"En un agujero en el suelo, vivía un hobbit". Aquellas primeras palabras esbozadas por Tolkien para su Legendarium se me quedaron grabadas a fuego de niño. Y aquí estoy, 21 años después pudiendo hablar profesionalmente del legado de una obra que lo catapultó al Olimpo autoral de la fantasía medieval moderna. Así llegamos, más de 9 décadas después, a El Señor de los Anillos: Gollum, un juego con dos arduas tareas por delante: dar un nuevo prisma a un personaje con principio y final, a la par que expanden un Legendarium que no es canon.
Difícil, ¿verdad? Dejadme deciros que tras probar el juego en su versión más cercana a la del lanzamiento, la mano de los alemanes es firme, ruda, y sabe lo que hace, aunque su camino sea uno muy complicado. Hablamos de un juego basado en una licencia que radica tan hondo en la cultura popular que es difícil extirpar ese cariño ya establecido. Es un videojuego hecho solo para el fan, y eso se nota.
Un Legendarium al que se le saca puntilla
The Lord of the Rings: Gollum, a pesar de apostar por la marca "El Señor de los Anillos" —de la que difícilmente se puede separar hoy en día con el vaivén de derechos sobre la licencia— no sigue la cronología principal. Es casi como una película de Marvel tras la Fase 3, (amén a esa Black Widow): quiere responder a la pregunta "¿qué hizo Gollum entre El Hobbit y El Señor de los Anillos?". Que sea suficientemente llamativo saber qué hizo el mediano en esos años depende de cada uno.
Los alemanes aprovechan el "vacío" narrativo del británico para poner su granito de arena a un vastísimo lore, respetando al autor, pero a su vez tendiendo puentes sólidos y viajando a un Legendarium que ya ha visto más de una revisión. Aunque no cuente como un spoiler, quizá os convenga mirad al siguiente párrafo, y es que los alemanes apuntan a narrar todo lo que lleva a Gollum desde las Montañas Nubladas, donde "perdió" su tesoro, a Moria, justo cuando sabemos de su existencia tras los pasos de Frodo.
Los alemanes aprovechan el "vacío" narrativo del británico para poner su granito de arena a un vastísimo lore, respetando al autor
Casi un siglo de eventos donde veremos algún que otro salto temporal y muchísimas referencias a la guerra que se avecina, así como personajes clave como Thranduil, padre de Legolas, o Gandalf. Hay poco nuevo en cuanto a ambientaciones, pero se nos promete nada menos que 20 horazas de juego, por lo que habiendo enfocado su campaña de marketing en apenas dos localizaciones (Mordor y el Bosque Negro), podemos frotarnos las manos al pensar qué se guardan los bávaros para enseñarnos.
Un cóctel de sigilo y plataformas sin complicaciones
Jugablemente, el equipo de Daedalic nos advirtió, por activa y por pasiva, que Gollum no es un juego de sigilo. Las comparaciones con Styx: Master of Shadows son obvias y los alemanes lo saben. Tras probar apenas 60 minutos de juego y haber macerado mi opinión durante 3 semanas, diré que si bien el cóctel de Gollum es el de una aventurilla eminentemente narrativa, el sigilo es parte troncal de la experiencia. Sí, se parece a Styx, para qué nos vamos a engañar.
Gollum sigue aquella ola de juegos de sigilo que no se complican mucho la cabeza. Los entornos, que varían de tamaño con bastante asiduidad —algo que agradecí profundamente—, no son sino segmentos donde llegar de un punto A, a una salida B.. Entre medias, encontraremos diferentes NPC con rutas predefinidas y, teniendo en cuenta que no podemos matar o apostar por opciones algo más sesudas, solo nos queda recurrir al clásico "agáchate, escóndete y espera".
Si tuviera que hacer una comparativa con otro juego, el sigilo Gollum se mueve por los mismos terrenos que las últimas entregas de Assassin's Creed. Los enemigos no tienen patrones muy complejos y tampoco son muy avispados. A todos les corona la misma y arquetípica barra de sorpresa-atención que, una vez fuera de su vista, decrecerá como si se hubieran olvidado que alguna vez te han visto. Si esperáis algo similar a Hitman o las obras de Arkane, con más opciones y salidas, este no es vuestro juego.
De hecho, elegir compararlo con la saga estrella de Ubisoft no ha sido casual. El plataformeo tampoco nos exige mucho y peca de cierta simpleza en movimientos. En este aspecto, tendremos varias rutas a elegir que se irán ramificando, pudiendo siempre elegir un camino más sencillo. Y es que elegir una u otra implica cierto grado de desafío, nada complicado. Estos segmentos jugables vienen endulzados con una barra de resistencia al más puro estilo Shadow of the Colossus, e igual de determinante para los escenarios más complejos.
Si esperáis algo similar a Hitman o las obras de Arkane, este no es vuestro juego
Me gusta pensar que Daedalic sabe lo que tiene entre manos. ¿Sabéis de aquellos juegos que, con un presupuesto y opciones moderadas, apuntan a las estrellas errando el tiro? Los alemanes conocen sus capacidades y su faceta jugable no sorprende, tampoco desmerece el conjunto; es lo que es, sin muchas florituras.
Su propia visión de la fantasía extravagante medieval
No hay nada que acerque Gollum a la reimaginación de Peter Jackson a principios del milenio. El neozelandés se fue por unos derroteros que le llevaron al "realismo" y la supresión de la mayor parte de elementos mágicos de su grueso narrativo en pos de la épica. Por su parte, Daedalic Entertainment quiere que su Tierra Media sea ostentosa, y me encanta. Ya lo dije cuando vi por primera vez a mi "añorado" Boca de Sauron, y es que creo que hemos perdido lo atolondrado que puede ser un mundo de fantasía.
El mundo está deformado para abrazar la exageración. Los elfos, por ejemplo, no son "simples" humanos con una belleza radiante y un pelo rubio platino. Aquí son largiluchos, de cuello prominente, cabeza menuda y ojos vivos y enormes. Daedalic apuesta por una fantasía tremendamente ochentera, de parajes y personajes estilizados y claramente ajenos a nuestra realidad. Gandalf, por ejemplo, es la imagen viva de un hechicero de fantasía clásica: fornido, con sombrero de dimensiones risibles, prendas de trotamundos y una barba capaz de usarse como capa. Es aquel tipo de frescor que supone la vuelta a lo clásico, y esa creo que es la mejor baza del juego.
Aun así, el camino que tiene Gollum por delante es tan arduo que dudo de su relevancia pasada su fecha de lanzamiento. Una que me gustaría haberme guardado para el final. Lamentablemente, no es así. Daedalic Entertainment nos aseguró que el juego no verá una fecha más allá de 2023, pero no sabemos su ventana de lanzamiento. Aún queda trabajo por delante. Todo lo antes mencionado pertenece a una versión beta que necesita pulir asperezas, pero se aferran a este año tras tanto retraso.
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