¿Por qué jugar a Warhammer es divertidísimo? ¿Qué engancha de este juego de miniaturas, batallas masivas, cartas y libros de reglas? Lo que a mí siempre me ha entusiasmado de él es el peso, la intensidad y la rotundidad de cada jugada que se hace en cada partida. Los jugadores de Warhammer miman sus ejércitos, pintan sus unidades y las cuidan y protegen durante todo el desarrollo de la refriega. Cada pelea es importante, cada baja también lo es. Y los mejores guerreros se mantienen en la mesa hasta el final.
Existen muchos videojuegos de Warhammer 40.000, la versión futurista de Warhammer Fantasy, y todos recogen estos valores. Son siempre títulos intensos a los que se les da una importancia mayúscula a cada guerrero, al ejército que conforman juntos y a cada herida que sufren. Es por ello por lo que creí casi imposible que Warpforge pudiera salir bien.
El motivo es que es un F2P de cartas digitales. Si atendemos a qué juegos funcionan bien en este formato, Magic, Arena, Legends of Runeterra o Hearthstone, en todos ellos hay un intercambio rápido de unidades, las partidas son rápidas y ágiles, y ese peso de Warhammer es sustituido por la prisa. Así que ¿Warpforge tiraría por esos derroteros o se mantendría fiel al espíritu más básico del juego de estrategia? Pues se ha mantenido, y ese es su mejor acierto.
Warpforge mantiene las sensaciones básicas de jugar a Warhammer
Con la voluntad de ser coherente con lo que significa jugar a Warhammer, Warpforge es un juego más pausado, con menos cartas en mesa y con muchas más variables en cada una de ellas. Cada turno implica paciencia, capacidad de observación y más análisis de lo que es habitual en estos títulos. Además, cada naipe que se usa se queda muchísimo más tiempo en juego, y es clave ir montando una estrategia con ellos poco a poco. Como hacemos en Warhammer al preparar a nuestras unidades para flanquear la posición enemiga, o cuando sacrificamos unas para que huyan y provocar una persecución que a la postre nos es ventajosa, hay que ir montando nuestra trampa letal poco a poco. Hay que hacerlo carta a carta y con mucha cabeza.
Eso conduce a partidas más largas, angustiosas y agotadoras a veces. Ayer, en una hora jugué cuatro encuentros, cuando en Magic: Arena puedo echar hasta veinte. Esto no es ni bueno ni malo, pero sí es una característica que atraerá a muchos jugadores y espantará a otros. Lo que sí tengo claro es que un juego que se disfruta mucho más sentado y a través de Steam, no sé si la larga duración de las partidas dará el mismo gustito en smartphone.
Contamos con cinco tipos de ejércitos que funcionan como los colores de Magic: The Gathering. Son Ultramarines, Clan Goff, Flota Enjambre Leviathan, Dinastía Sautekh y Saim-Hann. Pero, a diferencia de Magic, no podemos mezclar ejércitos. Escogemos a uno y nos casamos con él. Es decir, los mazos se hacen en base a uno solo de ellos. Y esto es crucial de cara también a comprar sobres, ya que podemos escoger los de un ejército concreto. Recomiendo muchísimo hacer todos los tutoriales y encontrar al que es más afín a nosotros. Ahí podemos probar mazos. Así que probad mucho antes de comprometeros.
La elección más difícil del juego es qué ejército elegir
Una duda que tuve fue ¿conseguirá ser este juego uno profundo al tener que ceñirnos a un solo color? La gracia de Magic es mezclarlos, buscando sinergias locas e inesperadas. Lo que hace Warpforge para compensar esto es añadir un montón de reglas a cada carta, y propias a cada ejército. Eso es lo que hace que la partida sea algo más lenta, que cada carta cuente muchísimo más cuando aterriza en el tablero, y que haya que estar más pendiente de todo.
También es muy importante el posicionamiento de cada carta en el tablero. Como ocurría con el desaparecido The Elder Scrolls: Legends, influye mucho si tenemos una carta a la derecha o a la izquierda de la otra, e incluso el orden en el que sacamos las cartas de nuestra mano para jugarlas. Esto hace que crear mazos sea más sencillo, que sea más complicado elegir ejército, que te sientas más vinculado con ellos, y que la estrategia y la suerte en las partidas lo signifique todo.
Para rizar el rizo, cada unidad de ataque tiene un valor de golpeo a distancia o en cuerpo a cuerpo. Siempre que dos cartas se pelean se hacen daño en función de este valor, lo que quiere decir que si tú tienes 5 de ataque a distancia y 4 a cuerpo a cuerpo, y tu rival tiene 0 a ataque a distancia y 8 a cuerpo a cuerpo, te conviene golpear desde lejos. Así tú le quitarás 5 puntos de vida y él no te podrá hacer daños.
Cada carta de Warpforge es un mundo. Hay que estar pendiente de todo
Robamos cartas como hacemos en Hearthstone. Cada turno se añade un cristal de maná extra que va aumentando nuestro contador. En el turno 1 tenemos uno para gastar, en el segundo 2 y así progresivamente. Eso marca el ritmo de juego, pero el objetivo no es quitarle puntos de vida al jugador, sino exterminar a su comandante. Elegimos a uno, y cada uno tiene puntos de vida propios y cualidades pasivas únicas que duran a lo largo de toda la partida. También puede atacar con el resto de sus unidades, y también tiene valores de golpeo a cuerpo a cuerpo y distancia.
Y a esto se le suman las cartas que funcionan como hechizos. Sirven para curar, modificar los valores de nuestros enemigos… Pero no son del todo determinantes. Ocurre como las magias en Warhammer, aquí lo importante son las criaturas y sus enfrentamientos, cómo reaccionan las unidades entre sí y cómo eliges a quién atacar primero, si al comandante o a sus siervos.
Tras una semanita echando partidas a Warpforge, he de decir que el juego me ha gustado. Creo que respeta bien la esencia de Warhammer, y que ha sabido tomar lo adecuado de todos los juegos de cartas que existen ahora mismo en el mercado. Eso ayuda a sentirse como en casa mientras vas aprendiendo más y más a jugar. Creo que los ejércitos están bastante equilibrados y las partidas son divertidas. Así que os animo a probarlo.
Merece la pena descargar Warpforge y probarlo
Esta es una versión preliminar, y al título aún le queda un largo recorrido. Por ahora, me preocupa que limitar los mazos a ejércitos concretos limite mucho la construcción de mazos. También hay ocasiones en las que se cruzan demasiadas reglas en juego, y el título no facilita demasiado bien entenderlo todo. Por el momento, los pagos por cartas nuevas y mazos me parecen razonables. No es que el juego sea muy generoso; todavía recuerdo lo rápido que se crecía en Legends of Runeterra, aquí se va mucho más lento.
Pese a todo esto, mis impresiones son positivas. Seguiré jugando para decidir si se convierte en mi juego de cartas digitales principal. Por ahora, he de reconocer que Warpforge ha tenido un buen arranque, aunque también que he tenido que poner el cerebro en modo Galaxia para sacar adelante según qué partidas. Para bien o para mal.
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