Ha asegurado que Fortnite "no debería estar permitido". No es la primera vez que desaprueba al juego.
El príncipe Harry de Inglaterra ha vuelto a mostrar su disconformidad con la popularidad de Fortnite. En una visita a un YMCA (una Asociación Cristiana de Jóvenes), el duque de Sussex ha manifestado que el software "no debería estar permitido", y que Fornite se concibió "con la idea de ser adictivo, una adicción que mantenga al jugador el mayor tiempo posible delante de un ordenador. Es algo muy irresponsable".
Fue más allá, al pedir a los padres que fuesen partícipes de lo que sus hijos hacen en Internet ante lo que, según él, es "una epidemia global alrededor de la salud mental de los jóvenes". Harry no dudó en asegurar que las redes sociales son "más adictivas que las drogas y el alcohol", un asunto del que el miembro de la Casa de Windsor puede hablar con conocimiento de causa.
No es la primera vez que el príncipe Harry habla de Fortnite. En el pasado mes de octubre aseguró su preocupación ante el juego de moda, que estaba siendo jugado por usuarios menores al PEGI establecido por los expertos en calificación por edades.