Uno de los mayores éxitos del panorama independiente durante 2022 fue el ya icónico Tunic, la propuesta con reminiscencias a Dark Souls y The Legend of Zelda protagonizada por un pequeño zorro con espada y escudo. Gracias a su homenaje a la jugabilidad clásica y a la diversión de su premisa, muchos jugadores se fascinaron con una propuesta que enamoró a la crítica y a los usuarios de la industria. Sin embargo, una de las responsables de Finji (la firma que editó y publicó Tunic) considera que Xbox Game Pass, uno de los grandes escaparates del título, no es tan beneficioso para los pequeños estudios como se cree.
Tal y como apuntó Bekah Saltman, actual directora ejecutiva del estudio, estas bibliotecas de servicio pueden llegar a ser tan grandes que los lanzamientos independientes se pierden entre la multitud. Por ello, compartió que le preocupa que los jugadores “no necesiten” a estos estudios al desconocer las propuestas que lanzan los mismos. Y, además, en la entrevista recogida por Gamingbolt, abordó que en algunas ocasiones las compras por suscripción no son suficientes para pagar los años de trabajo de un equipo de desarrollo. Por ello, cree que los equipos independientes no deberían confiar mucho en este modelo.
Xbox Game Pass es un mal escaparate para los juegos independientes
En relación a su reflexión, Saltman señala que “las suscripciones son alucinantes y aterradoras al mismo tiempo”. Para explicarse, matiza que pueden “ir en cualquier dirección”, motivo por el que es posible que un juego independiente sea un auténtico éxito (como lo fue en el caso de Tunic) o apenas reciba visibilización si llega junto a otros grandes lanzamientos. Por ese motivo, teme que los equipos pequeños no tengan un punto de apoyo como creadores y, a la postre, no consigan “espacio ni dinero” para hacer futuros juegos.
¿Serán suficientes los presupuestos con el mayor coste de crear juegos para que los independientes puedan seguir haciendo cosas interesantes? Porque, si convertimos a una población compradora en una población suscriptora, tendremos que depender de las cuotas de suscripción y las compras. Y, en general, las suscripciones no dan para tantos años de desarrollo de un equipo a menos que sea muy pequeño.
Desde Xbox y Microsoft, la postura sigue siendo clara: el modelo de Xbox Game Pass es sostenible y no hay planes de aumentar o modificar el precio. Desde sus comienzos, una de las mayores preocupaciones en torno al servicio era la rentabilidad del mismo. Para el consumidor, Game Pass y sus opciones son una posibilidad increíble en relación calidad-precio; sin embargo, como ha expresado Saltman, estas ventajas y virtudes pueden no satisfacer tanto a los pequeños estudios que integran el extenso catálogo de la membresía de Microsoft.
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