Corría el año 2009 y yo tenía apenas 14 años cuando vi Trine por primera vez en una ya añeja PS3. No me atraían los plataformas, pero este tenía algo especial. Sí, era muy bonito y es con lo que nos quedamos muchos de los que lo jugamos por aquel entonces, pero sus puzzles, mecánicas, personajes y el simpático sentido del humor que manejaba el equipo de Frozenbyte tenía un aroma único. Ahora, 14 años después he evolucionado, me gustan los plataformas y no me niego a probar algo que quizá en un principio se me hizo extraño. La saga Trine, por su parte, sigue exactamente igual. Con A Clockwork Conspiracy, me doy cuenta que no ha envejecido, es como el buen vino, aunque siempre sabe igual (de bien).
Resulta que aunque hubo un impasse entre Trine 2 y Trine 4: The Nightmare Prince llamado Trine 3, la saga tiene una curiosa hermandad con FIFA, o cualquier juego de deportes con una fecha de salida anual: es prácticamente igual entrega tras entrega, con pequeñas variaciones y mejoras jugables para dar sensación de progreso a la marca, pero sin cambios notables. Una y otra vez, durante 14 años, la misma apuesta. Lo mejor de todo es que los finlandeses tienen buena mano y un pulso firme de cirujano como para que esa falta de arrojo —otra vez, sin contar Trine 3, el más diferente y denostado de todos— no pese como un quintal sobre sus espaldas. Trine 5 es bueno, muy bueno; tanto para aquellos que religiosamente han acudido a cada lanzamiento de la saga, como para novatos o quienes jugaron por curiosidad y de forma aleatoria a cualquier título anterior.
Por ello, cuando me lancé a analizar A Clockwork Conspiracy, mi sorpresa llegó cuando me invadió un sentimiento casi de nostalgia. Todo parecía que había quedado congelado en el tiempo. Estaban ahí Amadeus, Zoya y Pontius sin que el tiempo ni las vestimentas les hayan cambiado un ápice. Sin sufrir el paso del tiempo y preparados para vivir una aventura. Unos que, sin ser los más recordados del videojuego, llevan 14 años de sus vidas luchando contra la magia, enemigos de mil tipos y un villano que está cansado de su mera existencia. Con esto último abre Trine 5: una aventura de parias que busca traer la gloria a la figura de los Guerreros de Trine en una historia donde ves venir cada giro, sí, pero nunca fue el fuerte de Trine. Lo es la simpatía y el buen diseño de niveles.
Frozenbyte apuesta al caballo ganador: mundo 2.5D con enfoque lineal
He mencionado previamente Trine 3, y no por nada. No lo considero mal juego, sí diferente. La idea de llevar aquella, ahora considerada oveja negra de la saga, a un mundo 2.5D salpicado por la tercera dimensión, es decir, una profundidad y movimiento diagonal por el escenario; quizá se nos hizo tan rara en un comienzo por esa "manía", digámoslo así, de Frozenbyte al apostar siempre por lo mismo, por lo que saben hacer. Ahora, los finlandeses no han querido pillarse los dedos. ¿Qué funciona bien en su saga? El 2.5D, pues adelante con ello una cuarta vez.
Trine 5 es tremendamente conservador. Tenemos mapas con una única dirección y unos pocos secretos que nos obligan a tirar de verticalidad; así como un planteamiento por capítulos donde se nos hará una breve introducción a la historia del juego con escenarios dedicados a cada uno de los 3 personajes, para luego lanzarnos al grueso de la aventura. Todo ello en una historia que nos llevará unas 13 horas de juego. No quiero que leáis estas palabras con una errónea falta de interés, los finlandeses han vuelto a dar en el clavo. Es lo que uno puede esperar de Trine: diversión bien ejecutada.
Eso sí, no es todo una copia a escala 1:1. Entre los aderezos de esta entrega encontramos una suerte de tramos opcionales, que en realidad, jugablemente son obligatorios, pero dan una cohesión y naturalidad a la obra y a la sensación de equipo la mar de bienvenida. Estos son caminos paralelos donde alguno de nuestros tres héroes emprenderá un escueto camino en solitario. No solo mantienen el tipo en comparación al segmento principal de la narrativa a pesar de ser sencillitos y sin muchos quebraderos de cabeza; sino que el porqué de su presencia —al margen de aportar algo de frescor— está en que al final del camino encontraremos un nuevo set de armas o habilidades para el personaje que lo ha recorrido.
Entre ellos, los personajes, no hay mucho donde innovar. Zoya sigue siendo la arquera del equipo y la encargada de, por ejemplo, crear rutas atando una cuerda a dos extremos opuestos de un camino; Pontius es el tanque, perfecto en combate y para demoler estructuras; Amadeus es el mago, capaz de mover objetos y crear nuevos. Todo ello permanece invariable, pero estos añadidos al set de cada personaje aportan frescura. Por ejemplo, Pontius puede tirar su espada, clavarla en la pared y usarla para impulsarse —por cierto, luego vuelve como el hacha Leviatán de Kratos—, algo que puedes usar con los set clásicos de otros personajes para ampliar el abanico de posibilidades para resolver puzzles.
Artesanía marca Nintendo, pero con aroma finlandés
En lo puramente jugable, Frozenbyte tiene el mismo tratamiento mecánico que el mejor juego de Nintendo, aunque su alcance, arrojo e imaginación es menor. Con esto quiero decir que esa relación entre el jugador y su entorno, con esos escenarios que vibran de vida y preparados para hacer la ola al ingenio del jugador a la hora de superar unos puzles ya prefijados, es de una artesanía, de un mimo, la mar de preciosa.
Las físicas, de nuevo, vuelven a ser capitales en esta quinta entrega; y ahora veréis a qué me refiero con ese "ingenio del jugador" antes mencionado. Trine 5 es un plataformas con puzles y enfrentamientos diseminados por la aventura que, en sí mismos, también suponen pequeños puzles. Eso sí, vuelta a lo clásico otra vez: pelear es quizá lo menos interesante del conjunto. Sin embargo, sin perder el hilo, la física del mundo juega un papel primordial en todo. Una tubería rota de la que emana agua y una hélice esperando a que alguien mueva sus aspas para abrir la siguiente puerta se completa, como no podía ser de otra forma, con Pontius elevando el escudo para crear una bifurcación. Eso sí, ¿y si pruebas lo mismo con Amadeus y sus estructuras mágicas?
Trine 5 no es un Tears of the Kingdom. No trata al jugador como un ser indomable al que difícilmente puedes poner límites, tampoco nos deja completar sus acertijos con libertad, al menos no en su significado estricto de la palabra. Sin embargo, la obra de los finlandeses no agacha la cabeza. Hay cierta experimentación en sus puzles y se pueden completar de varias formas. He llegado a apilar varios cubos de madera con Amadeus para luego aprovechar la espada de Pontius con el fin de escalar una cornisa en un truco algo burdo y con muchas aristas que pulir, pero que funciona. El juego se preocupa no solo por arrojarnos desafíos interesantes, sino porque tú explores, dentro de un estilo de juego acotadísimo como es el de los 2.5D, con posibles nuevas opciones, algunas incluso que te ahorran quebraderos de cabeza.
Lejos de eso, lo que no tiene nada que ver con el jugador, el núcleo jugable de los puzles donde si no es A, no va a ser B, es excepcional. Frozenbyte apuesta todo a unos escenarios ricos donde el desafío de turno a superar quizá se parezca al anterior —de nuevo, se puede explorar poco con unos límites tan definidos—, pero no por ello igual o menos imaginativos. Una cuerda que sostiene un péndulo y que éste dará en una estantería de la que caerá una piedra que apunta, sorprendentemente, a una pared ajada, deja poco a la imaginación, y aun así es súper entretenido formar parte de un desafío que ya tenía todos los ingredientes preparados, y solo has tenido que añadirlos a la mezcla.
Un mundo vibrante y divertido, en solitario quizá no tanto
Trine 5 es incluso más consecuente con su mundo de lo que Trine 4 fue. No hay tantas zonas creadas en pro de la verticalidad o para mantener ocupado al jugador, sino que todo fluye a través de sus escenarios. Esto lo menciono porque en su precuela, con la idea de las pesadillas y las plataformas de "humo" creadas por y para unas secuencias en concreto, creaban tramos poco interesantes. Aquí todo responde a la lógica de su mundo, sin más añadidos que la propia estructura de sus ciudades, pueblos o bosques. Todo bien diseñado, todo bien desafiante.Eso sí, disfrutarlo en solitario tiene sus desventajas.
Como en Trine 4, puedes jugar Trine 5 con hasta 3 amigos más o en solitario. Jugar con alguien más implica que cada uno podrá elegir un héroe, o incluso repetirlo si elegís la modalidad libre. En solitario, tú juegas con todos y vas alternando la presencia de uno u otro con un simple botón. Es ameno como siempre, pero no se saca todo el jugo de la aventura. Eres tú el que se organiza según las necesidades, pero hay algunos puzles o problemas a sortear que, en solitario, requieren más de astucia para encadenar habilidades que de compañerismo.
Eso sí, los desafíos vuelven a estar "falseados". Si juegas solo, los puzzles son ligeramente menos desafiantes que si juegas con amigos, algo lógico teniendo en cuenta las limitaciones. Con esto, la frase con la que quiero que os quedéis es la siguiente: jugando solo es un título genial; jugando con amigos se convierte en el mejor coop de 2023. Disfrutar A Clockwork Conspiracy en compañía, local u online, es la esencia misma de Trine.
Bonito, único y mucho más arriesgado en lo audiovisual
Cómo no, no podía acabar con Trine sin hablar de lo más obvio, de aquello que seguramente nos animó a jugar la saga en cualquier punto de la misma: su estilo y apartado audiovisual. Ya con Trine 3 noté que ese realismo, esa búsqueda de la experimentación de la animación 3D con escenarios más violentos, visualmente hablando, sobrecargado de estructuras, con una paleta saturada y una nitidez exagerada; pasó a un enfoque mucho más contenido, de animación post 2015 más centrada en la fantasía onírica que en imitar el mundo real. Trine 5 expande esa misma idea con una estética que quizá no tenga el mismo impacto al primer vistazo que sus primeras dos entregas, pero que por ello no deja de ser bonita.
A Clockwork Conspiracy es precioso, tanto en el diseño como en el arte. Todo brilla con luz propia e incluso los escenarios urbanos, donde los primeros Trine tuvieron más problema, aquí tienen una cohesión estética perfecta. Además, el estudio ha insuflado de vida a sus personajes con unas cinemáticas mucho más arriesgadas y con mayor presupuesto detrás. Ya no son secuencias casi estáticas, con apenas movimiento, sino que gozan de un planteamiento de AAA, tan coherente con la obra en su conjunto que me extraña que no se hubiera apostado antes por ello. Todo ello, además, con las voces originales de los 3 personajes en castellano.
Trine 5: A Clockwork Conspiracy es perfecto para novatos, veteranos y aquellos que solo dieron un tiento a alguna precuela por curiosidad. No porque sea accesible, sino porque, en esencia, repite tantas mecánicas, ideas y conceptos de juegos anteriores que da igual en qué momento te subas al tren, el viaje es el mismo, uno muy bueno. Eso sí, si eres un jugador "de los de toda la vida", notarás al momento que aún siendo conservador, Frozenbyte no falla y todo lo que verás en sus 13 horas de juego tiene ese mismo espíritu fanfarrón y simpático de siempre, con puzles divertidos de completar y un cooperativo que se come la experiencia al completo.
- Perfecto para novatos, veteranos o quien haya jugado cualquiera de la saga de forma aleatoria
- Los escenarios y los puzles están igual de bien diseñados que siempre
- La progresión de los personajes aporta mucha profundidad a un juego enormemente conservador
- En solitario es bueno, pero en cooperativo es mejor
- Visualmente es muy potente, y ahora apuesta por unas cinemáticas mucho mejor animadas y escritas, casi de película
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