No hago más que morir en este juego pero no me canso de su acción ni me frustro

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Si Aeterna Noctis te parecía difícil, atento a esta precuela del que fuera uno de los grandes metroidvania de 2021 porque no se queda atrás. Lanzado por sorpresa como Early Access, ya hemos jugado a Summum Aeterna y en estas impresiones te contamos qué tal nuestro viaje por el mundo de este implacable roguelite.

No ha pasado apenas medio año desde el estreno de Aeterna Noctis, y los chicos de Aeternum Game Studios ya nos han puesto en bandeja su continuación, que es en realidad precuela, en forma de acceso anticipado. Summum Aeterna vuelve a centrar la atención en las andanzas del Rey de la Oscuridad por su reino, aunque por ahora no tenemos muy claro cuál es su objetivo final. Sólo vamos recorriendo instancias de nuestros dominios, explorando sus mapeados, derrotando a sus enemigos, equipándonos con mejores armas y potenciadores en forma de gemas para afrontar los niveles... en los que casi seguramente moriremos antes de poder finalizar. Ya ocurría con su antecesor, y es que el estudio de Talavera de la Reina ha imprimido una dificultad bastante elevada a su precuela, aunque no tanto en forma de enemigos abrumadores o incansables como sí en la estructura del juego. Summum Aeterna se juega como un metroidvania, pero a diferencia de muchos de sus hermanos de género, es completamente procedural.

Es aquí donde radica la principal fuente de diversión del título. Empezamos cualquier sesión seleccionando en la tienda de semillas una de las que tenemos a nuestra disposición y que generará el mundo al que nos vamos a enfrentar. Lo que hacen estas semillas es modificar las recompensas que obtendremos al completar el mundo o al fracasar en el intento, así como dotar al mapeado en el que nos adentramos de otros modificadores; más salas a visitar por zona, mayores porcentajes de vida o daño que hacen los enemigos, trampas que infligen más daño, etc. Nuestro objetivo es ir avanzando por ese mundo tanto como podamos recogiendo versiones mejores de las armas que tenemos así como gemas que las potencien. A todo esto, cada vez que iniciamos un mundo, aunque las áreas que visitemos serán estéticamente las mismas y en el mismo orden, su distribución siempre es distinta, lo que hace que no podamos superar los niveles basándonos sólo en recordar cómo era su distribución o la de los enemigos como hacen la mayoría de metroidvanias.

Con toda seguridad, fracasaremos en las primeras intentonas, pero con el pretexto de que el Rey de la Oscuridad no puede morir -en términos de personaje, aunque sí de jugabilidad-, cada vez que los enemigos consiguen abatirnos somos devueltos a la plaza central de la capital de nuestro reino y debemos comenzar de cero nuestra odisea. La particularidad es que cada vez que ''morimos'' se nos darán una serie de recompensas en función de los valores que tuviera el mundo que seleccionamos y del nivel de caos -o nuestro nivel de personaje- al que hayamos llegado durante la sesión. Estas nos permitirán mejorar nuestras habilidades, armas o condiciones de las semillas, más algunas nuevas de estas para que no se nos acaben; aparte del hecho de que podemos combinarlas antes de iniciar un nivel para alterar los valores de riesgo y recompensa antes mencionados. Esta mecánica, que puede parecer excesivamente injusta (siempre empezaremos en el primer nivel), combinado con el hecho de que por mal que lo hagamos siempre avanzamos un poco para desbloquear nuevas armas y habilidades de personaje es lo que consigue incitarnos a intentar superar las fases una vez más.

Convierte tu frustración en tu mejor motivación

No hago más que morir en este juego pero no me canso de su acción ni me frustro

Morir en cualquier videojuego suele acarrear un poco de frustración al jugador, incluso cuando las penalizaciones por hacerlo son inapreciables o no buscan castigar en exceso los errores que ha cometido. El riesgo que suelen correr los desarrolladores que hacen juegos tan difíciles como este es conseguir que el jugador caiga en esa frustración y en la rabia al no poder superar esa pantalla o jefe que le impide progresar. Pero en Summum Aeterna, ese riesgo se convierte en una virtud del título que consigue anular, en mayor medida, los contras que puede tener, y es el elemento que hace que cuando vuelves al menú resuenen en tu cabeza y con fuerza las palabras ''¡otra vez!''. Al salir airoso de esos enfrentamientos tensos o llegar al área siguiente de la que me encontraba, después de haberlo intentado tantas veces, he sentido una sensación de crecimiento y superación como jugador que pocos juegos me muestran, o cuanto menos no lo hacen de manera tan ''obvia'' como en este.

La sensación de descubrir nuevas zonas, armas y enemigos es algo que empuja a seguir jugando

Ayuda también el hecho de que el Rey de la Oscuridad sea un personaje que goza de un set de habilidades y armas capaces de orientar el estilo de juego a lo que me apetece probar en determinada sesión. De momento sólo hay disponibles como armas una espada que noss permite trasladarnos para ayudarnos en las zonas donde abundan las plataformas, una guadaña que sirve para marcar enemigos golpeandolos y eliminarlos a todos a la vez al usar su habilidad especial, y unas pistolas que son el arma a distancia por excelencia del juego. Si a eso le sumo que puedo combinar las semillas que desbloqueo para conseguir mundos que tengan unos valores de recompensas y riesgos “a la carta”, pues hay juego para rato.

No hago más que morir en este juego pero no me canso de su acción ni me frustro

Tras jugar unas 10 horas, sólo he tenido que dejarlo porque estaba algo cansado físicamente, ya que las sesiones en cada mundo suelen durar de media unos 20-30 minutos -que pueden ser más o menos según nuestra habilidad y nivel de personaje-. Y creedme, no vais a querer jugar sólo una o dos semillas. La sensación de descubrir nuevas zonas, armas y enemigos es algo que me empuja a seguir jugando a este roguelite que, pese a su sencillez argumental y de planteamiento, es el más adictivo y motivador que he jugado en mucho tiempo. Ayuda también el estilo artístico del juego, marca ''de la casa'', que facilita la lectura del escenario y enemigos y es un regalo para la vista por cómo lo sabe hacer Aeternum Game Studios; 100% dibujados a mano y digitalizados. En este punto uno se da cuenta de que Summum Aeterna busca ser un homenaje a esos juegos arcade o de exploración clásicos de antaño, aquellos que te entraban por los ojos pero eran condenadamente difíciles aunque no podías dejar de jugarlos para ver hasta dónde podías llegar.

La particularidad que lo hace extra adictivo, como he dicho, es el hecho de que sus niveles se generen de forma procedural y con ciertos valores que podemos controlar un poco con la combinación de semillas. Si bien hay algunas salas que pueden repetirse entre sesiones, la aleatoriedad del mapa de la zona en general, la distribución de los enemigos en ellas y también de los tesoros, recompensas, y zonas donde mejorar tus armas, consiguen que me olvide de ese defecto.

No hago más que morir en este juego pero no me canso de su acción ni me frustro

Aeternum Game Studios ha informado que de aquí a finales de año incorporarán bastantes elementos nuevos

De todos modos no hay que olvidar que es un juego en acceso anticipado y sus desarrolladores ya han anunciado que quedan muchas cosas por incorporar al título. Aeternum Game Studios ha informado que de aquí a finales de año incorporarán bastantes elementos nuevos: hasta 3 nuevos mundos, tipos de enemigos, salas especiales que pueden aparecer en los mapas, nuevas armas y gemas u opciones de juego. A todo esto añaden que no se quedarán ahí, y que en 2023 seguirán expandiendo el juego en tamaño y opciones al tiempo que escuchan las sugerencias de la comunidad. Si ya con lo ''poco'' que tiene el juego resulta difícil desprenderse de él aunque estes muriendo todo el rato, no podemos sino estar muy pendientes de su desarrollo para ver qué nuevo desafío le lanzan al Rey de la Oscuridad en este metroidvania pensado para aquellos que quieran perderse por mundos nuevos cada vez que juegan y quieran probarse a sí mismos a medida que lo hacen.

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