Bárbara Gimeno
ColaboradoraEn un mundo de fantasía llenito de dragones, elfos y vampiros, uno pensaría que las historias más interesantes se cuentan en las murallas de los castillos o en los campos de batalla... pero Tavern Talk propone algo distinto a través de la premisa de que las historias más memorables nacen en las mesas de madera gastada y pegajosa de una taberna, bajo la luz cálida de las velas, con una copa servida por alguien que siempre está dispuesto a escuchar.
Bastante lejos de las luchas épicas, esta novela visual nos coloca en la piel de un tabernero. Nuestro trabajo no es blandir espadas ni lanzar conjuros, como en otros juegos del estilo, sino preparar bebidas, escuchar confidencias y acompañar a viajeros que buscan, más que descanso (que también), un refugio donde ser escuchados. Y al hacerlo, descubrimos que tras cada trago servido se esconde un mundo entero de emociones, secretos y destinos que van cambiando con nuestras decisiones.
Inspirado en títulos como Coffee Talk y en la tradición oral de las campañas de rol de toda la vida, Tavern Talk intenta combinar lo cotidiano con lo fantástico, construyendo una experiencia relajante, íntima y sorprendentemente profunda.
La taberna como escenario narrativo
Ya desde la primera partida, el juego establece un tono cálido. No hay combates ni exploración como estamos acostumbrados, sino que todo ocurre en el interior de la taberna. Como jugadores, vamos haciendo y repartiendo bebidas para cada visitante, eligiendo ingredientes y mezclas que, además de cumplir con lo que el paladar del cliente nos exige, también reflejan un gesto de empatía.
Las paredes de la taberna son testigos de historias de todo tipo. Por ejemplo, la de un elfo errante que comparte dudas sobre su longevidad en un mundo que no para de cambiar; la de un vampiro que lidia con el peso de una eternidad que lo condena a la soledad total o la de un guerrero cansado que busca consuelo tras años de batallas.
En este sentido, Tavern Talk nos recuerda a aquellas largas noches de campaña de Dungeons & Dragons, cuando entre combates y aventuras los héroes descansaban en una taberna y, entre cervezas, contaban lo que de verdad les hacía daño o aquello que soñaban alcanzar.
Preparar bebidas, preparar historias
Como veníamos diciendo, la mecánica principal del juego es sencilla pero está llenita de simbolismo: servir bebidas. El jugador va seleccionando ingredientes, mezcla sabores y le da la bebida resultante al cliente. La elección de los ingredientes de alguna manera también refleja la atención que prestamos a quien nos habla.
Una bebida cálida y dulce puede reconfortar a alguien que viene con la cabeza baja, mientras que una mezcla amarga y fuerte puede encajar con un personaje que necesita valor para hacer algo importante. La magia está en que, aunque no haya una receta "correcta", las decisiones que tomamos influyen en cómo se abre el personaje y hacia dónde se dirige la historia.
De este modo, el tabernero no es un espectador pasivo, sino un actor fundamental en el desarrollo del juego, ya que la barra se convierte en un confesionario, y la bebida en una especie de llave emocional que desbloquea memorias, traumas o confesiones que de otro modo permanecerían ocultas.
Otro elemento clave en el juego son los diálogos. Realmente ellos son el corazón de Tavern Talk. La escritura está muy cuidada, es encantadora y se encuentra llena de matices. No hay prisas: cada personaje habla con calma, permitiendo que sus palabras impregnen la atmósfera y que el jugador decida cómo responder.
Los viajeros que llegan a la taberna no son simples arquetipos de fantasía. Sí, obviamente hay elfos, vampiros, brujos y mercenarios, pero todos ellos están humanizados, y tienen dudas existenciales, miedos y anhelos que son una cosa universal. La inmortalidad, por ejemplo, se vuelve una carga más que un don.
Aquí es donde el juego muestra su verdadera fuerza, el de usar el lenguaje de la fantasía para hablar de problemas muy humanos. A través de estas charlas, uno acaba viéndose reflejado en seres que, en apariencia, son totalmente distintos a nosotros.
Heredero de Coffee Talk, pero con acento fantástico
Resulta inevitable comparar Tavern Talk con Coffee Talk, aquel título indie que convirtió una cafetería nocturna en un refugio para criaturas urbanitas fantásticas. La inspiración está clara: ambos juegos utilizan un espacio cotidiano para invitar a personajes extraordinarios y explorar sus dilemas personales.
Sin embargo, Tavern Talk da un giro interesante al situarse en un mundo de fantasía. No está en una ciudad moderna con vampiros hipster y hombres lobo recién salidos de la oficina, sino en un universo más cercano a Tolkien o a las campañas de rol clásicas. Ese cambio de escenario lo llena de referencias a la tradición de tabernas medievales, el lugar típico donde siempre empieza la aventura.
El juego parece preguntarnos: ¿qué pasaría si en vez de seguir al grupo de héroes que parte de la taberna, nos quedáramos atendiendo a quienes pasan por ella? La respuesta es un remix de pequeñas historias que nunca salen en los libros, pero que son las que le dan forma a ese mundo tan vivo.
Uno de los elementos más interesantes del juego es el de la ramificación narrativa. Las decisiones que vamos tomando al atender a los clientes, al preparar sus bebidas y al responder a sus confesiones nos van llevando a múltiples caminos posibles. La historia principal —que es una trama oculta que se revela poco a poco entre los relatos de los viajeros y que no os voy a contar— puede llegar a distintos finales.
Esto le da al juego un componente rejugable que va más allá de lo habitual en las novelas visuales. No se trata solo de descubrir todos los finales, sino de disfrutar de cada variación como una historia nueva y distinta. Al fin y al cabo, cada jugador será un tabernero distinto, con su propio estilo y su propia empatía.
Arte y música: el calor de la chimenea
A nivel visual, Tavern Talk tiene una gran dirección artística. Presenta colores cálidos, diseños estilizados y una ambientación que mezcla lo acogedor con lo fantástico. La taberna nunca parece vacía, ya que incluso cuando el jugador está solo tras la barra, los detalles del entorno —como la luz, la madera o el sonido del fuego— transmiten una sensación de compañía total.
La música es otro de sus puntos fuertes: incluye composiciones suaves, con instrumentos que nos recuerdan al estilo folk y medieval, que acompañan los diálogos sin robarles protagonismo. Es el tipo de banda sonora que uno podría dejar de fondo para leer o trabajar, porque invita, desde luego, a la reflexión.
Tavern Talk es una celebración de lo cotidiano dentro de un mundo extraordinario. Al ponernos en la piel de un tabernero, con cada bebida servida, cada palabra intercambiada y cada silencio compartido con nuestros clientes, el juego nos recuerda que los videojuegos también pueden ser espacios de refugio, de escucha y comunidad.
Y es ahí donde está su verdadera grandeza: en mostrarnos que, incluso en universos plagados de dioses y monstruos, lo que realmente importa es la calidez de una taberna y la certeza de que, al otro lado de la barra, alguien está dispuesto a escucharnos.
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