Quizás soy yo el único, pero cuando hace un rato veía el primer capítulo de 'The Last of Us' en HBO, no podía dejar de pensar en Parte II. Sí, en la segunda entrega del videojuego en vez de en la primera. Y la razón es que uno de los reclamos de ese título era que, para meterte en la historia tan violenta y humana que nos presentaba, los desarrolladores comentaban que "cada enemigo tiene un nombre".
Aunque este primer capítulo es bastante similar al prólogo y las primeras horas de juego (con la historia de la hija de Joel, y posteriormente el encuentro de Ellie con Tess y el propio protagonista del juego), la realidad es que si hay que buscar un razonamiento a los extras añadidos con respecto al puro guion original, es el de dotar de vida a cada personaje mostrado. Trabajar la construcción de mundo desde el detalle personal.
La serie rellena huecos de la trama, pero no te la da masticada
El juego se esforzaba por presentarnos situaciones de acción en cámara in media res, pero aún más por hacerlo con las situaciones personales. No importaba si Bill y Frank esto, o si Robert tenía unas tramas con Tess por aquello. Como jugador, llegabas en un momento concreto de las vidas de los personajes, y de una forma muy inteligente se dejaban vacíos para que tú como jugador-espectador los rellenases.
En la serie han ido un paso más allá, rellenando huecos de la trama para dotar de mayor sentido a los personajes y sus tramas. Vemos como Sarah arregla el famoso reloj de Joel, el terrible trabajo que tienen que hacer los habitantes de la zona de cuarentena, o el protocolo que se sigue cuando llega alguien a las puertas de ella. No es que haya que rellenar más porque es un serie, porque directamente el tramo de Robert que jugablemente llevaba un rato y ahora se convierte en un cruce de caminos (la dichosa batería) con Marlene y Ellie rapidísimo.
Aunque la ampliación de la trama de los vecinos, con una abuela que nos recuerda a la de Resident Evil 7, es efectista; la más efectiva es la del militar corrupto que tiene tratos con Joel. En el momento que se desvela que es este el que protagoniza la conocida escena del videojuego de cuando Ellie es revisada contra el hongo, es me bombardeaba esa frase de promoción de Parte II. Los personajes existen, no sólo porque alguien diga su nombre al morir, sino porque les hemos visto vivir.
La otra cosa que me ha llamado la atención es cómo de estrechos son los escenarios. En la recta final del capítulo, ya cuando Joel y Tess están llevando a Ellie al Ayuntamiento, vemos escenarios estrechísimos y planos muy cercanos. Jugué Parte I recientemente y esa zona es la primera en la que se abre un poco el mapeado. ¿La razón? Pues que tiene que servir a la acción.
Y aquí todo tiene que servir a la narrativa, porque no tenemos un mando en las manos. Por eso tenemos asuntos como el flashback final del capítulo, cuando Joel vuelve a ser apuntado por la linterna de un rifle 20 años después por proteger a una niña en la misma situación. En el juego, la tenemos presente por haberla jugado hace un rato; aquí, dos frames son un recurso tan económico en términos de lenguaje visual, que casi es pecado no usarlo.
Casi una hora y media de metraje en este primer capítulo; paradójicamente lo mismo que duró el primer episodio de 'Fringe', una serie que además tenía por protagonista a Anna Torv, nuestra Tess en 'The Last of Us'. Y si ya tengo muchas ganas de ver el segundo episodio, uno de los motivos adicionales justo es que su personaje sea el que más real me parece tras los cambios de esta adaptación.
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