun Returns parece una cita casi ineludible para el aficionado más hardcore a los RPG.
El Retorno Esperado
Con un proyecto como el que nos ocupa entre manos, ¿qué mejor comienzo para presentarlo que introducir a sus responsables? Hablamos del equipo de Harebrained Schemes, un nombre que puede no sonarte demasiado pero que está encabezado por gente vinculada con el original. El director creativo Jordan Weisman, de hecho, es uno de los diseñadores del universo original del programa, y Mitch Gitelman también ha estado vinculado con el proyecto pasado.
"Lo que intentamos es devolver a Shadowrun. Y lo hemos hecho en un juego fuertemente vinculado con el argumento, con una profunda experiencia donde vas a obtener todos los aspectos distintos de Shadowrun", declaró Gitelman en una reciente entrevista con el magazín norteamericano GameInformer. El juego ha sido creado a mitad de camino entre la inspiración de los antiguos X-COM y los nuevos X-COM para los combates: "Esa ha sido nuestra mayor inspiración desde el punto de vista de las mecánicas, aunque nuestro interfaz es bastante diferente".
Así que ahora estamos cada vez más cerca de que el poco habitual universo de Shadowrun se abra ante nosotros. La ficción de su universo bebe directamente del cyberpunk, pero sobre todo nos habla de un futuro tan deshumanizador como el de cualquier creación de este tipo. Vivimos bajo el influjo de una red de interfaces neurales conocida como The Matrix (¿te suena?), y todo está gestionado por unas crueles mega-corporaciones que mueven los hilos del sistema de forma inmisericorde y que no tienen demasiado interés por los crímenes que se producen día sí-día también en su mundo.
Encarnaremos a un detective privado que recibe el encargo de una joven, Jessica Wats de investigar la muerte de su hermano, el mejor amigo del protagonista. Comenzaremos en la morgue, y deberemos ir descubriendo el secreto que se esconde tras una serie de misteriosos asesinatos que tocarán a distintos estratos de la sociedad.
Con este planteamiento tan interesante, el título se convierte en un producto caracterizado por un tono de novela negra que sus responsables buscan que recuerde a las viejas películas de Humphrey Bogart. Buscan, ante todo, no sólo un regreso a las raíces de ese tipo de cine/libro, sino también el retorno a las raíces del juego de tablero en cuanto a las conversaciones, al crecimiento de los personajes y a las elecciones disponibles.
De hecho la campaña se abre con una herramienta de creación de personaje que nos permite definir con mucha precisión a nuestro protagonista. Podremos ser duende, elfo, humano orco o troll, y acto seguido decidir el sexo de nuestro protagonista para luego inclinarnos por arquetipo a escoger entre las opciones de mago, adepto, chamán, samurái urbano... Por el camino obtendremos puntos de karma que gastaremos en personalizar nuestras habilidades, y los puntos de nuyen en mejorar nuestro equipo. Todo bastante respetuoso con el antiguo juego de mesa, como puede comprobarse.
Este gusto algo retro va a estar también claramente exhibido en aspectos artísticos como el audio o la estética. Para empezar el juego cuenta con la ya mencionada perspectiva isométrica, pero que ha "evolucionado" a un estilo híbrido entre el 2D y el 3D que busca darle al producto un aspecto icónico. ¿Cómo se compone esto? Con entornos en dos dimensiones, que son pateados por personajes tridimensionales. Así se logra ahorrar en el proceso de la creación de los decorados sin renunciar a su belleza, y al mismo tiempo se plantan unos NPCs y protagonistas muy detallados. De momento sus responsables sólo han hecho públicos art-works sobre el desarrollo, pero el look del programa ya parece maravilloso.
En cuanto al sonido el estilo de trabajo es similar. Se ha contratado a los compositores de las partituras de las versiones de Super NES y de Genesis, y se busca con ello una serie de partituras que mezclen la música electrónica con un estilo orquestal "más tradicional". Hay que matizar que no habrá diálogos pronunciados para contener los gastos, y todo lo tendremos que leer en pantalla.
Shadowrun Returns todavía no tiene fecha de lanzamiento, pero los próximos meses serán clave para conocer cómo progresa un videojuego del que por ahora tan poco se sabe, pero que sigue siendo una de las propuestas más atractivas del RPG tradicional para este año.