En un mundo asolado por la guerra nuclear, rodeado de criminales y psicópatas, ¿qué harás para sobrevivir? inXile Entertainment firma otro gran RPG posapocalíptico que destaca por la libertad de acción y las duras decisiones morales a las que nos enfrenta en las frías tierras de Colorado. Más espectacular, más sangriento, más divertido, en el análisis de Wasteland 3 te hablamos de uno de los mejores juegos de rol recientes.
Todavía recuerdo lo mucho que sufrí con el notable Wasteland 2. Era un videojuego despiadado en cuyas primeras horas te lo hacía pasar condenadamente mal. Eras poco menos que un pelele al lado de unos enemigos que no necesitaban muchos esfuerzos para acabar con tu vida. Un tiro certero y adiós a tu médico. ¿Eras tú el que disparaba? Lo más probable es que mataras, para tu desgracia, a un compañero y no al psicópata que te apuntaba con su arma. Minas, radiación, lesiones y hasta muerte permanente. Explorar la Arizona postapocalíptica de este RPG era una experiencia brutal que no conforme con masacrar a tus ránger del desierto, ya de primeras te enfrentaba también a decisiones tan demenciales como elegir entre que muera todo un pueblo… o que muera otro distinto. Nada de milagros de última hora ni heroicidades propias de una película con final feliz. Fiel a ese oscuro y sangriento estilo que casi 30 años atrás daría origen al memorable Fallout, el juego de inXile Entertainment te hacía sentir que cada decisión importaba; que cada acto tiene consecuencias. No era perfecto, por momentos resultaba frustrante, pero tenía ese algo especial que solo encuentras en los más grandes. Wasteland 3 no hace sino refinar esa forma de entender el rol. Y el resultado es increíble.
En la fría y sangrienta Colorado de Wasteland 3 lucharás contra psicópatas, mutantes, robots asesinos y majaderos de todo tipo con una libertad de acción por momentos asombrosa; pero lo que realmente te deja sin habla son las decisiones a las que te enfrenta y cómo la historia y el propio mundo que te rodea se adaptan a ellas. Algunas consecuencias son inmediatas; actúas y ahí tienes el resultado, pero otras... otras golpean cuando menos te lo esperas de la forma más bestia y sorprendente que puedas imaginar. Hasta el gesto más simple puede desencadenar una serie de acontecimientos que lo cambian todo. Y tú, claro, alucinas, porque no puedes creer que ese tipo al que insultaste, o esa persona a la que salvaste, o ese canalla al que perdonaste la vida por compasión -o estupidez- vuelva a la acción tantas horas después para recordarte lo cruel e implacable que es este mundo posapicalíptico. Y de una u otra forma acabas implicándote en una historia que no es especialmente original, pero sí impactante en los conflictos morales a los que te enfrenta y cómo estos afectan al mundo que te rodea y a ti mismo.
En Wasteland 3 no hay buenas o malas decisiones, solo actos y consecuencias.
En tu cabeza puedes soñar con hacer grandes cosas, con ser todo un héroe en los fríos páramos de Colorado, pero cuando dejar morir a alguien puede ayudarte a salvar a otros… te lo piensas. Y el simple hecho de que lo hagas ya es un triunfo para Wasteland 3. No han sido pocos los momentos en los que me he quedado perplejo sin saber muy bien qué hacer o qué responder, sopesando opciones que en circunstancias normales ni se me habrían pasado por la cabeza. Pero esta es precisamente una de las grandezas del nuevo trabajo de inXile Entertainment. Aquí no hay buenas o malas decisiones, solo actos y consecuencias. Si quieres ser un héroe que lucha por salvar a todo el mundo, puedes intentarlo; y si lo tuyo es el lado oscuro y lo que buscas es provocar el caos a tu alrededor, también puedes hacerlo; ¡alíate con los más psicópatas del lugar y mata a todo el mundo! Lo genial de Wasteland 3 es que hagas lo que hagas vas a tener que enfrentarte con las consecuencias de tus actos, y el resultado es una de las experiencias RPG más divertidas y sorprendentes de los últimos años.
Libre albedrío en un frío yermo nuclear
Teniendo muy presente el duro recibimiento que Wasteland 2 nos deparó en su día, sorprende lo "amigable" que se muestra su secuela hasta el punto de crear la falsa ilusión de que todo es más simple y fácil. Nada más lejos de la realidad. Wasteland 3 es tan cruel e implacable como lo fue su antecesor, pero también es un videojuego mejor diseñado que sabe guiarte por el yermo sin frustraciones, midiendo bien los retos a los que te enfrenta, controlando mejor el ritmo de la acción para que siempre tengas cosas interesantes que hacer, una buena excusa para seguir adelante. Y sigues. Porque tras lidiar con esclavistas despiadados, tu siguiente destino puede ser una colonia de robots con deseos pacifistas, o fanáticos que adoran a Ronald Reagan como si fuera un dios, o incluso caníbales que no dudarán en invitarte a sus particulares barbacoas. Y podrás liarte a tiros con todos ellos, o derrotarles con el ingenio, pirateando sus sistemas defensivos, provocando explosiones, fugas de gas, o simplemente convenciéndoles de que rendirse es la mejor de sus opciones.
A diferencia de Wasteland 2, en el que prácticamente la lucha era inevitable, este nuevo RPG de inXile Entertainment te da múltiples alternativas para que resuelvas cada situación del modo que prefieras. Y ya no es solo que las habilidades de sigilo, mecánica o piratería tengan un mayor peso en la acción, es que incluso el propio diseño de escenarios invita a la exploración; a la búsqueda de rutas alternativas que permitan efectuar un ataque sorpresa, o desatar el caos en el campo de batalla antes siquiera de poner un pie en él. Y es una sensación increíble. Mientras jugaba no dejaba de pensar en "¿y si…?", planeando, maquinando, imaginando cómo sería mi partida de haber tomado decisiones distintas. De ser héroe de los refugiados a convertirme en su peor pesadilla al frente de una banda de esclavistas; de buscar justicia a convertirme en un déspota y corrupto agente de la ley al servicio de los más poderosos; de querer salvar a todo el mundo, a acabar provocando una carnicería en las frías tierras de Colorado.
Wasteland 3 sabe cómo sorprender con una narrativa que reacciona a tus acciones como pocos RPG consiguen, pero también deja buenas sensaciones en lo que al combate se refiere. Mi mayor problema con las batallas por turnos de Wasteland 2 es que a las pocas horas de empezar ya se sentían monótonas. Apenas había cambios; luchabas contra los mismos enemigos en las mismas condiciones una y otra vez, hora tras hora, sin apenas variaciones en tu estrategia de combate. Wasteland 3 es otra historia. Lo nuevo de inXile Entertainment apuesta por batallas más variadas, más emocionantes, con muchos más enemigos a los que hacer frente simultáneamente y, lo que es más importante, más variables en su estilo de lucha. Esto te obliga a adaptarte a los psicópatas contra los que peleas, ya sea usando habilidades únicas o bien distintos tipos de armas. ¿Son robots? Apuesta por la electricidad y los rayos de plasma. ¿Son animales salvajes? Prueba con el lanzallamas y verás.
Lo que más me gusta de los combates de Wasteland 3 es que no son nada estáticos
Lo que más me gusta de los combates de Wasteland 3 es que no son nada estáticos. Las coberturas son importantes, claro, pero no puedes quedarte ad infinitum en la misma posición. Los enemigos no dudarán en ir a por todas cargando con fiereza mientras lanzan granadas, veneno o hasta una lluvia de misiles que lo arrasará todo a su paso. Y si no te has ido… adiós muy buenas, será mejor que llames a un médico. Por supuesto, también es importante buscar una buena posición desde la que atacar a los rivales usando los flancos, golpeando por la retaguardia, pues así serás capaz de provocar daños críticos. Y dado que ahora cambiar de arma no consume Puntos de Acción, puedes saltar al combate con un arsenal más variopinto, teniendo así más opciones de provocar más daño.
Crecen las opciones, crece la escala de la lucha, y el combate se vuelve más divertido. En este sentido, se agradece su intenso ritmo de la acción con una apuesta por las acciones grupales que agilizan el curso de la lucha. Ahora los enemigos se mueven casi al unísono para que apenas haya tiempos de espera entre turno y turno. Y en el caso de los ranger, puedes elegir a qué personaje mueves primero para combinar así sus acciones, jugar más con el posicionamiento táctico, y elaborar estrategias de combate más elaboradas. Todo ello teniendo siempre en cuenta el propio escenario que puede brindarte la victoria si aprovechas sus barriles explosivos, u otros elementos como ordenadores y máquinas, con las que puedes debilitar a los enemigos, ganar nuevos aliados, o acabar la lucha con un gran BOOOM.
Lástima que la inteligencia artificial de los enemigos y aliados enturbie este espectáculo con algunas acciones tontas que te sacan por completo de la acción. La gracia de Wasteland y el fuego amigo es que un error puede acabar con un compañero herido de gravedad, de igual modo que el riesgo de dañar a los tuyos te obliga a actuar con cierta precaución. Sin embargo, los enemigos van a lo loco y disparan sin medir las consecuencias de sus acciones. ¿Que hay varios compañeros por delante? ¡Toma llamarada! Tan bestias son, que a veces ellos mismos acabarán con la mitad de sus compañeros facilitandonos el trabajo. Pero los nuestros no se quedan atrás. Los aliados tienen tendencia a ponerse en riesgo atravesando zonas peligrosas como incendios o nubes tóxicas, lo que luego supone un quebradero de cabeza. No es algo grave porque los enemigos van a buscar el modo de masacrarte usando sus mejores armas, pero es una pena que las batallas pierdan, a veces, esa épica que tanto anhelas en un RPG simple y llanamente porque tus rivales actúan sin cabeza.
Los Rangers del Desierto en apuros
Antes hablaba de lo amigable que es Wasteland 3, de lo fácil que resulta adentrarse en su acción, pero eso no significa que haya reducido sus opciones roleras o que sea haya vuelto un videojuego más simple. El equipo capitaneado por el legendario Brian Fargo ha sido inteligente al eliminar cualquier acción que pudiera resultar tediosa a corto plazo para centrarse en lo que hace grande a su nuevo RPG: la libertad de acción. Entre los cambios más visibles nos encontramos con un mismo inventario para los seis ranger, a los que ahora no les afecta el peso del equipo, así que puedes acumular toda la munición que te apetezca sin tener que hacer malabarismos transfiriendo objetos de un personaje a otro. Se agradece. También al saquear los cadáveres enemigos tendrás en pantalla todos los objetos que puedes conseguir, por lo que se acabó andar de aquí para allá buscando víctimas a las que robar sus pertenencias. De nuevo, era una acción agotadora.
Si necesitas desactivar explosivos, abrir una cerradura o piratear un ordenador, ya no es necesario seleccionar a un ranger concreto y usar esa tarea específica. En Wasteland 3 la acción es más directa, más sencilla, pero las opciones son las mismas que tenías en el pasado. Y eso se ve reflejado en la progresión de habilidades, con más opciones de personalización. Tienes los atributos básicos, que definen la fuerza, destreza, velocidad o carisma de tus protagonistas; y luego las habilidades relacionadas con el uso de cierto tipo de armas, el sigilo, la mecánica o la diplomacia, y las Ventajas, que son mejoras pasivas y habilidades activas ligadas a las fortalezas de tus ranger. Con todo ello, tendrás libertad para crear al grupo que mejor se adapte a tu estilo de juego, pudiendo crear personajes desde cero o reclutar a los llamados camaradas, que son personajes con su propia historia y diálogos. Por desgracia, aunque algunos de estos personajes son geniales, la mayoría no aportan demasiado a la historia, lo que se siente como una oportunidad perdida para crear situaciones argumentales más delirantes.
Hay muchas otras opciones de personalización relacionadas con las modificaciones de armas y equipo defensivo, así como un gran vehículo con el que explorar las tierras de Colorada y, a veces incluso, combatir en grandes campos de batalla. Wasteland 3 sabe cómo sorprender una y otra vez con nuevos desafíos, con situaciones más ridículas y sangrientas, con decisiones morales más perturbadoras; y con el paso de las horas te sumerge en una historia de violencia y venganza que no necesita ser original para atraparte. Le basta con enfrentarte a la cruda realidad; al hecho de que no puedes salvar a todo el mundo, o que ser un canalla sin compasión puede granjearte muchos enemigos. Cada vez que me movía por su gran mundo abierto y recibía llamadas de auxilio temía lo peor. "Que no me hagan decidir; que no me pongan en otro aprieto". Pero el juego de inXile lo hace una y otra vez jugando inteligentemente con el humor.
Verás a personajes tan demenciales como un escocés que aprendió a hablar viendo la película Bravehearts (su acento es de locos), o a un particular Santa Claus que es en realidad un traficante de drogas; pero tras todas esas disparatadas historias hay escenas de gran crudeza y personajes que muestran la peor cara del ser humano. Con bromas y chistes malos, Wasteland 3 habla de cuestiones que hoy en día son parte de nuestra vida cotidiana, y puede que esa sea una de las razones por las que he disfrutado tanto cumpliendo todas y cada una de sus misiones, que no son pocas. Yendo rápido, podrías acabar la historia en unas 40 horas, pero que como poco garantiza entre 60 y 80 horas en una partida estándar. Y luego tienes la segunda vuelta porque, quién sabe, más adelante puede que quieras ayudar a otra facción, o probar otros caminos.
Sin ánimo de extenderme mucho más, podéis disfrutar del juego sin haber jugado a los anteriores Wasteland, aunque hay guiños y referencias a los anteriores juegos para alegría de los fans más fieles. Otra novedad tiene que ver con el cooperativo online, que emula el divertido estilo de juego de Divinity: Original Sin, permitiéndonos explorar Colorado en compañía de otro amigo. No es que cambie mucho la cosa, pero nunca está de más hacer locuras en equipo. Por otro lado, no tenéis más que ver las imágenes y vídeo que acompaña a este texto, en lo audiovisual Wasteland 3 es también un videojuego de lo más llamativo. Ha mejorado una barbaridad con respecto a lo que ya vimos en su antecesor, mostrando escenarios más detallados, más variados, con unos efectos visuales y de luces que contribuyen a dotar a su acción de mayor espectacularidad. Las explosiones, las nubes de gas venenoso, las tormentas de nieve o los antros de mala muerte por los que nos perderemos… Wasteland 3 no es un videojuego espectacular, pero sí uno hecho con mucho mimo en el que no faltan todos esos pequeños detalles que alegran la vista.
Su rendimiento en PC, menos en consolas, donde es más habitual sufrir alguna que otra ralentización. El juego no se libra tampoco de algunos molestos bugs que pueden entorpecer la partida, ya sea con puertas que no responden a nuestras acciones, o rótulos que permanecen en pantalla de forma permanente hasta la siguiente carga, que ya os aviso, en ocasiones puede ser más larga de lo esperado. En lo sonoro, Wasteland 3 es un juego fantástico. El doblaje en inglés -con textos en español- no está nada mal, pero el protagonismo se lo lleva sin duda su banda sonora, con un buen puñado de temas seleccionados que animarán no solo nuestros paseos por el yermo, sino también algunas de las batallas más trascendentales del juego. De nuevo se nota el mimo y pasión con la que inXile ha diseñado este RPG que aún con sus fallos, se merece un puesto de honor entre los más grandes del género estos últimos años, que no han sido malos precisamente. Y este equipo liderado por Brian Fargo es uno de los responsables de ello, siendo autores también del sorprendente Torment: Tides of Numenera o el notable The Bards Tale 4.
Perderme en el frío yermo de Wasteland 3 ha sido una de las mejores experiencias roleras que he vivido en los últimos años. El RPG de inXile me ha enfrentado a decisiones que no quería tomar y, también, me ha plantado sin compasión ante las consecuencias de mis actos. Y el cómo lo hace, y los efectos que tiene sobre ti, es digno de elogio. Cada acto, cada gesto, cada simple palabra que usas en esta aventura de rol tiene consecuencias, y descubrirlas es un viaje que merece mucho la pena vivir. Puede que la historia que cuente no sea muy original y que la discreta IA de los enemigos enturbie las batallas por turnos, pero el nuevo RPG de Brian Fargo merece un puesto de honor entre los más grandes.
- Explorar y descubrir los rincones más oscuros y sórdidos de Colorado
- Las difíciles decisiones a las que haces frente y las consecuencias
- Libertad de acción: cada desafío puede solucionarse de formas distintas
- Una historia interesante con muchas ramificaciones y varios desenlaces
- Mejoran los combates con turnos con más opciones y un mejor ritmo...
- … pero la discreta IA de enemigos y aliados ensombrece un poco el resultado
- Salvo unas pocas excepciones, los ranger que te siguen no son gran cosa
- Algunos problemas de rendimiento en consolas y bugs que entorpecen la acción